El líder de Podemos, Pablo Iglesias, fue quien transmitió a Moncloa la propuesta de Carles Puigdemont, antes de las elecciones andaluzas, para celebrar un encuentro entre el Gobierno y el Govern. La propuesta inicial del 'expresident', dada a conocer al teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Asens, quien ya acompañó a Iglesias en su visita a Oriol Junqueras en la cárcel de Lledoners, pasaba por organizar una cumbre entre ambos gobiernos, estatal y autonómico, coincidiendo con la celebración del Consejo de Ministros y Ministras este viernes 21 de diciembre en Barcelona.
"Ganar tiempo" era el interés compartido por ambas partes, independentistas y podemitas, pero Moncloa no comenzó a contemplar la posibilidad del encuentro hasta que comenzó a extenderse la preocupación por la victoria de la derecha en Andalucía, y la sorpresa por el auge de Vox. Una preocupación que también cundió entre los sectores independentistas, con el marco de un nuevo 155, momento en el que dan señales de que intentarán "hablar sobre todo", no solo del referéndum, incluyendo los Presupuestos Generales del Estado. De ahí a los gestos de buena voluntad.
Primero a través de una carta firmada por todos los expresidentes de la Generalitat, incluido Puigdemont, llamando a los presos en huelga de hambre a abandonar este método extremo de protesta, que acataron al día siguiente. Unas horas después, los diputados de ERC y PDeCAT en el Congreso de los Diputados votaban a favor de la senda de déficit del Gobierno, facilitando la tramitación del primer trámite para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado y dando así aire a Pedro Sánchez. La paradoja andaluza, que en lugar de constreñir la legislatura podría fortalecer el bloque de la moción de censura.
Del encuentro entre Sánchez y Torra ha salido una agenda para seguir manteniendo el diálogo, emplazándose a mantener un encuentro en enero
Entre medias se sucedieron las llamadas y los encuentros entre dirigentes de Podemos y de las formaciones independentistas, tanto en Madrid como en Barcelona, con el telón de fondo de que el adelanto electoral estaba cada vez más cerca. La última semana ha sido especialmente intensa. "Ha costado mucho", según resaltan fuentes cercanas a las negociaciones. Y es que, según apuntan, el independentismo no mantiene una dirección clara, lo que obliga a "hablar con mucha gente distinta" dentro de este espacio.
No existe una única estrategia, lo que contribuye a incrementar las dudas y desconfianzas mutuas. El temor a ser señalados como "traidores" por parte de las bases más rupturistas, también lleva a algunos dirigentes independentistas a no defender en público lo que dicen en privado.
El número tres de Ada Colau, Jaume Asens, tuvo un papel clave en estos contactos previos, que además de la 'cumbre' de Pedralbes, también se tradujeron en la celebración de un desayuno de trabajo entre el presidente del Gobierno y la alcaldesa de Barcelona, antes de que Pedro Sánchez presidiese el Consejo de Ministros y Ministras. Si bien lo que transmitió la alcaldesa tras la reunión fue que había arrancado al jefe del Ejecutivo un compromiso para que Barcelona y otros ayuntamientos pudiesen regular el precio del alquiler, la propuesta en la que viene trabajando es la de un triple pacto presupuestario para sacar adelante las cuentas del Gobierno, de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona. Una propuesta que divide al bloque independentista, situándose el 'vicepresident' Pere Aragonès (ERC), como uno de los más favorables.
Las gestiones están encaminadas a buscar un pacto postelectoral que pudiese sumar votos para cogobernar tras los próximos comicios
Del encuentro entre Sánchez y Torra ha salido una agenda para seguir manteniendo el diálogo, emplazándose ambos a mantener un nuevo encuentro en enero, "pasadas las fiestas", y en la que también estarían presentes la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, el 'vicepresident' del Govern, Pere Aragonès, y otro miembro del Gobierno todavía por determinar. Se trata de un primer paso para conformar una mesa diálogo entre ambos gobiernos, como venía reclamando en público durante los últimos días el secretario general de Podemos.
Mesa de diálogo multipartidista
Al margen de esta mesa de diálogo, Iglesias ha abogado por formar otra de carácter más estatal en la que estén presentes todas las formaciones que propiciaron la moción de censura, de cara a fortalecer este bloque. Sería la segunda fase de la operación diálogo, para "avanzar en cuestiones estratégicas" y realizar una propuesta en términos de dirección de Estado, no solo centrándose en cuestiones territoriales, sino poniendo también el acento en la justicia social, a través de valores republicanos, para frenar al bloque de la derecha.
Todo ello encaminado a buscar un pacto postelectoral entre PSOE y Podemos que pudiese sumar sus votos para cogobernar tras las próximas elecciones generales, con el apoyo de nacionalistas e independentistas. Un Ejecutivo 'Frankenstein' frente a otro, formado por la triple alianza de PP, Cs y Vox, que se ha denominado 'Franconstein'. Para ello, sería imprescindible sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado y agotar la legislatura, un objetivo que sigue estando muy lejos, pero "menos que hace ahora una semana", según recalcan fuentes de la formación morada.
"Después de las elecciones autonómicas y municipales, nuestro objetivo político es que se empiece a normalizar una vía de gobierno a través de la fórmula de coalición en ayuntamientos y comunidades autónomas", afirmaba Iglesias en su libro de conversaciones con el periodista Enric Juliana, 'Nudo España'. Esto es, un modelo de gobernanza a tres niveles: municipal, autonómico y estatal, con Portugal como ejemplo para demostrar que "es posible otra política económica y social, otro modelo".
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