El Banco Mundial destaca el alto potencial económico de Asturias
El Principado está por encima de la media española en oprtunidades para las empresas, pero por debajo para las personas
El Banco Mundial ha publicado un informe en el que repasa el desarrollo de la convergencia económica en los países europeos, en él destaca su preocupación por el aumento de la desigualdad, los nulos avances (cuando no retrocesos) en la situación de los trabajadores más pobres y también las enormes divergencias regionales en el seno de los estados, que lejos de atenuarse en muchos casos y en especial en los países del sur del continente, se han acrecentado. Con todo, el informe --titulado «Growing united. Upgrading Europe's convergence machine» (Creciendo unidos. Mejorando la máquina de convergencia de Europa)-- no deja en mal lugar a Asturias. De hecho la señala (junto a Cantabria y Navarra) como una de las regiones con un «potencial económico» alto. Sólo País Vasco y Madrid aparecen en su mapa con un potencial superior (muy alto).
», el Banco Mundial tiene en cuenta factores como la densidad de población, el acceso a los mercados, la educación, la calidad de sus instituciones, la inversión y los sectores estructurales. El informe señala que las 20 regiones que presentan un potencial bajo están marcadas por una alta dependencia en sus economías del sector agrario, por el contrario destaca como potencial elevado aquellas en las que el porcentaje de trabajadores empleado en el sector terciario, en los servicios, supera el 50%. En el caso de Asturias, la comunidad aparece en la misma escala que regiones como Aquitania, Bretaña, la Provenza o Ródano en Francia; Yorkshire, Devon o Kent en el Reino Unido; y, en el caso de Alemania, como Berlín, Renania o Brandeburgo.
Oportunidades para empresas y personas
Otro de los apartados del informe dedica un gráfico a señalar las diferencias regionales en España respecto a las oportunidades que ofrece tanto a las empresas como a sus ciudadanos. Aquí Asturias aparece en una posición intermedia, algo por encima de la media a la hora de evaluar su respuesta a las compañías, y algo por debajo respecto a las expectativas que ofrece para sus habitantes. En el lado positivo de la balanza, haciendo una comparación entre los tiempos de espera para registrar el nacimiento de una empresa y otros trámites administrativos en países como España, Italia y Polonia, el informe desde que el Principado es la región con el menor tiempo de espera medio para que se otorgue una licencia de construcción (114 días) --que destaca como «no rezagados»; mientras que la más alta se da en Galicia (con 297 días). Por el contrario, las expectativas para los ciudadanos necesitan mejorar, aunque lejos de las elevadísimas tasas de abandono escolar temprano que se dan en otras comunidades, las de Asturias superan la media europea.
En sus conclusiones y advertencias generales para el continente y en particular para economías del sur de Europa como la española, el informe del Banco Mundial está lejos de ser optimista. Advierte de forma reiterada de que las divergencias regionales se mantienen entre estados y también en su interior y también sobre la desigualdad desbocada que se da en todo el continente especialmente desde el inicio de la crisis económica internacional.
Así, sus autores destacan que entre los años 1989 y 2014 todo el continente hizo esfuerzos para aumentar la aportación del 1% más rico a la ganancia fiscal total, y se logró en una mayoría de países pero no en Francia ni tampoco en España; de hecho se trata del país del sur de Europa que presenta un mayor índice de desigualdad de su bloque. En España la riqueza sigue acumulándose en las manos de los más ricos mientras que, según destaca el estudio, los problemas para los trabajadores más pobres se acentúan. Menguan sus expectativas para el futuro y su poder adquisitivo, y lo ha hecho de forma mucho más drástico que cualquier otro sector de nivel de renta. La clase media no ha sido la más perjudicada por la crisis sino la clase trabajadora.
Tan es así que el Banco Mundial alerta de que los principales factores de redistribución de la riqueza en Europa son las pensiones y los impuestos directos, pero a lo largo de los años la política fiscal se ha ido haciendo menos equitativa y ha incrementado su tendencia a la desigualdad en términos generales pero de forma más acusada respecto al trabajo. En términos similares alerta contra la elevadísima tasa de temporalidad que afecta a los trabajadores más jóvenes hasta el punto de llegar a considerar una situación normal «the new normal» cuando no debiera por sus efectos sobre la estabilidad en sus carreras profesionales.
Buena parte del informe se dedica a analizar las diferencias en materia de educación y señala a España en el grupo de países donde «se abusa» de hacer repetir a los alumnos más retrasados lo que tiene, según los autores, un efecto negativo en el sistema general. También destaca como una de las debilidades de la economía española la predominancia de las pequeñas y medianas empresas, las pymes, de manera que tienen un escaso margen de crecimiento. Advierte que las economías que mejor funcionan tienen empresas de mayor tamaño, innovan más (en este punto España sale mal parada) y son capaces de captar más inversión exterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario