Las oportunidades que quedan en la deuda de la periferia
Cristina Vallejo
Grecia y Portugal vuelven a emitir bonos a medio y largo plazo con gran demanda y la rentabilidad del diez años español ronda mínimos históricos
Verdadero furor se ha desatado por la deuda periférica. Es lo que podemos concluir tras las emisiones realizadas por Grecia y Portugal que han sido, además, las dos primeras que han acometido de bonos a cinco y diez años, respectivamente, desde que estos dos países fueron rescatados por la troika. Grecia, en particular, colocó 3.000 millones de euros con un interés del 4,95% y una demanda de 20.000 millones. Portugal, por su parte, captó 750 millones con una rentabilidad del 3,5752%. Esta buena acogida se atribuye a la escasez de opciones rentables de inversión. En esta situación, no hay más remedio que incrementar el nivel de riesgo para que también aumente el rendimiento de la cartera.
El éxito de las emisiones no significa que ya sea seguro volver a esos dos países. Empecemos por Grecia. Alberto Matellán, de Inverseguros, comenta que si ha habido tanta demanda por los bonos griegos es porque se creen seguros: su duración entra dentro de la del rescate de la Troika, que no tendrá que empezar a devolver hasta 2023. Pablo González, de Ábaco Capital, no recomienda más que una posición táctica a seis o doce meses. Porque es un país aún con riesgo político y ahora que tiene superávit primario, es decir, que no necesita dinero exterior para cubrir sus necesidades antes de intereses, podría decidir una reestructuración, algo posible, dada la imposibilidad que se le supone de devolver una deuda que supone el 175% del PIB.
Riesgo griego, atractivo luso
A Grecia pueden haber regresado ya los inversores más agresivos para, pronto, dar paso a los demás. Si se repitiera esta secuencia, éste sería un buen momento para entrar en Grecia. Aunque todavía tiene un«rating» bajo, alta volatilidad y escasa liquidez. Eso es lo que ha provocado que David Ardura, de Gesconsult, no haya entrado en Grecia. Como los seguros y fondos de pensiones. Por eso, desde Fitch comentan que no están seguros de cuán sostenible será la recuperación del acceso a los mercados por parte de Grecia.
Portugal se percibe como mucho más seguro e incluso atractivo que Grecia. Matellán dice que es de lo que más le gusta en la periferia europea. Y desgrana algunas de sus bondades: el país tiene unas cuentas que progresan adecuadamente, también tiene superávit primario y, además, está recomprando bonos, lo que es síntoma de que cuenta con liquidez y le da margen para gestionar sus vencimientos. Ardura comenta que poco a poco está volviendo a los tramos cortos de la curva portuguesa, mientras que Pablo González añade que prefiere algunas emisiones privadas de empresas lusas, como las de EDP o Galp. De hecho, el experto de Ábaco Capital opina que ahora mismo la deuda lusa ya está cara. Y es verdad que poco más de un 3,5% a diez años no es una inversión muy rentable. Aunque ahora ese rendimiento, con la inflación en negativo en España, es mayor que uno más elevado hace unos años.
Lo que sí es verdad es que, como dice José Luis Martínez Campuzano, de Citi, el éxito de la emisión puede hacer cambiar la opinión sobre el futuro de Portugal. El 17 de mayo finaliza el rescate de la Troika. Hasta ahora se había aceptado que ello no sería el final de la asistencia como tal y que llegaría otro mecanismo de apoyo financiero para el país. Pero la reapertura del mercado puede cambiar las cosas.
Irlanda, España e Italia
Hemos visto que hay expertos que dicen que la deuda lusa está cara. Pero las rentabilidades que dan Irlanda, España e Italia son todavía menores. David Ardura comenta que, por fundamentales, cotizan a niveles muy ajustados, aunque en parte se puedan explicar porque vivamos en un mundo con rentabilidades bajas, tipos reducidos e inflaciones muy escasas. Este experto explica que las expectativas de que haya un programa de compra de activos en Europa es lo que evita que muchos inversores hayan deshecho posiciones en estos activos. Dice que aunque sus precios ya han recogido en parte la posibilidad de la actuación del BCE, aún pueden quedar unos euros por ganar en estos títulos.
Entre estos tres países, el progreso más fulgurante ha sido el vivido por Irlanda: la rentabilidad de sus bonos a diez años se encuentra diez puntos básicos por debajo de sus comparables españoles. Pero el avance de España también ha sido espectacular. El rendimiento de su deuda a diez años ronda mínimos históricos poco por encima del 3%. Aunque este nivel no es como el de 2005, cuando la inflación superaba el 3% y los tipos de interés, el 2%. Ahora al Estado español le es más caro que entonces emitir deuda a este plazo, pero para el inversor es más rentable.
El riesgo está en algo que apunta Pablo González: dice que a corto plazo aún se puede ganar con la deuda de estos países, pero a largo, cuando la recuperación se asiente, los tipos tenderán a repuntar. Y será una buena noticia. Pero, de momento, según Ignacio Cantos, de Atl Capital, si las primas de riesgo de los bonos periféricos van a continuar a la baja es porque augura una subida paulatina de las rentabilidades de los bonos alemanes.
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