«Es necesario diversificar los riesgos del sistema de pensiones español»
Expertos aconsejan en el Fórum EL COMERCIO completar la jubilación con planes privados
El envejecimiento supone un reto para el mantenimiento de la cobertura, pero hay otras variables, como el paro o la tasa de actividad
La inversión de la pirámide poblacional es uno de los retos que afronta el sistema de pensiones español, pero no es ni el único ni el más importante. Esta fue una de las conclusiones que se extrajeron ayer de una nueva sesión del Fórum EL COMERCIO, que organiza este periódico en colaboración con el banco SabadellHerrero, y en la que bajo el título 'Vivir 100 años: jubilación sin renuncias. Nuevos retos del sistema de pensiones' se abordó la necesidad de replantear la visión actual del momento de retirarse del mercado laboral.
Durante el coloquio, moderado por el director de EL COMERCIO, Íñigo Noriega, los distintos ponentes coincidieron en que es muy difícil concretar cómo serán las pensiones en España dentro de diez, veinte o treinta años, pero sí auguraron que, a tenor de las previsiones y de las últimas reformas, la cobertura vaya disminuyendo, por lo que aconsejaron prepararse para esa situación y diversificar los riesgos. Una de las claves es no fiar todo al pilar público en el que se asienta en la actualidad el sistema español y en el que tienen sus esperanzas la mayoría de jubilados, ya que, al contrario de otros países, el ahorro para esa etapa a través de planes de pensiones u otros productos aún no es mayoritario en el país. «Nos preparamos mucho para trabajar, pero no para la jubilación. Tenemos que planificar qué vamos a hacer cuando colguemos la chaqueta», aconsejó el director regional de SabadellHerrero, Pablo Lozano.
Mientras la tasa de natalidad se reduce, las personas cada vez viven más años, lo que supone que prácticamente pasen un cuarto de su vida como jubilados, un cóctel nada positivo para el sistema de pensiones. Sin embargo, su sostenibilidad no depende tanto del aumento de la esperanza de vida y del envejecimiento de la población, como de otros muchos factores. El paro, la tasa de actividad, la productividad, la calidad de los salarios o el gasto que tenga que afrontar la administración en otros ámbitos como la sanidad o la educación se encuentran entre ellos. Así, no hay que considerar las contribuciones a las pensiones y estas como un elemento estanco, sino que forman parte de un sistema mucho más complejo en que el hay que tener en cuenta toda la política fiscal y el gasto público de las administraciones.
En este sentido, la catedrática de Sociología y directora del departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo, Ana Marta Guillén, recordó que no solo se trata de que aumente la natalidad. «Lo importante es la gente que trabaja. Muchos se preguntan para qué van a tener hijos si no van a lograr un empleo», señaló, y abogó por mejorar el sistema productivo y educativo y lograr un nuevo pacto intergeneracional que rompa la segmentación biográfica del mercado de trabajo. «Estamos en peligro si no conseguimos mejorar el empleo», advirtió.
De 1977 a 2015, en euros constantes, el salario mínimo creció 21 euros, mientras que las pensiones mínimas lo hicieron en 329, lo que significa también que hay un abanico de elecciones que el Gobierno tiene que hacer y que afectarán al futuro de la jubilación. «Todo depende de por qué queramos apostar», explicó Guillén, que aconsejó que la pensión tenga un tramo contributivo, otro que venga de las empresas y otro privado.
Pensiones voluntarias
El profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, Santiago Álvarez, recordó también que, más allá del incremento del gasto en pensiones, el envejecimiento de la población viene acompañado de un aumento del coste de la sanidad o los cuidados de larga duración, entre otros, y aconsejó «un replanteamiento más profundo del sistema de pensiones», en el que las aportaciones complementarias voluntarias adquieran una importancia mayor. Además, insistió en que la crisis, más allá de reducir la cifra de cotizantes debido al desempleo, ha generado una gran deuda, cuyos intereses habrá que pagar en el futuro y para los que habrá que prever partidas presupuestarias que también pueden afectar a las pensiones. Incluir un factor de sostenibilidad vinculado a la esperanza de vida y buscar más equidad intrageneracional serán otros de los aspectos que este experto prevé que se aborden en los próximos años.
Ante este panorama de incertidumbre, la directora de negocio de pensiones de Bansabadell Pensiones, Clara Armengol, defendió empezar a ahorrar para la jubilación desde el primer salario y hacerlo mes a mes como una inversión prioritaria para que el dinero no sea un problema cuando llegue el momento del retiro. «Hay que cambiar la mentalidad, ser más finalista», subrayó, al desgranar cómo se ahorra en España en comparación con otros países, donde las aportaciones a planes de pensiones son mucho más habituales y altas. Además, también pidió que «no nos apalanquemos en la desgravación fiscal», a la que calificó de «un premio», pero que está muy alejada del objetivo final de estos productos que sirven para complementar la pensión y que cuentan con una oferta variada que permite adaptarse al riesgo que cada cliente quiere asumir.
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