domingo, 30 de diciembre de 2012

La fatiga de los B R I C


Brasil, Rusia, India y China son el John, Paul, George y Ringo de los mercados emergentes, un grupo bien ensamblado de individuos o economías con diferentes características que a veces provocan histeria colectiva.
Los BRIC cumplieron 11 años en 2012, de modo que han durado más que los Beatles, que estuvieron juntos durante una década. Al igual que el grupo inglés, los BRIC han cosechado un éxito fenomenal. En 2002, las bolsas de los países BRIC representaban 3% del valor total de mercado de los miembros de la Federación Internacional de Bolsas de Valores. Para 2011, esa cifra había subido a una quinta parte.
Este año, sin embargo, distó mucho de ser fabuloso para los BRIC, cuyos mercados tuvieron un desempeño muy inferior al Standard & Poor's 500, con la excepción de India, y cuyas economías mostraron grietas importantes. El S&P 500 es el indicador de referencia de las acciones estadounidenses.
Associated Press
Turistas chinos sacan fotos en una parte reconstruida de la Gran Muralla en Luanping, China, este mes.
Aunque los países BRIC siguen creciendo a tasas robustas, como ha sido característico, sus economías exhiben algunos signos de fatiga. Los BRIC promediaron una expansión anual del Producto Interno Bruto de 8% entre 2000 y 2008, casi seis puntos porcentuales por encima del promedio de las economías del Grupo de los Siete.
Para este año, sin embargo, el Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento promedio de 4,5% para los países BRIC. Eso significa que la diferencia con el G7 se reduciría a 3,1 puntos porcentuales. El crecimiento económico ha perdido fuerza en todos los BRIC, incluyendo China, considerada como la líder del grupo. El crecimiento promedio debería aumentar a 5,5% el año entrante, lo que sin estar mal sigue muy por debajo de las tasas de hace algunos años.
Hasta 2008, las exportaciones de los mercados emergentes crecían a un promedio de entre 20% y 30% al año. Europa y EE.UU. estaban inmersos en una fiesta del consumo financiada por el crédito, absorbiendo importaciones que a su vez propulsaban las economías emergentes.
Ahora, en cambio, la zona euro atraviesa por una prolongada crisis existencial, mientras que EE.UU. afronta un alto nivel de desempleo y debe hallar una forma de reducir el déficit fiscal. Las exportaciones de los mercados emergentes probablemente caerán este año y apenas crecerán entre 5% y 10% en 2013, según los cálculos del estratega del banco suizo UBS UBSN.VX -0.70% Bhanu Baweja. Esto también podría reducir la inversión puesto que las empresas no tendrán que expandir su capacidad tan rápidamente. Esto repercutirá sobre todos los BRIC, aunque Brasil y Rusia parecen ser los más expuestos debido a que son grandes exportadores de materias primas.
Rusia es un acertijo. Los inversionistas conocen de sobra sus problemas demográficos y de corrupción. De todos modos, a cerca de seis veces las ganancias proyectadas, las acciones rusas parecen una ganga si se consideran los múltiplos de entre 15 y 18 veces las ganancias proyectadas del resto de los BRIC, o de 14 veces las ganancias proyectadas en el caso del S&P 500.
El problema es que los dos principales motores del desempeño del país, el precio del petróleo y la economía de la zona euro, serán grandes riesgos en 2013. Los optimistas sacan a colación una reciente ofensiva contra la corrupción. Pero incluso si la iniciativa fructifica, algo que dista de estar garantizado, podría haber una fuga de capitales en el corto plazo. Ese fue uno de los persistentes vientos en contra en 2012.
Brasil tiene mucho mejor aspecto que Rusia. Pero después de ser la niña bonita de los mercados durante varios años, el país tuvo un aterrizaje forzoso en 2012: las acciones acumulan un descenso de 6%, el más pronunciado entre los BRIC.
El PIB creció 0,6% en el tercer trimestre, la mitad de lo que esperaba el mercado. El gran problema es la baja inversión, tanto privada como pública, que bordea 19% del PIB. Brasil necesitaría elevar ese nivel a 22% del PIB para volver a crecer al 4,5% que registró durante buena parte de la última década, según los cálculos de Deutsche Bank DBK.XE -0.95% .
El gobierno tiene varios megaproyectos en carpeta, como una expansión de sus puertos. Pero la injerencia del Estado en la actividad económica es parte del problema. Un complicado código tributario y una red de regulaciones han mantenido al país cerca del fondo del índice que elabora el Banco Mundial sobre la facilidad para hacer negocios en América Latina. Los subsidios energéticos en la forma de límites de precios atentan contra la eficiencia y restringen la inversión de empresas como la petrolera estatal Petróleo Brasileiro PETR4.BR +0.57% .
Mientras tanto, India y China deberían beneficiarse de la caída en los precios de las materias primas. India, en particular, necesita controlar la inflación que ya supera el 7%. Lo más preocupante es que los precios al consumidor siguen siendo altos pese a que el PIB solamente se expandiría 4,9% este año, muy por debajo del 8% promediado antes de la crisis financiera.
El problema de China no tiene que ver con una baja inversión. Todo lo contrario: la inversión fue de alrededor de 42% del PIB entre 2003 y 2007. La cifra supera los niveles de Japón entre 1964 y 1974 y de Corea del Sur entre 1987 y 1997, durante el apogeo de su desarrollo industrial, señala Charles Dumas, de Lombard Street Research. El gobierno respondió al estallido de la crisis financiera con un paquete de estímulo que elevó la inversión a 48% del PIB en 2011.
Los efectos colaterales se pueden apreciar en los conflictos comerciales, en especial con los países occidentales, debido a un exceso de capacidad en bienes manufacturados desde acero a paneles solares, además de un alza de los salarios y de la deuda incobrable del sistema financiero. Los nuevos líderes parecen estar al tanto del problema y el último plan quinquenal asigna al consumo interno un papel más protagónico en el crecimiento económico.
No será fácil. Cambiar el motor del crecimiento desde la inversión y las exportaciones, que representan 51% del PIB, al consumo interno, que equivale a poco más de un tercio de la economía, demandará una desaceleración del crecimiento.
Pese a los desafíos que tienen por delante, los BRIC no están al borde de ningún precipicio gracias a la relativa solidez de sus finanzas. No obstante, la década en que los mercados celebraban casi todos sus movimientos llegó a su fin. Cada uno tiene la tarea de emprender reformas que los sintonicen con un mundo que también ha cambiado. Además, las diferencias políticas y económicas entre los cuatro, que en un mercado alcista quedaron en segundo plano, adquirirán mayor relevancia y pondrán en duda la justificación de la sigla.
Tampoco hay ninguna garantía de que, en el futuro, los fanáticos de un grupo guarden la misma devoción por sus miembros por separado.

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