Extremadura, el legado de la historia
Entre el discurrir de dos grandes ríos, el Tajo y el Guadiana, se extiende Extremadura, una Comunidad Autónoma que ha sabido gestionar magistralmente historia, naturaleza y gastronomía para divisar un futuro esperanzador. Una región que esconde las mejores tradiciones de nuestro país.
En cualquier ciudad o pueblo de la Comunidad se degustan los platos típicos de una gastronomía que tiene como bandera el jamón ibérico. Su denominación de origen Dehesa de Extremadura y sus cerdos alimentados de bellotas impregnan su cocina de sabores, texturas y fragancias particulares. Su cocina es sencilla, pero deliciosa: calderetas, migas, chanfainas, zorogollos, cochinillo cuchifrito... O sus postres: técula mécula, arrope, perrunillas, bollos de chicharrones, hornazos, sapillos, repápalos de leche... Sin olvidar esa miel de Villuercas-Ibores, también con Denominación de Origen. Para los amantes del queso, Extremadura es su altar: Torta del Casar, quesos de La Serena y Los Ibores (todos con denominación de origen), quesaíllas de las cabras de La Raya, queso de cabra de Gata, de Las Hurdes, Castiblanco, de La Vera... Pero aquí no desaparece su extraordinaria calidad: aceite de Monterrubio de la Serena, pimentón de la Vera o vinos de la Ribera del Guadiana, son algunos de los muchos ejemplos de cómo la tradición y la historia están en el ADN de su propia gastronomía.
Entre tanta belleza natural e histórica, el viajero tropieza, casi sin querer, con una imponente ciudad, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1986: Cáceres. Su casco antiguo es uno de los mejor conservados de Europa. En él se erigen edificios, sobre todo, de la Edad Media y del Renacimiento. Dentro de sus murallas se encuentra la mayoría de su historia: la Concatedral de Santa María, el Palacio de las Veletas, los palacios de los Golfi nes, la casa del Sol o la Torre del Bujaco. La calidad en sus restaurantes también está presente en la ciudad. Entre ellos destacan Atrio (dos estrellas Michelín), Torre de Sande & Castillo de la Arguijuela, La Minerva, Madruelo, Tapería Yuste o Bouquet Tapería Restaurante. Diferentes cocinas para diferentes paladares y bolsillos. Sin olvidar, por supuesto, la cantidad de restaurantes con comida tradicional, de una calidad inmejorable, que uno puede encontrarse en cada esquina.
La belleza de la provincia cacereña no se halla solo en su capital. En sus alrededores, pequeñas localidades y espacios naturales ofrecen un abanico de rutas interesantes. Uno de estos destinos es Trujillo, famosa por su castillo, situado en la parte alta de la ciudad, y por ser cuna de dos grandes conquistadores: Francisco Pizarro (descubridor del Perú) y Francisco de Orellana (del río Amazonas). Otra interesante escapada: el Parque Nacional de Monfragüe, en el que se puede disfrutar de su fauna autóctona, como el buitre leonado, el halcón peregrino, el águila perdicera y el búho real. Sin embargo, lo que conforma el paisaje idílico es, sin duda, el río Tajo y su afluente Tiétar: en sus orillas, todo un abanico de aves como el ruiseñor, el martín pescador y el cormorán, entre otros. A pie o en coche, sus rutas ofrecen un espacio para disfrutar de un sencillo paseo o de un caminar más técnico. Depende del nivel del usuario.
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