Alemania cuestiona el equilibrio presupuestario de su Gobierno
Economistas, miembros de la oposición e incluso la Asociación de la Industria Alemana han pedido una respuesta enérgica al Ejecutivo para abordar la contracción de la ecomomía del país.
El compromiso grabado a fuego del Gobierno alemán con el equilibrio presupuestario fue cuestionado el pasado miércoles, tras conocerse la noticia de que la mayor economía de la eurozona retrocedió en el segundo trimestre, lo que desencadenó una serie de llamamientos para que Berlín aumente el gasto.
La producción de Alemania cayó un 0,1% en el segundo trimestre con respecto a los tres meses anteriores. Las tensiones comerciales han afectado a su economía, que depende de las exportaciones de su sector manufacturero, y más en concreto, de la industria del automóvil.
Durante años, el equilibrio presupuestario ha sido una parte integral de la política del Ejecutivo alemán. Las cuentas públicas han registrado superávit desde 2014, y el año pasado el Gobierno de coalición de Angela Merkel se comprometió formalmente a no aumentar el endeudamiento .
No obstante, en las últimas semanas la política de equilibrio presupuestario ha recibido cada vez más críticas de los economistas, grupos de presión, líderes de la oposición e incluso de algunos miembros del gobierno de coalición.
"Meses difíciles"
Uno de los ataques más contundentes lo lanzó el miércoles la Asociación de la Industria Alemana (BDI), que siempre ha defendido la postura más ortodoxa de la economía alemana. "Nos esperan meses difíciles, que podrían acabar siendo años si no hay una respuesta política enérgica", declaró Joachim Lang, director gerente del BDI. Lang apeló al Gobierno a abandonar el equilibrio presupuestario y a que salte la barrera fijada por la famosa Schuldenbremse (freno a la deuda) que el país introdujo en su Constitución en 2009. El freno a la deuda obliga al Gobierno federal a mantener su déficit estructural por debajo del 0,35% del PIB; esa salida daría al menos cierto margen a Berlín para aumentar el déficit.
Todo el mundo es partidario de un aumento de la inversión en el sector público, una medida que, aunque es necesaria, no va a resolver los problemas inmediatos de la economía.
"Alemania tiene cierto margen, a pesar del freno a la deuda, después de una década en la que hemos tenido una economía fuerte, un excelente nivel de empleo y unas sólidas finanzas públicas. Sobre todo con los tipos de interés negativos", añadió Lang.
"El freno a la deuda fue más importante que conseguir un presupuesto equilibrado. Ahora es momento de que Alemania cambie su política financiera", sentenció Lang.
Los Verdes, que están subiendo en las encuestas y hace poco han superado a los socialdemócratas como principal partido de la izquierda alemana, han hecho una declaración parecida: "Lo que es aún más decepcionante que los datos económicos es que el Gobierno no está haciendo nada para evitar la posible recesión económica", señaló Anja Hajduk, número dos del grupo parlamentario de los Verdes, la cual ha exigido más inversión pública en la economía y más fondos para contrarrestar la amenaza del cambio climático como políticas a largo plazo.
Postura firme
Pero por el momento parece que el Gobierno no tiene intención de ceder. Tanto Olaf Scholz, ministro de economía del SPD, como Angela Merkel han dejado claro últimamente que su objetivo sigue siendo conseguir el equilibrio presupuestario.
Esa postura la confirmó una portavoz del Gobierno el miércoles, al declarar que la economía alemana va por buen camino para crecer en 2019, a pesar del descenso en el segundo trimestre: "El desempleo ha bajado y los salarios están aumentando en términos reales. En este contexto, el Gobierno no ve la necesidad de adoptar más medidas para estabilizar la economía. La política fiscal ya está orientada hacia la expansión".
Críticas
Pero varios economistas importantes de Alemania han criticado la postura del Gobierno, entre ellos Marcel Fratzscher, presidente del grupo de expertos DIW y profesor de macroeconomía y finanzas de la Universidad Humboldt de Berlín.
Fratzcher cree que el Gobierno anunciará planes de gastos y recortes de impuestos el mes que viene, pero opina que ya es demasiado tarde y que lo que haga no será suficiente: "El ministro de Economía y la canciller siguen diciendo que ahora no es el momento de aplicar un plan de estímulos fiscales. La industria automovilística alemana está sometida a una intensa presión, pero durante demasiado tiempo ha habido muy poca inversión en I+D e infraestructuras en Alemania. Necesitamos un plan de inversión de 10 a 15 años en infraestructuras digitales, I+D y educación".
Para ayudar a la industria automovilística, algunos economistas proponen que se implante un plan para fomentar la compra de automóviles nuevos, como el llevado a cabo tras la crisis financiera de 2008.
No obstante, Katharina Utermöhl, economista de Allianz, opina que "esta vez el problema no se va a solucionar tan rápidamente. Es necesario hacer más inversiones en el sector público, pero no van a resolver los problemas inmediatos. Además, en vista de los escándalos de la industria automovilística en los últimos años, esta medida podría ser polémica a nivel político".
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