El bloque de la moción de censura tiene mil vidas. Cuando La Moncloa daba por finiquitada la relación con los independentistas, incluso lo buscaba para llegar sin ese lastre a las elecciones adelantadas, estos se han acercado y anunciaron que votarán este jueves el objetivo del 1,8% de déficit del Gobierno, lo que daría al PSOE una victoria que no esperaba solo 24 horas antes. La decisión de tan simbólico voto no está tomada en Madrid, sino en Barcelona y con la supervisión de Waterloo. Porque, según fuentes conocedoras de los contactos, fue Carles Puigdemont el que incluso antes de las elecciones andaluzas hizo llegar a Moncloa su disposición a negociar los Presupuestos si conseguía una reunión bilateral en Barcelona. No habrá exactamente una cumbre si no que hay anunciadas reuniones distintas, pero puede valer.
El Gobierno de Pedro Sánchez juega con varias barajas. Con muchas. Con una presenta los Presupuestos, una especie de programa electoral, a ver si salen adelante sin contrapartidas extrapresupuestarias de los independentistas. Si no llegan a buen puerto, apunta a un adelanto electoral en mayo con las municipales y europeas. En otra partida amenaza veladamente con el 155 a la menor de cambio, como ocurrió la semana pasada cuando Quim Torra apeló a la vía eslovena.
En la primera partida, la de los Presupuestos, los independentistas dan señales de estar virando. De negar todo apoyo al PSOE, porque supondría votar con el Gobierno central en pleno juicio del 'procés' y con algunos de los presos en huelga de hambre, han empezado por abrirse a negociar. El primer paso es votar el objetivo de déficit del 1,8%. Esa decisión la apuntó el martes en un hemiciclo semivacío el diputado del PDeCAT y secretario de Organización del partido, Ferran Bel: "Nosotros entendemos que un objetivo de déficit del 1,8% en las circunstancias actuales es mucho mejor que el 1,3%, y eso también generaría un margen adicional para las comunidades autónomas que están pasando una situación muy complicada". No fue un mensaje al aire aunque poca gente lo escuchara sino uno dirigido a Moncloa. En la tribuna y en el diario de sesiones.
ERC ha confirmado que votará a favor de la propuesta del Gobierno "como un nuevo gesto en favor de la construcción de un marco de confianza y diálogo". El vicepresidente catalán, Pere Aragonès, es de Esquerra y es quien más está haciendo para conseguir los Presupuestos en Cataluña. Las cuentas públicas con medio punto más de margen de déficit darían unos 6.000 millones más de gasto, de los que 470 serían para Cataluña.
El Senado, donde el PP tiene mayoría y que conserva un inusual derecho de veto, tumbará la semana que viene ese objetivo de déficit, por lo que la aprobación es solo simbólica. Pero vaya si lo es. El mismo día en que se reúnen Torra y Sánchez y un día antes del Consejo de Ministros de Barcelona, el Congreso reviviría la mayoría de la moción de censura.
Fuentes conocedoras del acuerdo señalan que no ha sido una decisión tomada en Madrid, sino supervisada directamente desde Waterloo. Antes incluso de las elecciones andaluzas, Puigdemont pidió a intermediarios que trasladaran al Gobierno que si había cumbre en Barcelona el 21-D, el PDeCAT podría abrirse a negociar los Presupuestos. Aunque Puigdemont está considerado como uno de los duros, de los partidarios del 'cuanto peor, mejor', en privado ha pedido contención. El expresidente conserva una gran capacidad de influencia -fue muy relevante que esta semana fuera a verlo el conseller de Interior, Miquel Buch- y recibió con desagrado la apelación de Torra a la vía eslovena, según las fuentes consultadas.
El mismo día en que se reúnen Torra y Sánchez y un día antes del Consejo de Ministros de Barcelona, el Congreso reviviría la mayoría de la moción
El objetivo de déficit es solo el primero de los muchos pasos que le quedan a los Presupuestos. Sánchez ya aseguró el lunes pasado, en la copa de Navidad que ofreció a los periodistas en La Moncloa, que lo importante es que el proyecto de PGE atraviese el muro del debate de totalidad. Si esa votación clave la gana, el resto de la tramitación seguirá su curso y, con toda probabilidad, saldrían respaldados, como ha sucedido siempre. Pero si son devueltas las cuentas para 2019, no habría nada que hacer. El Gobierno necesita que ni ERC ni PDeCAT presenten enmiendas de totalidad a los PGE ni apoyen las que registren otros grupos parlamentarios.
Las elecciones en Andalucía y el ascenso de Vox en las encuestas han cambiado todo el panorama político. Sánchez leyó que debía distanciarse de los independentistas porque le penalizaba. Y así lo comentaban en privado responsables del Ejecutivo, que decidió presentar los Presupuestos sin mucha fe para situarse en el centro político. Comenzó a escenificarlo en el pleno monográfico sobre Cataluña, cuando dijo del independentismo que "usa la desesperación de quien ya no tiene más que mentiras para mantener sus posiciones políticas" a la vez que pintaba a Ciudadanos como un socio de Vox.
El independentismo, que en un principio vio los resultados como una muestra del atraso de España, luego repensó que el ascenso del partido de Abascal podía dar lugar a un Gobierno Ciudadanos, PP, Vox en unas elecciones anticipadas. Los tres partidos llevan tiempo pidiendo la aplicación del 155 pero de forma indefinida. Cualquier opción de conseguir un indulto para los presos sería inviable si son condenados. Solo con que la tramitación de los Presupuestos llegue hasta abril se evita el fantasma del superdomingo y las elecciones serían en otoño. El independentismo compraría tiempo.
El tumbar el Senado el objetivo de déficit tendrá que presentar unos presupuestos imposibles de cuadrar
El que afronta ahora un nuevo riesgo —otro— ahora es Sánchez. La política española tiene sorpresas en cada esquina. Si los Presupuestos empiezan a avanzar con el apoyo independentista pero sin tener garantizado su apoyo hasta el final se arriesga a llevar a las municipales y autonómicas vinculado a estos en la imagen del electorado. Además, al tumbar el Senado el objetivo de déficit tendría que presentar unos Presupuestos imposibles de cuadrar. Si Bruselas ya duda de los ingresos previstos con un objetivo del 1,8%, estirarlos para que den al 1,3% con todas las medidas comprometidas es complicadísimo de dibujar (aunque es cierto que los últimos años España siempre ha incumplido el objetivo de déficit).
El Ejecutivo se ha encontrado muy cómodo aprobando sus medidas mediante decreto ley que el Congreso convalida luego sin ir a una negociación global de las cuentas. Además, un eventual apoyo del independentismo dificulta el relato de Sánchez para adelantar elecciones cuando considere. Así que las fuentes consultadas no descartan que en cualquier momento los pueda retirar de la Cámara y convocar elecciones. Sobre todo porque cualquier chispa, cualquier incidente en la calle o con los presos, cualquier declaración de Torra fuera de tono, puede hacer descarrillar todo. Si los consigue seguiría hasta 2020 en La Moncloa. Sánchez, sin embargo, prometió el lunes no retirar los PGE durante su tramitación.
En las agendas, sin concreción
La votación sobre el objetivo de déficit cayó justo cuando llegaba el Consejo de Ministros de Barcelona y la reunión entre los dos Gobiernos. La Generalitat y Puigdemont pedían una cumbre bilateral. Al final, habrá encuentro aunque en las agendas oficiales del miércoles por la noche no figuraba nada, prueba de que Madrid y Barcelona pugnaban hasta última hora por imponer el formato del mismo. Y es que el problema es que las versiones de cómo se producirá esa cita entre las dos partes no son coincidentes. En La Moncloa insistían en la tarde del miércoles en que habrá un despacho de los dos presidentes en una sala y, "en paralelo”, una cita de ministros y ‘consellers’. En la Generalitat, en cambio, sí hablan de "minicumbre" entre los dos gobiernos tras una "salutación" protocolaria de Sánchez y Torra.
Con que la tramitación de los PGE llegue a abril, se evita el fantasma del superdomingo y las generales serían en otoño. El independentismo compra tiempo
El diablo está también en estos detalles, puesto que el Gobierno se ha resistido hasta ahora en proyectar la imagen de bilateralidad, como si de dos ejecutivos de dos Estados se tratara. El martes, la vicepresidenta, Carmen Calvo, no cerró del todo la puerta a la opción de la "minicumbre", pero este miércoles, cuando confirmó que habría entrevista de Sánchez y Torra, insistió en que "no habrá una reunión de dos gobiernos".
“Eso no procede, porque nosotros somos el Gobierno de Cataluña también. Habrá una reunión de los presidentes y quizá tengamos alguna reunión, como yo lo haría con el señor [Pere] Aragonès [vicepresidente del Govern] y algún miembro más, pero no se trata de una reunión bilateral de gobiernos”, remarcó Calvo a los periodistas en los pasillos del Congreso. A esa cita ampliada podría sumarse “seguramente” la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet.
La que sí está ya fijada es la asistencia de Sánchez a la cena ofrecida en Barcelona por la patronal catalana Foment del Treball, acto al que acude acompañado por las ministras de Economía y Empresa, Nadia Calviño, y de Trabajo, Magdalena Valerio. El presidente, señalaron fuentes oficiales, "quiere enviar un mensaje de confianza y estabilidada los empresarios catalanes en su cita más importante del año".
El presidente trasladó este miércoles al jefe del Ejecutivo manchego, Emiliano García-Page, que tiene confianza en poder sacar adelante los Presupuestos. Su Gobierno lleva diciendo en los últimos días, desde luego, que peleará lo que tenga que pelear para superar el examen. Sánchez sí garantizó al barón socialista, según fuentes del entorno de este, que no habrá “contrapartidas extrapresupuestarias”.
Puede haber concesiones económicas, “igual que las que hizo Rajoy con el PNV”, pero no habrá cesiones en soberanía nacional
Es decir, que puede haber concesiones económicas, "igual que las que hizo Mariano Rajoy con el PNV" en la primera mitad de esta legislatura, pero no habrá cesiones en soberanía nacional, cuestión nuclear para los presidentes autonómicos socialistas. Sánchez, según las mismas fuentes, no hizo reproches a Page sobre sus palabras de los últimos días —deslizando que habrá que debatir en el futuro sobre la ilegalización de los partidos separatistas—, y se mostró "comprensivo", en el sentido de que entiende que el líder manchego ha de lanzar esos mensajes a sus electores.
Page volvió a insistir en que si no hay PGE, lo natural es una convocatoria de generales para el otoño de 2019. Él, como otros barones y candidatos socialistas, rehúye del superdomingo —la coincidencia de las legislativas con las autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo—. Sánchez se mantiene ahora en su propósito de agotar la legislatura, aunque sí reconoce que si no hay nuevos Presupuestos, su voluntad de llegar a 2020 será inviable.
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