Carlos Andradas (Reus, Tarragona, 1956) cumplió hace unas semanas su primer año al frente de la Universidad Complutense de Madrid, la más grande de España por número de estudiantes. En su despacho, ubicado en el edificio del rectorado que hace años albergaba el Colegio Mayor José Antonio, recibe a El Confidencial. El catedrático de Álgebra confiesa que estos 366 días -"este año fue bisiesto", matiza- dirigiendo el centro universitario más emblemático de la región se le han pasado volando. Losretos que aguardan no son sencillos. Modernizar la estructura de la Universidad, mejorar resultados en investigación, atraer más estudiantes extranjeros y dar solución a otras muchas cuestiones que permitan el resurgimiento total de la mítica Complu.
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PREGUNTA (P): ¿Qué balance hace de su primer año en el rectorado?
RESPUESTA (R): El año ha transcurrido rapidísimo. Hemos puesto en marcha bastantes cosas que recogíamos en el programa. En concreto, el tema de estatutos, el plan estratégico de investigación que ya está empezando a aplicarse, las convocatorias de becas predoctorales, la convocatoria posdoctoral, hemos puesto en marcha presupuestos participativos, la primera universidad española, por cierto, en hacer algo así. Hemos creado el Centro de Inteligencia Institucional para integrar todos los datos que genera la Universidad. También hemos puesto en marcha la revisión de los títulos que ofertamos para ir mejorándolos... por poner algunos ejemplos.
P: ¿Cuál ha sido la decisión más difícil que ha tenido que tomar?
R: Bueno, casi todo hay que negociarlo. Quizás una de las cosas que llevó más horas de conversación fue el plan de actuación del PDI (Personal Docente e Investigador) y ahora estamos embarcados en el proceso de elaboración del Plan director de renovación de estructuras. Y esto también nos llevará un tiempo, porque supone un proceso de reflexión de cómo estamos organizados y a qué le damos más valor. Son cambios importantes que no se habían abordado, precisamente porque son delicados. Yo, personalmente, estoy convencido de que hay que hacerlo porque la Universidad tiene que ponerse a la cabeza de cómo podemos mejorar nuestros resultados en investigación, nuestros resultados de docencia... y eso tiene que ver con cómo estamos organizados.
"Yo, personalmente, estoy convencido de que hay que reestructurar la Universidad y ver cómo podemos mejorar nuestros resultados en investigación"
P: Esa reestructuración de la Universidad que su equipo plantea ha recibido muchas críticas. ¿Qué ventajas tiene esta propuesta por la quenueve facultades desaparecerían?
R: Los cambios siempre suscitan temores e incertidumbres y yo creo que es natural. Es importante que esa reacción no cercene la reflexión. Igual llegamos a la conclusión de que como estamos ahora es excelente, o que hay que cambiar muy poquitas cosas, o todo lo contrario, que hay que cambiar muchas más. El objetivo fundamental es decir 'tenemos estos recursos, esta organización y estas funciones', y a partir de ahí ver cómo podemos organizarnos de la mejor manera posible para alcanzar nuestros objetivos. Ahora mismo la estructura de departamentos que tenemosestá atomizada. Eso hace que los esfuerzos estén dispersos y que no seamos demasiado atractivos.
P: ¿Y los decanos de las nueve facultades fusionadas se reubicarían?
R: Claro. En lugar de tener 26 decanos habría 17. Y las estructuras asociadas a una facultad, igual.
P: Otro miedo suscitado en torno a esta cuestión es si sería necesaria una reducción de personal. ¿Habrá despedidos?
R: No. Y no hay ninguna intención oculta en ese sentido. Al contrario, siempre he defendido que hay que ir recuperando las plazas que se han perdido en los últimos años como efecto de la tasa de reposición del 10%. Hemos perdido 400 profesores, 300 personas del equipo de administración... Hay que ir recuperando poco a poco dentro de los presupuestos y de la legalidad.
P: No sé si ha tenido en cuenta la circunstancia del envejecimiento. El 60% de la plantilla se jubilará en un plazo máximo de cinco años.
R: Sí, es así. De hecho, tenemos una oportunidad magnífica para que la gente nueva entre ya en unas estructuras que sean más adecuadas al siglo XXI o a la universidad 3.0, como digo a veces.
P: ¿Por qué las universidades españolas, y concretamente la Complutense, no consigue estar en los 'rankings' internacionales más prestigiosos?
R: Bueno, si uno mira los 'ranking' más conocidos como el de Shanghái, el del Times o el QS, observa que salen la mayoría de universidades norteamericanas en primer lugar. Y eso ocurre porque están hechos con unos parámetros que valoran cosas como tener o no tener premios Nobel, científicos altamente citados... Aquí hay otras cosas que realmente hacemos muy bien y que no se reflejan en los 'ranking'. La formación de médicos en la Complutense, por ejemplo, es excelente. En los exámenes del MIR, de los 100 primeros con la mejor nota el 10% son de nuestra Universidad. Los aspectos que tienen que ver con la aportación a la sociedad son muy difíciles de medir.
P: ¿Qué hay del reglamento aprobado a principios de año con el que se pretenden ampliar las vías de financiación privada en proyectos de la Complutense?
R: Ese reglamento lo que quería era regular algo que lleva existiendo hace muchos años en la universidad, que es la contribución de organismos y particulares ajenos a la universidad a la financiación de investigaciones y proyectos. Ir incorporando esas contribuciones externas a la Universidad, siempre que no se vulnere la autonomía universitaria, y esto es la línea roja, es muy importante.
"Ir incorporando vías de financiación externa a la Universidad es importante, siempre que no se vulnere la autonomía universitaria"
P: ¿No teme que la influencia de intereses empresariales puedan afectar a la independencia de los trabajos académicos?
R: Ese temor siempre existe. Pero, hoy por hoy, de verdad que eso no existe. Hay un interés mutuo porque quien quiere contribuir, normalmente tiene interés en estar presente en la Universidad. Nuestro patrocinador estratégico es el Banco Santander, que nos permite hacer los cursos de verano, y jamás ha dicho una sola palabra sobre si un curso debería estar o no estar.
P: ¿Cuál es el futuro de la cátedra de la Memoria Histórica que, por cierto, rompió su relación con el Ayuntamiento de Madrid, con el que tenía un acuerdo?
R: La intención que tenemos, desde luego, es mantenerla. Queremos firmar un nuevo convenio con los agentes que ya había -si es que quieren seguir-; que además de nosotros, estaba AMESDE (Asociación de la Memoria, Social y Democrática), la Fundación Primero de Mayo, la Fundación Largo Caballero... e ir incorporando otros organismos que quieran participar. Lo que sí creemos es que la cátedra tiene que ser mucho más transversal e incorporar a historiadores, psicólogos, politólogos, periodistas... Ahí estamos en negociaciones con todas estas instituciones para ver si armamos de nuevo la cátedra de Memoria Histórica.
P: ¿Cómo es la actual relación de la Universidad con la Comunidad de Madrid?
R: Las relaciones son buenas y cordiales, lo cual no quiere decir que los problemas se hayan resuelto. Tenemos nuestras diferencias y se irán notando más. Al principio siempre hay un margen de confianza y es difícil estar en desacuerdo. Lo que sucede es que uno va viendo que el tiempo pasa -hemos cumplido un año todos, la presidenta también- y piensa en qué se han traducido esas expectativas. Hasta el momento, nada más que en conversaciones. Es verdad que la CAM nos dijo que bajaban las tasas un 10% y nosotros respondimos que tenía que ir acompañado de una compensación económica. Y estamos preocupados, la CAM adeuda a las universidades una cantidad de dinero importante.
P: Su llegada coincidió con el cambio político en la Comunidad y en el Ayuntamiento. A su juicio, ¿necesitaba cambios Madrid?
R: Bueno, esta es una pregunta delicada. Que la democracia permita cambiar es algo muy importante. Las instituciones necesitan renovarse porque, si no, uno termina afrontando los problemas siempre desde el mismo punto de vista. Y que se renueven aporta y enriquece. Lo que creo que es importante es que se reconozca el papel de lo público y, en particular, el de las universidades públicas de la región. En el ámbito de la ciudad, trabajamos intensamente porque siempre he dicho que la Complutense tiene el privilegio de ser una universidad urbana y queremos contribuir al panorama cultural, social e incluso paisajístico del Ayuntamiento.
P: ¿Cómo afecta el bloqueo político a la Universidad? Llevamos más de seis meses con un Gobierno en funciones.
R: Sí nos afecta porque hay normativas de ámbito estatal. La propia regulación de estudios, las tasas de reposición... Son cuestiones que por la situación de interinidad no se están abordando, sino retrasando y posponiendo. Al mismo tiempo, nuestro presupuesto depende de las comunidades autónomas, que a su vez dependen del presupuesto del Gobierno.
P: Precisamente uno de los partidos emergentes que ha irrumpido en las instituciones es Podemos, cuya cuna está en la Facultad de Políticas de esta Universidad. ¿Cómo vivieron este fenómeno desde dentro?
R: Políticas sobre todo, pero también Filosofía. ¿Cómo lo vivimos? Con orgullo. A mí cuando me preguntan, yo estoy orgulloso de que haya surgido en nuestra Universidad un partido, un movimiento político y que haya sido en muy poco tiempo capaz de tener estos resultados. Esto de alguna manera es una transferencia de conocimientos a la sociedad en el ámbito de las ciencias políticas. En ese sentido, yo estoy orgulloso y contento. A partir de ahí, lo que siempre he dicho es que como partido político ya tiene vida propia. Desde la Universidad no se puede utilizar al partido con unos fines determinados y viceversa.
"Estoy orgulloso de que haya surgido en nuestra Universidad un partido, un movimiento político. Pablo Iglesias sigue siendo profesor honorífico"
P: Su antecesor en el rectorado nombró profesor honorífico a Pablo Iglesias asegurando que su éxito político y electoral se estudiaría en las universidades. ¿Qué le parece esta decisión?
R: Sigue siendo profesor honorífico. Le hemos renovado el estatus. Además de dar un reconocimiento, supone una fórmula para que alguien que está fuera de la Universidad pueda colaborar e impartir alguna clase. Yo estoy de acuerdo con lo que decía el rector Carrillo, este movimiento es un fenómeno que será estudiado.
P: ¿Y qué ocurre al final con el expediente disciplinario de Juan Carlos Monedero? Está a la espera de conocer si habrá o no sanción por la presunta "falta muy grave".
R: Se abrió el expediente disciplinario, que está siguiendo su curso. Hay unos plazos. Siempre he dicho que le estoy dando exactamente el mismo tratamiento que a otro profesor universitario. Aquí se trata de ver si su actuación se ajusta a la legalidad o no.
P: ¿En qué fase se encuentra la creación del Centro de Donación de Cuerpos, tras la polémica en la Facultad de Medicina?
R: El centro en sí se aprobó antes de que yo entrara en el rectorado. Lo que estamos haciendo es desarrollarlo. Ya está formalmente en funcionamiento, tiene dirección, personal y se han elaborado unos protocolos que ya están aprobados. Espero que lo que es físicamente el centro, con todas sus instalaciones, esté terminado a finales de año. Las obras son complicadas porque hay que hacerlas por fases, la facultad de Medicina es un edificio histórico y cada actuación necesita permisos especiales.
P: ¿Qué objetivos tiene para el próximo curso en la Complutense? ¿Habrá alguna novedad?
R: Pues lo que queremos es mejorar nuestros resultados en investigación, mejorar nuestra captación de estudiantes internacionales y de posgrado. Uno de mis objetivos en el programa era lograr que el 35% del alumnado total sean estudiantes de máster y ahora mismo estamos en torno al 15%. Hay mucho margen de mejora. Por otro lado, el año que viene se cumple el 90 aniversario de creación del campus de Ciudad Universitaria. En 1927 fue el año en el que el Rey firmó la cesión de una finca real para su construcción, y yo quiero aprovechar esta excusa para poner en marcha un plan de rehabilitación del Campus a nivel de limpieza, de espacio natural y edificios. Porque es un espacio fantástico, no hay ninguna universidad en España -que me perdonen las demás- que tenga un campus de estas características. Tenemos la obligación de cuidarlo y ponerlo en valor.
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