Cinco ideas contra la ingeniería fiscal de cinco países cansados de que las multinacionales no paguen
España, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania lanzan una propuesta a la Comisión Europea para acabar con la "elusión fiscal" de las grandes empresas
Quieren poner coto a las prácticas de multinacionales como Google o Amazon que no tributan donde generan beneficios
Los ministros de economía de las cinco principales economías europeas se reunieron este lunes para discutir cómo poner freno a la "planificación fiscal agresiva". La elusión fiscal consiste en prácticas destinadas a pagar menos impuestos con diferentes argucias, o ingeniería fiscal, pero en la que no se incurre en ilegalidades. La OCDE (el club de países más desarrollados) está en plena campaña para rebajar el peso de este tipo de estratagemas que hacen que los estados incurran en pérdidas millonarias.
El principal objetivo es evitar sobre todo la deslocalización de los beneficios, esto es, que las empresas tributen en países donde se pagan menos impuestos que en los que realmente se ha generado la actividad. Los casos de Google, Amazon y Starbucks, por ejemplo, han puesto en el disparadero este debate.
Con todo, estas cinco grandes economías, que se han hecho llamar G-5 y que son una suerte de sección del G-20, han pedido a la Comisión Europea que actúe en cinco frentes para acabar con estas prácticas lo antes posible con la elaboración de iniciativas legales que abarquen todo el espacio europeo. Países como Irlanda u Holanda podrían verse especialmente afectadas por estas medidas, ya que actualmente es donde se refugian legalmente las empresas para pagar menos impuestos. Estas son las cinco propuestas urgentes:
1.- Economía digital. La primera llamada de atención de estas grandes economías es a las nuevas empresas tecnológicas. Si algo produce quebraderos de cabeza a los países es que Google o Amazon, entre otras grandes empresas tecnológicas, no tributen en los países en los que generan sus beneficios. Los cinco piden que se tomen medidas para que los países donde realizan su actividad "obtengan una parte proporcional de la recaudación fiscal ligada a las mismas".
2.- Precios de transferencia. A la hora de hacer sus cuentas, las filiales de una misma empresa fijan un "precio" a la prestación de servicios o la compra venta de productos que hacen entre ellas. Estas prácticas, tanto cuando son dentro de un país como de forma transfronteriza, suelen tener mucha cocina y han de ser revisadas de forma profunda por las inspecciones tributarias. En este caso, el G-5 pide que se revise las normas que se utilizan a la hora de hacer la valoración entre filiales situadas entre distintos países, para asegurar "que los beneficios se gravan donde se produce la creación de valor".
En particular, estos países temen que los llamados servicios "intangibles" que son muy difíciles de valorar estén siendo utilizados para minimizar bases imponibles y la tributación. El grupo propone detectar las operaciones que se utilizan solo para obtener "una ventaja fiscal" y calificarla como si se realizara entre empresas independientes.
3.- Híbridos. Bajo este nombre se esconden instrumentos financieros complejos que se han adaptado de muy diversas formas en las regulaciones locales y, por tanto, tributan de diversa manera. Las preferentes, sin ir más lejos, eran lo que se conoce como productos híbridos. Algunos son considerados por la legislación local como instrumentos de deuda, con una tributación favorable, y en otros como fondos propios. Algunas empresas los utilizan en el país que les es más favorable fiscalmente, rotándolos en sus cuentas entre filiales.
4.- Abuso en tratados. El grupo de países pide que se derogen los beneficios de los convenios de doble imposición (que eliminan la doble tributación) entre países cuando se demuestre que los contribuyentes están "abusando" de los mismos. Así, si se demuestra que una empresa tributa en un país con una carga fiscal muy ligera, pero con el que España tiene convenio, solo por pagar menos impuestos y no porque produzca allí, se le podría denegar el convenio.
Panamá, por ejemplo, es un país donde operan realmente muchas empresas españolas, haciendo obras como el Canal o el Metro. Pero otras pueden abrir filiales ahí en las que derivan beneficios de terceros países. A estas no se les permitiría acogerse a la posibilidad de repatriar los beneficios a España sin tener que volver a pagar impuestos.
5.- Foro de prácticas fiscales prejudiciales. El G-5 aboga por continuar los trabajos de este grupo, especialmente en materia de transparencia. Hay que revisar medidas tributarias de los Estados que puedan ser perjudiciales por atraer bases imponibles de otros países.
6.- Información país por país. Son informes en los que cada Estado recibiría información de las multinacionales sobre cómo reparten su carga tributaria en distintos países y detectar los casos en los que una empresa realiza un reparto de su carga impositiva moviéndola artificialmente de donde se crea valor.
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