¡Cuidado, burbuja! El arte tampoco es una inversión segura
El pistoletazo de salida de la temporada de otoño para el mundo de las subastas se ha saldado con resultado tan dispar que han surgido las dudas sobre un mercado para unos inversores selectos
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Este mes de noviembre ha dejado un sabor agridulce en el mundo del arte y, sobre todo, muchos interrogantes. Y es que el pistoletazo de salida de la temporada de otoño para el mundo de las subastas se ha saldado con resultado tan dispar que han surgido las dudas sobre un mercado destinado a unos inversores muy selectos.
Por un lado, Christie´s ha batido récords con tres obras de los artistas Amadeo Modigliani, Roy Lichtenstein y Paul Gauguin. De hecho, 'Desnudo acostado' del primero, se vendió por 170,4 millones de dólares para coronarse como el segundo cuadro más caro de la historia.
Sin embargo, su eterno rival, la casa Sothebys, hizo saltar las alarmas tras el resultado de la subasta del pasado día 5 en la que, a parte de la 'Paulette' de Modigliano que vendió por 42 millones de dólares, no cumplió las expectativas con las pujas de piezas de maestros de la talla de Pablo Picasso, Mark Rothko, Joan Miró o Edgar Degas.
Y es que el eterno debate es si el arte es una inversión segura o si existe una burbuja en la que se venden obras millonarias que luego tienen poca o ninguna capacidad de revalorización. No en vano, en un momento en el que la renta fija no aporta nada, el oro se encuentra en un ciclo bajista, las materias primas lo mismo y la renta variable se deja llevar por una elevada volatilidad, con muchas incertidumbres en el horizonte cercano que pasan por el aterrizaje de China, la subida de tipos de la Reserva Federal y las tensiones geopolíticas, losinversores están hambrientos de alternativas.
En estos periodos es cuando la atención se dirige a otros activos como el arte, los coches de lujo o el vino. No cabe duda de que el mercado del arte está en auge atendiendo a las cifras del año pasado, cuando alcanzó un récord de más de 55.700 millones de dólares (unos 52.000 millones de euros).
Sin embargo, cada vez son más los expertos y analistas que avisan delsobrecalentamiento de este mercado que ha crecido un 13% de media anual desde el año 2000. En este sentido, el crítico Brian Sewell asegura en el Telegraph Money que “nadie debería comprar obras de arte como inversión” aunque, en el caso de que se haga, “se debe comprar lo que todo el mundo está comprando. Es un mercado muy falso y un buen día puede explotar pero mientras ocurre es un activo muy rentable”.
Citigroup espera una ralentización
Es por ello que Citigroup ha realizado recientemente un profundo análisis del mercado del arte como un activo para el inversor. Así, su primera conclusión es que “el robusto crecimiento que hemos visto en el mercado del arte en los últimos años no va a mantenerse sólido”. La razón de la caída es que las fuentes de crecimiento de este mercado en los últimos 15 años no son tan duraderas como se pensaba.
Como siempre, China entra en juego. Tradicionalmente, las subastas de arte se han concentrado en unas pocas regiones del planeta. En el año 2000, más de la mitad de las ventas por valor en dólares tuvieron lugar en Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Sin embargo, en 2014 China registró un tercio del crecimiento global y con 4,400 millones de dólares reclama su segundo puesto por detrás de EEUU y rompiendo el binomio EEUU-Reino Unido.
Sin embargo, la duda es si China va a seguir apoyando el ritmo de crecimiento de este mercado en los años que están por venir, teniendo también en cuenta que las previsiones económicas mundiales apuntan a una ralentización de su economía y que es muy difícil, por no decir imposible, que de aquí en adelante se vuelva a ver crecimientos de dos dígitos como en la primera década del siglo XXI.
En este sentido, desde Citi concluyen que “la contribución dominante de Chinaal crecimiento global de ventas es que el rendimiento es poco probable que se repita en los próximos años”.
Fondos de inversión, una alternativa
Con todo, los fondos de inversión en arte continúan atrayendo el interés de partícipes que ven en este mercado una oportunidad y que no cuentan con los miles de millones que son necesarios para comprar una obra.
Así, este tipo de vehículos generalmente se dedican a comprar obras de arte y juegan con el riesgo de revalorización para darles salida en un periodo, generalmente, de unos cinco años de media. Su construcción no se diferencia mucho de la de cualquier fondo de autor, en el que un responsable o responsables hacen una propuesta para luego analizar tanto el riesgo como la capacidad de retorno y la cotización del propio artista.
Sin embargo, no están al alcance de muchos. Estos productos suelen tener inversiones mínimas elevadas. Es el caso del más conocido, The Fine Art Fund, puesto en marcha por Philip Hoffman, antiguo director financiero de Christie´s, que para entrar exige al menos 250.000 dólares y que en su colección tiene obras de Canaletto, Picasso, Degas o los grandes flamencos, entre otros.
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