sábado, 4 de julio de 2009

Las Nenas al poder.

Sí alguna vez no lo tuvieron !

Si las mujeres mandasen...
Publicado el 03-07-2009 por Tino Fernández. Madrid.

En un escenario de recesión global los expertos predicen que las mujeres superarán en fuerza laboral a los hombres por primera vez en la historia de EEUU. ¿Cómo será este futuro de mayoría de féminas trabajando?

Ya ha sucedido otras veces, en recesiones pasadas o durante las grandes guerras mundiales. Es en estos momentos de dificultad cuando el paro afecta principalmente a los hombres, y esto obliga a las mujeres a regresar al mercado laboral para ocuparse del sostenimiento económico de sus familias sin abandonar, en muchas ocasiones, sus responsabilidades domésticas cotidianas.

En la recesión global actual ocurre algo parecido. En mercados como el estadounidense –donde los avances en la igualdad laboral son más evidentes que en el nuestro– los últimos doce meses han traído tasas de desempleo masculino que se incrementan a un ritmo mucho mayor que el de las féminas, sin importar factores como la edad o la educación. Resulta cada vez más difícil para los hombres mantener sus puestos de trabajo.

Algunos expertos predicen que las mujeres superarán a los hombres en fuerza laboral por primera vez en la historia de Estados Unidos, y esto tendrá consecuencias notables, tanto en el mercado laboral como en la vida cotidiana.

Un 82,5% de los 2,5 millones de empleos perdidos en Estados Unidos desde noviembre de 2008 eran masculinos, por lo que los datos comienzan a dibujar un nuevo panorama que implica una redefinición de roles de género y un cambio de responsabilidades.

La recesión podría suponer asimismo un beneficio para la marcha de las mujeres en pos de la igualdad. Amy Keroes, fundadora del sitio web mommytrackd.com, dedicado al networking para madres trabajadoras, aseguraba recientemente en The New York Times que "cuatro meses de economía terrible pueden tener más impacto que cuarenta años de feminismo", mientras que Rebecca Traister, analista sobre mujer y política de Salon.com, explicaba que "en otras recesiones, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, las mujeres tomaron posiciones en el mercado laboral. Pero aquellos pasos adelante que se dieron entonces fueron compensados siempre con pasos atrás. Esta vez la situación es diferente".

Eva Levy, directora de la consultora de recursos humanos ExcellentSearch, afirma que "la parte positiva es que esta crisis –como todas– deja a la vista el aguante y el buen hacer de ellas. La parte menos positiva es que, en términos generales, si se ha despedido a más hombres que a féminas de puestos básicos es porque en todas partes éstas ganan menos, y resulta más rentable seguir contando con personas cualificadas pero más baratas para sortear estos momentos. Si la situación se prolonga algún tiempo será interesante ver qué pasa después. Por una parte, los hombres tendrán que hacer frente a desafíos domésticos que suelen eludir. Por otra, las mujeres deberán tomar nota de la situación y, en la medida de lo posible, aprovechar esta oportunidad para reforzarse en el futuro. Aunque también es verdad que con ellas se ha contado en los momentos graves y para hacer trabajos muy importantes y luego –así pasó en las guerras mundiales– se las devolvió a la segunda fila”. José Medina, presidente de Odgers & Berndtson, recuerda que, “paradójicamente, las mujeres se adaptan mejor al caos y a la confusión que producen el cambio continuo, la democratización de las instituciones y las nuevas ciencias. Sus necesidades de control son menores que las de los hombres”. Joan Daura, socio responsable de consultoría de recursos humanos de PricewaterhouseCoopers, coincide en que la presencia masiva de mujeres en las compañías provocaría un escenario de dinamización de las firmas, porque las féminas “muestran más flexibilidad para adaptarse a las situaciones”.

Levy cree que, en el futuro, “las cosas únicamente cambiarán cuando haya un número destacado de mujeres en puestos de decisión clave, y eso ocurrirá si somos capaces de presionar y de crear redes solidarias a la manera en que instintivamente funcionan los hombres. No se trata de que una profesional o una directiva apoye o promocione a una mujer porque es mujer. Se trata de que, si la considera válida, no evite recomendarla precisamente porque es mujer y por el temor a que se malinterprete su respaldo. Los hombres no tienen ese tipo de prejuicio tan invalidante”.

Lo cierto es que una recesión prolongada y profunda no sólo transformará los presupuestos y los hábitos familiares. También supondrá un reto para los roles de género.

Durante las recesiones se eleva el porcentaje de familias sustentadas por féminas. Éstas tienden a tener más seguridad en el empleo, pero también a conservar trabajos que implican una mayor dificultad para mantener a sus familias.

Una gran parte de los empleos que los hombres han perdido en sectores como el manufacturero eran buenos trabajos con seguros médicos y de jubilación extraordinarios. Según el National Employment Law Project, las ocupaciones con las que cuentan ahora las mujeres, y con las que están manteniendo a sus familias, no son necesariamente tan buenas y seguras.

Las féminas empleadas dedican mucho más tiempo al cuidado de los hijos y a las tareas del hogar que los hombres que trabajan. Y cuando éstas están desempleadas o se encuentran buscando trabajo, esa ocupación en el hogar se dobla.

Cambio de rol
Ignacio Gil-Casares, socio de Spencer Stuart, afirma que “lo primero que debería ocurrir en la sociedad actual es que la mujer no tuviera que optar por hacer otro tipo de cosas que, al menos en el caso de las directivas, les impide incorporarse de pleno a su carrera. Un escenario laboral con mayoría de féminas querría decir que ellas no se ven obligadas a elegir y que hay ámbitos –la familia, la sociedad– en los que el hombre se adapta y va ocupando espacios”.

Nuria Chinchilla, profesora del IESE en el área de Gestión de Personas en las Organizaciones, coincide en que “la mujer es multitarea, pero parece que esto se ha institucionalizado. Convendría redescubrir el rol del hombre como esposo y como padre; y sería importante que vea que su papel masculino está también dentro de la casa”.

Sobre la redefinición de roles, Eva Levy opina que “las empresas deben creer en el talento de las profesionales y apostar por ellas”, y recuerda la riqueza que la mujer aporta a las compañías. En este sentido, una investigación realizada por la consultora McKinsey refleja datos de la Comisión Europea que muestran que el 58% de las firmas que mantienen programas de diversidad son más productivas y cuentan con empleados más motivados y eficientes, y un 62% asegura que esos programas ayudan a atraer y retener talento muy cualificado.

Más valor
Según McKinsey, hay una relación clara entre el rendimiento financiero, una mejor organización y el número de directivas en una compañía, y su estudio advierte de que “pocas mujeres llegan a ser ejecutivas”. Añade que en la Unión Europea las féminas suman sólo el 11% de los miembros del cuerpo directivo de las empresas, y que en Estados Unidos menos de un tercio de las 1.500 compañías líderes tenían a una mujer en los principales puestos en el año 2006.

José Medina cree que “las organizaciones del futuro tienen que responder a una serie de demandas que implican capacidades sociológicamente atribuidas más a las mujeres que a los hombres. Una de sus características es la presencia creciente de la mujer en tareas de liderazgo y dirección, y de un sistema de valores que gobiernan nuestra conducta y con el que estamos de acuerdo en palabras y en hechos”. Entre estos valores está la comunicación abierta y libre entre las personas, con independencia de rango y de poder; la influencia, el mérito y la promoción basados en el conocimiento y la competencia profesional; un clima que permita y facilite la confianza y expresión de puntos de vista y opiniones diferentes sin temor a represión; el uso preferente del consenso frente a la coerción en el manejo de conflictos; la aceptación de la diversidad como fuente y vía de desarrollo, y la ecología y la responsabilidad antes los stakeholders.

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