WhatsApp-Facebook: el tándem que mete miedo
Cristina J. Orgaz
Voz, penetración del mercado, usuarios cautivos y el desarrollo de servicios financieros, además de la publicidad, pueden convertirse en fuente de ingresos para la red social, pero la preocupación de los analistas es si hay indicios de burbuja 'puntocom'
Los servicios de mensajería instantánea se han convertido en las verdaderas redes sociales. Son el Facebook del futuro y tienen claras ventajas sobre lo que ofrece la compañía fundada por Mark Zuckerberg. No hace falta abrir el navegador, ir a la página web e introducir santo y seña. WhatsApp es mucho más directo, más simple y permite compartir fotos, chatear sin límites o enviar videos desde el dispositivo que todo el mundo lleva en el bolsillo. Su auge desterró en España al 'sms' -durante años la verdadera gallina de los huevos de oro para las telecos- y ha limitado el éxito de servicios similares, incluso del propio Facebook. Comprar un rival es desde siempre la mejor manera de neutralizarlo.
«Estoy emocionado al anunciar que hemos acordado la adquisición de WhatsApp y que todo su equipo se unirá a nosotros», decía el fundador de Facebook en su muro. La compañía «complementará nuestros servicios de chat y mensajería para ofrecer nuevas herramientas para nuestra comunidad». Quizás cuando escribió esto, Zuckerberg ya sabía que WhatsApp incluirá dentro de poco entre sus servicios uno muy valioso: las llamadas de voz. Un sistema que estará en marcha antes de verano, según explicó en el Mobile World Congress de Barcelona, y que supone una lucha en igualdad de condiciones con el Skype de Microsoft, el Hangout de Google e incluso con los servicios de voz de las operadoras. El siguiente paso sería integrar la aplicación en ordenadores y tabletas para que pueda ser usada no sólo en 'smartphones'.
Por todo esto, la compra de WhatsApp, dicen los analistas, tiene sentido estratégico, pero difícilmente puede explicar los 19.000 millones de dólares pagados por la red social. Ni siquiera vía sinergias. Más si se tiene en cuenta que de esa cifra 4.000 se pagan en metálico, mientras que los 15.000 millones de dólares restantes se abonarán en acciones de la propia compañía. Para ello, Facebook emitirá alrededor de 220,4 millones de títulos nuevos, lo que implica una dilución directa del 11,2 por ciento de su valor en bolsa. Con la operación consume, además, un 36 por ciento de su caja neta, explican los analistas de Bankinter Brokers.
Zuckerberg justifica el precio pagado porque aunque genere pocos beneficios -poco más del euro que cuesta la aplicación- el número de usuarios crece a razón de un millón al día. «Hay muy pocos servicios que lleguen a 1.000 millones de personas en el mundo, esto les hace increíblemente valiosos», argumentaba en la cita tecnológica más importante del año. «Puede que me equivoque, pero no lo creo». Facebook ha comprado, casi al peso, posibles clientes y negocio en los dispositivos móvil, subsanando así uno de sus puntos débiles hasta ahora, según los expertos. Además, los usuarios de WhatsApp están cautivos. Uno no puede irse solo a una red social, necesita migrar con sus amigos y con sus grupos. Por eso arrebatarle el liderazgo será una tarea complicada para quien venga detrás.
Su capacidad de relacionar al usuario con las marcas, aprovechando la red como una gran plataforma donde fortalecer la relación con los clientes y ganar notoriedad a través de campañas promocionales, es el punto fuerte en el que se basa su modelo de negocio. De hecho, según el estudio del IEB, titulado 'Nuevos competidores del sector financiero mundial', el 86 por ciento de los usuarios de Facebook han interactuado en la plataforma con alguna marca.
Nicho en los servicios financieros
Para monetizar esto, en un futuro no muy lejano, necesitará desarrollar servicios financieros o alcanzar acuerdos con terceros. De entre los gigantes tecnológicos estadounidenses, Apple, Amazon y Facebook son las compañías que menos han desarrollado esta área y aún así, la firma de acuerdos con bancos para crear pasarelas de pago para sus usuarios, está a la orden del día, explica Rodrigo García de la Cruz, codirector del Programa directivo en Innovación y Tecnología Financiera del IEB. «Tener una compañía que aglutina la información y el día a día sobre gustos, eventos e intereses de millones de clientes es sin lugar a dudas una gran plataforma para posicionarse en cualquier sector y más en el financiero, donde conocer los intereses de los clientes es vital para la realización de transacciones».
Los analistas de Citi dan el visto bueno a la operación. La valoración parece razonable y la compra de la aplicación líder mundial de mensajería -no por países sino en su conjunto- ofrece una oportunidad única de monetización de usuarios. Pero avisan: «Aunque respetamos la posición de WhatsApp de centrarse a corto plazo en el crecimiento de usuarios», dejando de lado opciones como la introducción de publicidad, «la experiencia de otras aplicaciones de mensajería similares, como Line, WeChat o Kakaotalk, sugieren oportunidades de ingresos significativos en áreas como juegos, tonos de llamada o pagos», sin resultar demasiado intrusivas. «De hecho, la mayoría argumenta que estos servicios realmente mejoran la experiencia del usuario». Si WhatsApp fuera capaz de obtener beneficios económicos en alguno de estos negocios, esto se traduciría en ingresos por importe de entre 1.500 o 2.000 millones de dólares, explica el análisis del banco.
Su recomendación es de compra con un precio objetivo de 70 dólares, una cifra que se queda corta a la vista del último arreón bursátil. A principios de semana la acción superaba su máximo histórico. Desde principios de año, cuando la acción cotizaba a 56,65, hasta esta misma semana, con el valor ya en torno a los 71 euros, Facebook se ha revalorizado más de un 25 por ciento.
Burbuja tecnológica
Para determinar si está cara o no, la primera incógnita a despejar es saber si estamos ante una burbuja 'puntocom' de libro o todo forma parte del crecimiento normal de los valores tecnológicos. Josep Monsó, de GVC-Gaesco, advierte que lo primero que hay que hacer es tener claro que entre estos valores hay dos grupos. No es lo mismo Apple o Google que el resto. «Veo benevolencia hacia la valoración en bolsa de las redes sociales y de las empresas de e-commerce. En definitiva, de las acciones que basan su desarrollo en Internet como Facebook, Twitter o Amazon».
Mientras que Apple es una tecnológica pura -su problema se circunscribe a si sus productos van a seguir creciendo en ventas o no-, «el proyecto de Facebook sigue siendo un proyecto de expectativas. Ahora está más consolidado, pero aún así veo una cierta condescendencia por lo que son redes sociales. Se pagan ratios elevados, pero se esperan también crecimientos muy exigentes». Mientras estos crecimientos se vayan consolidando, bien, pero si la cosa se tuerce, avisa Monsó, el castigo en bolsa va a ser importante. Para este analista, Google sería la compañía más en precio ahora mismo.
«Puede haber burbuja, efectivamente, pero si es así aún durará un tiempo. Ahora mismo estaríamos en la cresta de la ola». El problema para Monsó radica en los pronunciados crecimientos a los que la cotización en bolsa es muy sensible. Las previsiones son que los beneficios ajustados de Facebook crezcan en 2014 un 42 por ciento, en 2015 un 34 por ciento y en 2016, un 29. «Son crecimientos enormes y si resulta que no se cumplen, el valor se desplomará».
Por su parte, Bankinter también valora la posibilidad de que «considerando los multiplicadores que están aceptándose y los precios de las operaciones corporativas que se cierran», el mercado puede estar sobrevalorando esta categoría de compañías tecnológicas enfocadas a las redes sociales.
WeChat, Line o Telegram, competidores al acecho
El sábado WhatsApp estuvo caído y la aplicación de chat Telegram ganó 4 millones de usuarios en un solo día. Algo parecido sucedió al conocerse la compra de Facebook. «WhatsApp ha tenido fallos de seguridad garrafales. Usando una red wifi pública cualquiera podía leer tus mensajes», explica Javier Rubio, desarrollador de aplicaciones para Android y Apple. Y es que en un momento en el que arrecia el debate sobre la privacidad y el espionaje gubernamental, esta aplicación ha sabido compensar los déficits de la popular red de mensajería. Para empezar, «se puede usar Telegram desde tablets y ordenadores, incluso desde una web», dice Rubio, y para continuar, su sistema de cifrado mejora exponencialmente la privacidad de WhatsApp.
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