"Yo lo tenía muy claro. O ellos me comían a mí o yo les comía a ellos. Y decidí ir a por ellos. Iba a demostrarles que por una cuestión de cojones y de trabajar, no tengo ningún problema".
Intenten adivinar de quién son estas palabras ¿No? Sigamos…
"Hay momentos en la vida en los que tienes que plantearte todo lo que eres, cómo eres, por qué y cómo haces las cosas. Son momentos en los que tienes que tener toda la confianza en ti mismo y apostar fuerte. Al comienzo de 1995 yo estaba en uno de esos momentos". Era Carlos Sainz  quien así nos hablaba con motivo de un libro sobre su carrera.  Palabras que, salvando las circunstancias del momento, quizás también fueran válidas para Fernando Alonso cuando afrontaba el inicio de esta temporada.
Algo más que dos troncos en el tramo
En 1994, Sainz llegó a Subaru. Su máximo responsable, David Richards, comenzaba la relación interpretando como gestos de 'prima donna'  elpuntillismo técnico de su nuevo piloto. Luego descubrió por qué sus coches empezaron a ganar regularmente. Y por primera vez en su historia, Subaru luchó por el título con Sainz al final de año.
En aquella famosa última prueba de la temporada, el RAC de Inglaterra, el español podía ganar el campeonato pero tuvo que luchar contra Toyota, Didier Auriol y no sólo con aquellos troncos en mitad de un tramo. También se enfrentaba a su propio equipo. Entre otras razones, que Sainz ganara el campeonato también obligaba a Richards a pagarle el correspondiente bono extra. El británico no estuvo por la labor en ambas opciones.
Imaginen ahora el espíritu del piloto español para la siguiente temporada. Pero en 1995, Sainz comenzó a ganar un rallie tras otro, y sólo cuando un accidente en su tiempo libre le provocó una grave lesión en el hombro, perdió varios rallies y su ventaja para lograr un título que tenía en el bolsillo. Sin embargo, su respuesta había quedado sobre la mesa y también sobre los tramos.
¿Y si Raikkonen hubiera sido más rápido?
Resultaba inevitable recordar aquella experiencia de Sainz ante el magníficoGran Premio de Hungría que protagonizó Alonso, guinda de otro año en el que sigue brillando a un gran nivel a pesar del F14 T. Hay momentos en los que un piloto no sólo tiene a los rivales enfrente. También están dentro de casa. Muchos desconocen hasta qué punto Kimi Raikkonen ha representado una amenaza real para Alonso en Ferrari, dentro y fuera de la pista. El piloto español no solo recibió un 'tirón de orejas' el pasado año. La llegada del finlandés pudo suponer algo más. Si Raikkonen hubiera sido más rápido que el español…
En el caso de Ferrari y Alonso, no se trata de simplificar la película como un enfrentamiento entre 'buenos' (el piloto) y 'malos' (el equipo). La 'Scuderia', en defensa de sus propios intereses, tomó las decisiones que consideró oportunas. Otro punto es que fueran acertadas y, sobre todo, ajenas a algún ego personal que otro. Porque quien había salvado la cara del equipo en la pista durante cuatro años apareció como alguien 'ninguneado' para demostrar quién mandaba en casa. ¿Por una frase referida al 'coche de los otros' como regalo de cumpleaños? 2014 no iba a ser un año como los anteriores para el asturiano.
Respuestas similares
Sainz y Alonso mantienen una estrecha relación de amistad. Hace pocas fechas incluso compartieron una semana de bicicleta por las pistas canadienses. Cabe imaginar hasta qué punto  ambos habrán puesto en común las respectivas lecciones decantadas en intensas trayectorias profesionales y vitales, trufadas de problemas deportivos y políticos internos que no suelen llegar al gran público. Hoy, aunque en diferentes circunstancias, se antojan similares las respuestas a los desafíos vividos en momentos clave de sus respectivas carreras. 
"O ellos me comían a mí, o yo a ellos. Y decidí ir a por ellos" , "por cuestión de cojones, y de trabajar", "momentos en la vida en los que tienes que plantearte todo lo que eres, cómo eres, por qué, y cómo haces las cosas"... Si Fernando Alonso está negociando con McLaren o renegociando con Ferrari en estos momentos, también debería estar saboreando estas palabras. Como Sainz en su día, las ha puesto en la mesa. Y también sobre el asfalto.