MAFO dibuja la limpieza.
El FROB gestionado por el Banco de España recompondrá el mapa de cajas, pero también saneará bancos pequeños y cooperativas de crédito
Los agujeros que el Gobierno quiere tapar: falta de capital,
pérdidas en 2010, cierre de oficinas y despidos
La reconversión de la industria bancaria ha llegado. Y es que no podía esperar ni un minuto más. La tasa de morosidad horada ya los ratios de capital de muchas entidades y el oscuro escenario de 2010 promete pérdidas para el sector. Hay que tener dinero para afrontar un plan de cierre de oficinas, despidos y fusiones. Y ese dinero lo distribuirá el nuevo Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que bajo la tutela del Banco de España prestará fondos de reconversión a entidades que puedan ser temporalmente insolventes; pero intervendrá aquellas que no puedan por sí mismas atravesar la crisis, provocando fusiones interregionales de cajas de ahorros y forzando a un entendimiento con los gobiernos autonómicos bajo presión de no dar fondos a fusiones intrarregionales. Un duro otoño de negociaciones el que se avecina. Empieza el baile.
Números cantan. El escenario base del año 2010 muestra unos ingredientes así de duros: variación anual del PIB real de -0,5 (sumado al -3,2 de 2009), tipos medios de interés del euribor a tres meses del 2% (1,6 en 2009) y tasa de morosidad del sistema bancario del 8,8 (sumado al 6,7 de 2009). En resumen, el sistema financiero español está bajo presión de solvencia y liquidez hasta el 2011 en el que comiencen a recuperarse estos parámetros. Así las cosas, a casi todos los servicios de estudios y patronales financieras les surgen unas mandíbulas en sus gráficas de proyección que están dispuestas a comerse todo el margen generado por el negocio, preveyendo pérdidas para el sistema financiero en su conjunto durante el ejercicio 2010, tal y como muestra el gráfico adjunto facilitado por la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), pero que coincide básicamente con el discurso de la Asociación Española de Banca (AEB) y cada una de las grandes entidades consultadas.
Y es que el mercado bancario nacional aportará unos ingresos de 36.800 millones de euros en 2010 al conjunto del sistema; pero serán consumidos en gran medida por los 28.900 millones de pérdidas derivadas del riesgo de crédito (morosidad). Así las cosas, mientras en 2006 había un diferencial de 34.700 millones para pagar beneficios, ampliar red y realizar inversiones financieras; en 2010 se estrecha el margen a 7.800 millones, menos de una cuarta parte. Cifra claramente insuficiente para pagar los costes de estructura, invertir en despidos y cierres de oficinas. Es decir, un año de fuertes pérdidas para el sistema financiero.
Será un año de nubes y claros. Ya que las entidades más solventes abrirán más la brecha y las entidades con negocio internacional fuerte en su estructura de ingresos salvarán la crisis con la diversificación que aporte Reino Unido y Brasil, por ejemplo al Santander, o América Latina y el negocio global al BBVA.
Aún hay entidades con participaciones e inversiones que vender, pero el grueso de las dotaciones anticíclicas, la venta inmobiliaria, las desinversiones financieras y otros patrimonios para hacer caja ya han sido consumidos en 2008 y 2009. No hay de donde tirar.
España va con retraso
Juan Ramón Quintás, presidente de CECA, dice que nuestro país tardará un año más que el resto de nuestros competidores en asumir y sobrepasar la crisis financiera. Así, mientras en 2010 y 2011 se estima que se recuperará el sistema financiero internacional, en España no veremos la luz hasta el 2011. Un año duro ante el que hay que anticipar la reconversión.
Miguel Martín, presidente de la AEB, advierte sobre la situación y reclama medidas “necesarias a corto plazo”, aunque advierte del peligro destructivo a largo plazo”. Además, explica que “el sector público no puede continuar indefinidamente sustituyendo la financiación del mercado, absorbiendo las pérdidas bancarias y sosteniendo la demanda interna”.
Un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) señalaba que veinte entidades necesitaban una inyección de recursos para asegurar su solvencia y viabilidad a partir de los datos de cierre del año 2008. El ‘test de stress’ del FMI evaluaba las necesidades de capital derivadas de un previsible repunte de la morosidad. En el peor de los escenarios considerados (tasa de mora del 10%) estimaba que veinte entidades con una cuota de mercado del 20% tendrían un ratio de solvencia inferior al 8%, con lo que muestra necesidades de capitalización de, al menos, 3.200 millones. Y en un escenario menos malo de morosidad del 6,3%, el FMI preveía tres entidades en claro riesgo de solvencia. Es previsible que una fuera CCM (ya intervenida), pero hay otras dos entidades con problemas graves.
Ahora, transcurrida la primera mitad del 2009, el número de entidades en situación crítica es mayor. El nivel de deterioro del sistema ha crecido a ritmos agigantados según Funcas, el Servicio de Estudios del BBVA, AFI, etc. Además, el FMI sólo se centraba en una muestra de entidades que no contemplaba cajas provinciales, rurales, cajas profesionales, bancos pequeños y resto de cooperativas de crédito.
Reconversión, despidos y cierres
Ante esta coyuntura, ¿cómo hacer la reconversión del sector? Los despidos de plantilla y los cierres de aquellas sucursales no rentables exigen recursos de los que carecen muchas de las entidades pequeñas y medianas. Hace un año publicó este semanario que sobraba un tercio de la red sucursal instalada; o lo que es lo mismo, que un tercio de la red aportaba redundancia al sistema y pérdidas a la entidad propietaria. Así pues, hay que cerrar. Banco de España lo lleva diciendo dos años. Pero, ¿cómo financiar el reajuste?
Las grandes entidades ya llevan un par de años con el adelgazamiento de plantilla y cierre de sucursales. El BBVA liquidó toda la red ‘Dinero Express’, pero también el Santander y Banesto llevan tiempo en ello. De hecho, en el primer trimestre del año han bajado la persiana 371 agencias bancarias, de las que 208 son de bancos y 168 de cajas de ahorros. Teniendo en cuenta que la mayor red es la de cajas (71%, 28.822 oficinas), que la mayor redundancia está en cajas y que los mayores problemas aflorarán en cajas; la conclusión es que el núcleo de la reconversión está por llegar.
La actual reducción representa sólo un 1% sobre el total de 40.194 oficinas. Se han anunciado cierres de hasta 800 oficinas entre 2009 y 2010. Pero estas cifras siguen siendo insuficientes a todas luces. Las cajas no van a tener problemas en cerrar sucursales, pero si algunos bancos como BBVA y Santander que han vendido su red de oficinas con un contrato de alquiler con compromiso en renta mensual y permanencia. Estos cierres exigirán un traspaso a entidades solventes que lo alquilen.
El gran reajuste está en las plantillas. De momento, la reducción de oficinas ha conllevado mil empleos menos. Las primeras manifestaciones sindicales ya han surgido. CCOO acusa a BBVA de querer eliminar 600 empleados. Pero hay otras fórmulas como el plan de reducción de jornada, bajas temporales y años sabáticos ofrecidos por BBVA. José Luis Malo de Molina, director general del Banco de España, proponía la pasada semana reducir la jornada laboral. ¿Quién da más?
Salvador Molina
MAFO, el ariete contra las autonomías
Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), gobernador del Banco de España, como ya anticipamos en el número anterior de este semanario, multiplicará sus poderes gracias al ‘Real Decreto Ley sobre reestructuración bancaria y reforzamiento de los recursos propios de las entidades de crédito’, aprobado este viernes por el Consejo de Ministros en el que se confiere al Banco de España la máxima representación y control en la Comisión Rectora del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
MAFO será el verdadero muñidor de la reordenación del mapa de cajas de ahorros, donde los analistas estiman que queden la mitad de las actuales y se rompa la estructura regional para facilitar entidades de dimensión nacional. En esta dura negociación contará con la capacidad de frenar procesos de concentración regional a las entidades que impidan las fusiones interregionales y amenazar con la intervención del Banco de España a aquellas entidades que no asuman un plan de viabilidad creíble y posible, que incluya liquidaciones, despidos y fusiones. Sin embargo, el Gobierno no ha querido suspender temporalmente la Ley de Cajas, como sí llegó a anunciar en Santander la vicepresidenta Salgado. Los principales ejes de la nueva ley son:
Tendrá una dotación de 9.000 millones de euros, de los que 2.250 serán aportados por los Fondos de Garantía de Depósitos y el resto procederá de los remanentes del Fondo para la Adquisición de Activos Financieros. Y podrá endeudarse hasta en 27.000 millones en 2009. Las ayudas deben ser devueltas al Estado.
Estará dirigido por una Comisión Rectora de ocho miembros presidida por el subgobernador del Banco de España.
La entidad debe presentar por a iniciativa propia o de oficio por el Banco de España, y en el plazo de un mes, un plan de viabilidad para superar la situación.
El plan tendrá que ser aprobado por el Banco de España, que podrá modificarlo.
Tres posibles actuaciones: reforzar el patrimonio y la solvencia, su fusión o absorción, o el traspaso total o parcial del negocio o unidades del mismo.
Banco de España solicitará informe a la Ministra de Economía y Hacienda (bancos) o a los órganos competentes de las Autonomías (cajas). Los informes deberán ser remitidos en diez días.
l La última palabra la tiene Banco de España que podrá decidir intervenir la entidad.
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