Los test de estrés contemplan que el precio de las casas caiga un 23% en España en dos años
18.03.2011 R. Casado 3
Los bancos y cajas medirán su solvencia frente a un nuevo desplome inmobiliario, una fuerte caída del Ibex y un aumento de la prima de riesgo país de 165 puntos básicos. Esto no quiere decir que el escenario vaya a ocurrir necesariamente, sino que los bancos deben estar preparados por si pasa.
La Autoridad Bancaria Europea (EBA, según sus siglas en inglés) ha publicado hoy las previsiones económicas y de mercados que va a utilizar para medir la solvencia de las entidades financieras del continente en los denominados test de estrés.
En el escenario más adverso, la EBA contempla para España una vuelta a la recesión, una fuerte caída de los precios inmobiliarios y una nueva huida de inversores de la bolsa y de la deuda pública española.
En concreto, estima una bajada del PIB español del 1% en 2011 y del 1,1% en 2012. Este nuevo descenso de la actividad elevaría el paro hasta el 22,4%. Los precios de las viviendas bajarían un 23% acumulado en los dos años, mientras que el valor de otras propiedades como oficinas, centros comerciales y hoteles descendería un 46%.
La Bolsa de Madrid bajaría un 20,7% respecto al escenario base y el coste de la deuda pública española a diez años aumentaría en 165 puntos básicos (la última colocación de bonos a ese plazo se realizó a 521 puntos básicos). Este impacto en los mercados de capitales y deuda se medirá como si ocurriera en el primer trimestre de los dos años que contempla el ejercicio.
En el conjunto de Europa, los test de estrés prevén en el peor de los casos un descenso del PIB del 0,4% en 2011, manteniéndose en 2012 en el mismo nivel. El conjunto de las bolsas del continente bajaría un 14,3% y el coste de la deuda pública aumentaría en 65,8 puntos básicos.
Los bancos y cajas cuyo nivel de solvencia actual no sea suficiente para afrontar ese escenario deberán buscar inyecciones de capital cuando concluya el test, en el mes de junio.
Algunos analistas creen que el ejercicio es demasiado liviano, ya que no contempla la reestructuración de deuda de ningún país y porque el descenso de valor de los bonos públicos sólo se aplicará a la cartera de negociación de las entidades, no a los títulos que los bancos poseen hasta su amortización.
El coste de la deuda pública de Grecia, por ejemplo, aumentaría en 255 puntos básicos.
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Resultado de las pruebas: en junio
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