GANAR 'SÓLO' LA BUNDESLIGA NO LLENA AL BAYERN
La excelencia exigida a
Guardiola se completa
eliminando al Real Madrid
El fútbol europeo se ha transformado en una fiebre acumulativa de títulos. No con ello se pretende afirmar que la motivación de un club no fuera, desde que la pelota es redonda, ganar lo máximo posible, acumular resultados favorables y trofeos en las vitrinas. Pero la potenciación económica de ciertos equipos y su consiguiente fortaleza deportiva los ‘obliga’ a obtener más réditos de los que históricamente eran más que aceptables para la propia entidad. Casi cualquier club del mundo calificaría como tremendamente exitosa una temporada en la que se ha obtenido un título, se ha llegado a la final de otro y se está a una eliminatoria de otra final. Para el Bayern sabe a poco si dentro de algo más de un mes las dos copas que tienen por disputar no están expuestas en el Allianz Arena.
Ese es el trabajo de Pep Guardiola de aquí a finales de mayo. Una exigenciainaccesible para la grandísima mayoría de equipos en el planeta y no sólo porque ya no tengan las posibilidades reales de alcanzar ese ‘triplete’. De hecho, Bayern y Real Madrid, enemigos en las semifinales de Champions League, son los únicos conjuntos que todavía pueden ganar la ‘Triple Corona’. Cada uno ha dado ya un paso: los bávaros tienen ganada la Bundesliga desde hace semanas, mientras que los de Ancelotti levantaron la Copa del Rey el pasado miércoles. La pretensión de los dos es la misma, pero quizás la obligación alemana sea incluso superior a la madridista.
Guardiola es un experto en mantener el nivel de excelencia altísimo de manera continuada, aunque la susodicha se haya alcanzado poco tiempo atrás. El catalán ganó tres Ligas, dos Copas de Europa y una Copa del Rey en sus tres primeros años como entrenador del Barcelona. El Bayern contrató a Pep después de ganarlo todo el curso pasado. Y si lo firmó fue para que ese glorioso año 2013 no se quedara como un simple recuerdo bonito que los afortunados seguidores ‘bayerer’ se lo contasen a sus nietos dentro de cincuenta años, sino para que ese hito excepcional pasara a ser un hecho en cierto modo repetitivo en los próximos años.
Cuando se trata de ser el mejor, para Pep no hay descanso, ni relajación. De ahí que el Bayern no sólo haya prolongado el dominio de su equipo en la Bundesliga, sino que haya logrado los mejores números de la historia en la competición germana. Siete jornadas antes del final de la liga, los Lahm, Schweinsteiger y compañía ya eran campeones de Alemania. Algo inédito hasta la fecha, y difícilmente repetible. No digamos ya mejorable. El camino en la DFB Pokal, la Copa alemana, es calcado al de la liga, inmaculado hasta colocarse por tercer año consecutivo en la final de Berlín, la cual disputará contra su mayor amenaza local en estos tiempos que corren, el Borussia Dortmund. Y en la Champions League sólo hay que ver el respeto, por no decir temor, con el que va a recibir el Real Madrid a los bávaros el miércoles.
Pero a pesar de esos datos irrefutables y ciertamente sensacionales, la temporada de Guardiola se va a valorar de forma casi exclusiva por la actuación de sus jugadores en esta eliminatoria de Champions League. Meterse o no en la final de Lisboa será determinante para contentar o no a la exigente directiva del Bayern Múnich, que no se ha mordido la lengua durante el año para buscar defectos a la máquina aparentemente infalibleengendrada por Van Gaal, mejorada por Heynckes y perfeccionada por Pep. El presidente de honor de la entidad, Franz Beckenbauer, está siendo el martilleo constante en la cabeza de Guardiola. En febrero, Beckenbauer mostró su desaprobación hacia el puesto de ‘falso nueve’ que le estaba otorgando Pep Guardiola a Mario Götze. "Guardiola no le está haciendo ningún favor al jugador situándolo delante de dos muros que no le dejan recibir”, decía el excapitán del club en referencia a los centrales de los rivales. E incluso añadió que "el Bayern está desperdiciando el talento de Götze".
Sin medias tintas habló Beckenbauer también en referencia al estilo de juego que está imponiendo el de Sampedor al decir que "Al final seremos como el Barcelona. Nadie nos querrá ver. Estos jugadores se pasarían el balón hasta en la línea de gol. Si tengo la oportunidad de disparar a puerta desde la segunda fila, especialmente ante una defensa muy poblada, entonces lo hago”. Y no fue el único miembro de la cúpula alemana en opinar sobre su equipo. Matthias Sammer, director deportivo de la entidad, se mostró muy contrariado por el bajón de rendimiento del Bayern desde que sentenció la Bundesliga. “Éramos intocables hasta que nos hicimos con la liga y lo hemos perdido. Para llegar a la final en Lisboa tendremos que mejorar. No estamos encendidos y no es suficiente para lo que nos espera”, dijo Sammer.
No hay ningún momento posible de relajación para Pep. Con esas declaraciones de dos mandamases del Bayern queda cristalino que no será suficiente con lo logrado hasta la fecha. Guardiola necesita más, su club quiere más. La consecución de la excelencia sirve para perpetuarla, no sirve con alcanzarla un día como un sueño fugaz y recordarla con un viejo álbum de fotos. El primer paso es superar al Real Madrid, mayor enemigo europeo y rival predilecto.
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