Exp.España y Portugal se encuentran en mejor posición que Italia para abordar los retos que presenta el final del programa de compras de deuda del Banco Central Europeo (BCE), que puso fin este miércoles a sus compras netas, después de casi cuatro años, según señala la agencia Moody's.
La calificadora de riesgos destaca en el caso de España que la mayor calidad crediticia de la deuda, así como la "robusta demanda de inversores no residentes", sitúan al país en una posición comparativamente mejor para abordar la realidad económica tras el final de las compras netas del BCE, mientras que respecto del país luso subraya la diversificación de sus fuentes de financiación.
"Creemos que España y Portugal están bien situados para seguir gestionando la transición hacia un entorno sin QE", ha declarado Petter Bryman, analista de Moody's, quien considera que Italia "se enfrentará a retos más significativos".
No obstante, el experto subraya que las potenciales dificultades a las que tendrá que hacer frente el país transalpino tienen más relación con cuestiones económicas y políticas a nivel doméstico que con la retirada del apoyo del BCE.
En este sentido, Moody's advierte de que, a pesar de que los riesgos de una crisis de liquidez para Italia son bajos, las fuertes ventas por parte de inversores extranjeros durante el pasado mes de mayo indican que la transición será más complicada para el país transalpino, a pesar de la reciente relajación de las tensiones entre Roma y Bruselas.
"En los últimos años, Italia, España y Portugal han ampliado con éxito los plazos de vencimiento de su deuda", añade la agencia, destacando que los tipos de interés de la deuda soberana no se incrementaron significativamente durante el proceso de reducción del volumen de compras mensuales por parte del BCE, lo que sugiere que es improbable que el final de las compras provoque un encarecimiento inmediato de los costes de financiación de estos tres países.
Sin embargo, la calificadora de riesgos apunta la necesidad de que España, Italia y Portugal continúen diversificando sus fuentes de financiación para hacer frente a sus "todavía elevadas" necesidades de préstamo, que en el caso de España alcanzarán el 17% del PIB entre 2019 y 2020, mientras que para Italia representarán el 18% y para Portugal entre 13% y el 14%.
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