PENDIENTE DE AYUDAS DE LA UE Y DEL APOYO ALEMÁN
Los tambores de guerra en Ucrania le dan alas al gasoducto entre Cataluña y Francia
A medida que crece la tensión bélica en Ucrania, se arman de razones los defensores del Midcat, el gasoducto largamente proyectado y repetidamente aplazado entre Cataluña y Francia. En España es donde el proyecto está más avanzado, ya que la tubería llega hasta Hostalric, en Girona, a 50 kilómetros de la frontera.
Hasta ahora, el gran enemigo de este proyecto de interconexión energética europea había sido Francia, según reconocen fuentes del sector energético español. A veces se oponía el lobby nuclear francés, otras lo hacía el propio gobierno galo y en ocasiones lo vetaba el gigante gasista Gaz de France.
Pero a medida que el presidente ruso, Vladimir Putin, y el Gobierno ucraniano van retroalimentando su ardor guerrero, los defensores del Midcat recuerdan la importancia de esta conexión a través de los Pirineos. La primera ha sido la Comisión Europea (CE) que quiere que Francia revise sus previsiones y que avance su calendario para llevar a cabo esta obra, previsto para 2018, y que en Bruselas pretenderían adelantar a 2015.
Incluso en el Elíseo empiezan a plantearse la necesidad de reforzar la conexión gasista con España. Este año se han producido desfases entre el norte de Francia, donde los precios de gas industrial han sido más baratos, y el sur, donde las carencias provocadas por la crisis ucraniana han encarecido el gas.
El Midcat debería unir Holtalric, donde acaba el gasoducto de Enagás -plenamente operativo- con el gaseoducto de Larrau, en Francia, 190 kilómetros de tubería por el que pasarían 7,5 bcm de gas al año. Un bcm equivale a 1.000 millones de metros cúbicos de gas.
En el tramo español, la inversión prevista rondaría los 120 millones de euros, incluyendo una estación de bombeo en Martorell (Barcelona). En Francia, el coste sería más elevado porque esta infraestructura se encuentra más retrasada en el país vecino.
Falta de apoyos
A pesar de que la CE ya tiene claro que hay que avanzar el Midcat al año que viene, el proyecto todavía precisa de más apoyos. Fondos europeos, por ejemplo. Francia querría una subvención que rondaría los 100 millones de euros que compensaría la falta de interés industrial en su país. El año pasado se llevó a cabo un estudio para ver la rentabilidad de la infraestructura. El sondeo salió negativo y el próximo tiene que llevarse a cabo en 2015. La ayuda europea solventaría esta problemática.
Otro punto de apoyo sería que Alemania apostase claramente por la conexión entre Francia y España. Hasta ahora, Alemania siempre ha sido muy prorrusa, en especial por los intereses del gigante eslavo Gazprom. Pero la crisis de Ucrania ponen el peligro el suministro y desde la CE se advierte que los trazados alternativos por Kazajistán no serían más baratos y se darían en entornos políticos mucho más inestables que el español.
Inauguración del gasoducto submarino que une España con Argelia en 2011. (Efe)
Aunque quién más ha alzado la voz a favor de la conexión con Francia ha sido Gas Natural, quien ha de llevar a cabo el tramo español es Enagás, responsable del negocio mayorista.
Cambio de clima
En el sector energético español se advierte de que Francia, poco a poco, está cambiando de postura. Esto se ha puesto en evidencia en el gasoducto de Irún, en este momento la única interconexión gasista franco-española. Este conducto, en un principio, sólo funcionaba en dirección de Francia a España. Pero en los últimos años se ha podido reequilibrar la relación y este año ya se ha logrado enviar 5 bcm a Francia. Se espera que este año 2014, el volumen de gas exportado a Francia ya se colocará en 7 bcm.
Con el Midcat operativo se duplicaría la capacidad de conexión con Francia. Eso supondría que el 10% del gas que recibiría Europa vendría de España.
España cuenta con dos conexiones por gasoducto con las grandes reservas argelinas: el Medgaz, por Almería, y el Duran Farell, por Tarifa con Marruecos. Además, también dispone de las planta de regasificación de GNL por toda la península, una infraestructura que puede ser muy útil en caso de guerra en Ucrania.
Putin, inaugurando el gasoducto Sakhalin-Khabarovsk-Vladivostok. (Efe)
Mayor poder de negociación
Sin embargo, esta interconexión no permitiría a la UE prescindir del gas ruso. En realidad, Putin está habituado a usar el gas como arma estratégicacon los países vecinos pero el Kremlin también sabe que interrumpir el suministro impide cobrar por esta materia prima. Así que tampoco quiere forzar mucho la situación, a pesar del apoyo europeo al nuevo ejecutivo ucraniano.
Rusia no puede prescindir de su principal fuente de divisas. Lo que de verdad preocupa al ejecutivo ruso es la devaluación del rublo por la presión de los inversores internacionales. Las agencias de rating están calificando a la baja los bonos del país eslavo y Rusia ha tenido que subir tipos para intentar mantener su moneda a medida que el conflicto bélico se tensiona más y más. Son los mercados, no Estados Unidos o Bruselas los que pueden hacer que Putin se replanteé su voluntad de redibujar las fronteras de los países del Este.
Lo que puede aportar España a la UE y sobre todo a Alemania en materia gasista es dar mayor poder de negociación frente a Rusia, reducir la dependencia gasista y proteger a las industrias europeas de grandes oscilaciones en los precios de este recurso energético. No se trataría de sustituir el gas ruso sino de ofrecer una garantía de suministro.
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