lunes, 12 de agosto de 2019

Parches útiles....

El Principado solicitará trenes desde Gijón, Oviedo y Avilés que enlacen con el AVE en Lena

Plataforma de la variante de Pajares que los trenes usarán para desembocar en la estación de Pola de Lena. / JESÚS MANUEL PARDO
Plataforma de la variante de Pajares que los trenes usarán para desembocar en la estación de Pola de Lena. /JESÚS MANUEL PARDO

Negociará con Renfe poner lanzaderas directas cuando abra la variante de Pajares. «No podemos perder más tiempo», apremia el vicepresidente

RAMÓN MUÑIZOVIEDO.
El Principado tiene prisa. Si la promesa del Ministerio de Fomento se cumple, la variante de Pajares entrará en fase de pruebas en el 2021. Salvo sorpresa, al Gobierno regional de Adrián Barbón le tocará el hito de estrenar una infraestructura clave, anhelada desde los albores de la democracia y que dará un cambio radical al ferrocarril. Acorta en unos 45 minutos el viaje con la meseta, facilita composiciones de mercancías más largas, amaga con jubilar la vía que desde 1884 da salida por el puerto de Pajares y dejará una línea con vías de ancho internacional desde Madrid hasta Pola de Lena.
Desde que las obras arrancaran en el año 2004 habrá consumido una inversión que supera los 3.600 millones que urgen rentabilizar al máximo. «La prioridad es que el AVE llegue a Lena, pero vamos a trabajar inmediatamente, en los próximos meses, en las soluciones transitorias que eso requiere», explica a EL COMERCIO el consejero de Infraestructuras, Juan Cofiño. «Debemos pensar en soluciones tipo lanzaderas, rápidas y eficientes, y vamos a trabajar inmediatamente sobre ello», apunta.
La idea que madura el también vicepresidente del Principado es que una vez abierta la variante, los viajeros de Gijón, Oviedo y Avilés dispongan de trenes directos a Pola de Lena. Serían servicios susceptibles de prestarse con unidades de cercanías y perfectamente sincronizados para hacer el intercambio con los AVE que desde la estación de las cuencas saldrían hacia Madrid.
Hasta ahora la tesis del Principado era que Renfe siguiese explotando la línea con trenes de ancho variable, como los que prestan el servicio Alvia. Los ferrocarriles circularían sobre vías de ancho internacional hasta llegar a Campomanes, donde tras pasar por un intercambiador, adaptaría sus ejes para continuar la ruta a las principales ciudades asturianas usando el actual trazado de ancho ibérico.
La ventaja de esta solución es que los usuarios harían todo el viaje sin tener que cambiar de tren. El inconveniente es que los trenes de ancho variable, aunque están mejorando sus prestaciones, no avanzan tan rápido sobre las líneas de alta velocidad. El actual Alvia Gijón-Madrid tiene una máxima homologada en 250 kilómetros por hora en la parte que ahora dispone de ancho internacional. Sobre las mismas vías el AVE León-Madrid acaba de recibir permiso para ponerse a 300, si bien su maquinaria está preparada para alcanzar los 330.
La modernización del tramo León-La Robla y la apertura de la variante alarga en unos 70 kilómetros el tendido de ancho internacional y, en consecuencia, la ventaja en tiempo que ahorra el AVE frente al Alvia. A eso se acogen desde hace ocho años los alcaldes del Caudal con, en su momento, Ramón Argüelles a la cabeza desde Lena y Aníbal Vázquez por parte de Mieres. Gema Álvarez, la sucesora del primero lleva tiempo también haciendo discretas gestiones para potenciar la estación de Lena como sitio para coger el AVE, proponiendo aprovechar como zona de aparcamiento una parcela próxima.

«Soluciones puente»

«La línea de alta velocidad debe llegar a Gijón, pero tenemos que trabajar en soluciones puente, no hay que perder más tiempo», indica el vicepresidente del Principado. «El objetivo final es que la alta velocidad vaya de extremo a extremo de la línea, pero eso llevará tiempo. Iré discutiendo la definición del tramo Lena-Gijón, pero lo que no quiero encontrar es que por debatir la mayor, el AVE llegue a Lena y no tengamos soluciones eficaces que no supongan merma en los tiempos de viaje», abunda Cofiño.

Más información

El sector ferroviario se caracteriza por su rigidez y una operación de este calibre requiere, en efecto, planificación. Sirva como ejemplo el refuerzo de los cercanías entre Avilés y Oviedo. El entonces ministro Íñigo de la Serna anunció a finales de 2017 que en dos o tres meses se ampliaría la oferta de 29 a 36 frecuencias por sentido. Al final hacerlo exigió abonar a Renfe una factura suplementaria de 1,74 millones al año; solventar todo el papeleo y la logística acabó consumiendo cerca de doce meses más.
Las estimaciones que maneja Adif implican que la variante incrementará la demanda con Madrid en al menos una frecuencia por sentido, si bien la sociedad se está encontrando con realidades que superan sus expectativas al estrenar nuevos tramos de alta velocidad. El representante de Renfe en Asturias, Mariano Santiso, anticipa además que la conexión entre Asturias y León también requerirá refuerzos. «Ya hay un tren de media distancia en esa ruta pero a lo mejor necesitamos algo específico», dijo.
Hacer de Pola de Lena una estación término de esta demanda durante años requiere conseguir más trenes y reordenar frecuencias, trabajo que exige años de gestión.

No hay comentarios: