Necesita la banca europea un rescate a la americana?
El mercado empieza a especular con la creación de un ‘TARP’ europeo como el que puso en marcha Hank Paulson en EEUU.
Sede del Deutsche Bank
Luis Suárez / 15-07-2016 • 08:31
En 2008, en pleno estallido de la crisis financiera, EEUU saneó su sector financiero obligando en muchos casos a los bancos a formar parte del rescate. En Europa, sin embargo, la estrategia se centró en salvar a los bancos en apuros con la esperanza de las autoridades de que el resto de entidades fueran digiriendo todos los activos tóxicos una vez que se recuperase la economía.
Sin embargo, ocho años después cada vez son más los rumores que apuntan a que Europa deberá copiar el sistema americano e impulsar un nuevo rescate. En el ojo del huracán se encuentran los bancos italianos, con una morosidad acumulada de 360.000 millones de euros que lastra cualquier intento de recuperación económica del país y que ya está llevando al Gobierno de Matteo Renzi a estudiar un rescate de unos 40.000 millones de euros.
Pero los problemas no son sólo de Italia, sino de toda Europa. El primero en romper el tabú sobre la necesidad de un nuevo rescate bancario fue el economista jefe de Deutsche Bank, David Folkerts-Landau, que en una entrevista al medio alemán Welt am Sonntag reconoció que Europa necesita urgentemente un fondo de rescate de 150.000 millones de euros para recapitalizar a los bancos en problemas, especialmente los italianos.
“Europa está extremadamente enferma y debe empezar a tratar sus problemas de forma extremadamente rápida, o de lo contrario puede haber un accidente”, apuntó Folkerts-Landau al diario alemán, para añadir que “no soy un profeta del fin del mundo, soy realista”.
En la misma línea se expresa el vicepresidente de Blackrock, Philipp Hildebrand, que en un reciente artículo en Financial Times apostó por un plan para rescatar la banca europea “obvio”.
El modelo a seguir sería el de EEUU en 2008. En ese momento la administración Bush con el secretario del Tesoro Hank Paulson a la cabeza anunció la creación del Troubled Asset Relief Program (TARP) para comprar acciones y activos problemáticos después de que el colapso del mercado inmobiliario acabase desencadenando la caída de Lehman Brothers. Dotado inicialmente con la escalofriante cifra de 700.000 millones de dólares, aunque finalmente la cifra fue reducida a aproximadamente la mitad, el TARP acabó suponiendo unas plusvalías para el Tesoro estadounidense de más de 15.600 millones de dólares.
Un rescate de este tipo podría acabar con las preocupaciones sobre la morosidad bancaria en países como Italia, sino que allanaría el camino para una unión bancaria, a juicio de Hildebrand, sin suponer ningún antecedente grave ni violar ninguna norma.
Sin embargo, ocho años después cada vez son más los rumores que apuntan a que Europa deberá copiar el sistema americano e impulsar un nuevo rescate. En el ojo del huracán se encuentran los bancos italianos, con una morosidad acumulada de 360.000 millones de euros que lastra cualquier intento de recuperación económica del país y que ya está llevando al Gobierno de Matteo Renzi a estudiar un rescate de unos 40.000 millones de euros.
Pero los problemas no son sólo de Italia, sino de toda Europa. El primero en romper el tabú sobre la necesidad de un nuevo rescate bancario fue el economista jefe de Deutsche Bank, David Folkerts-Landau, que en una entrevista al medio alemán Welt am Sonntag reconoció que Europa necesita urgentemente un fondo de rescate de 150.000 millones de euros para recapitalizar a los bancos en problemas, especialmente los italianos.
“Europa está extremadamente enferma y debe empezar a tratar sus problemas de forma extremadamente rápida, o de lo contrario puede haber un accidente”, apuntó Folkerts-Landau al diario alemán, para añadir que “no soy un profeta del fin del mundo, soy realista”.
En la misma línea se expresa el vicepresidente de Blackrock, Philipp Hildebrand, que en un reciente artículo en Financial Times apostó por un plan para rescatar la banca europea “obvio”.
El modelo a seguir sería el de EEUU en 2008. En ese momento la administración Bush con el secretario del Tesoro Hank Paulson a la cabeza anunció la creación del Troubled Asset Relief Program (TARP) para comprar acciones y activos problemáticos después de que el colapso del mercado inmobiliario acabase desencadenando la caída de Lehman Brothers. Dotado inicialmente con la escalofriante cifra de 700.000 millones de dólares, aunque finalmente la cifra fue reducida a aproximadamente la mitad, el TARP acabó suponiendo unas plusvalías para el Tesoro estadounidense de más de 15.600 millones de dólares.
Un rescate de este tipo podría acabar con las preocupaciones sobre la morosidad bancaria en países como Italia, sino que allanaría el camino para una unión bancaria, a juicio de Hildebrand, sin suponer ningún antecedente grave ni violar ninguna norma.
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