miércoles, 13 de julio de 2016

Purgas penosas....

El grupo parlamentario de Podemos en la Asamblea de Madrid ya ha acometido los cambios en la dirección que urgió llevar a cabo la ejecutivaautonómica tras el conato de amotinamiento protagonizado por el sector de los diputados regionales afines a Íñigo Errejón, secretario político de la formación. José Manuel López, cuya continuidad se puso en duda, se mantendrá como portavoz parlamentario, pero los errejonistas pierden la mayoría de la que disfrutaban hasta ahora, en favor de una dirección más plural e integradora de las diferentes sensibilidades internas.
El acuerdo para el nombramiento de la nueva dirección del grupo parlamentario solo deja dos de las siete sillas en juego a los diputados más cercanos a Errejón. Estas serán la del propio López y la de Pablo Padilla, mientras que serán sustituidos Eduardo Gutiérrez, que ejercía como segundo portavoz adjunto, Olga Abasolo, que era diputada asistente yCecilia Salazar, todos ellos identificados con la misma corriente. Sus puestos serán ocupados por María Espinosa, del sector Convocatoria por Madrid que impulsó Tania SánchezRaúl Camargo, perteneciente a Anticapitalistas, y Jacinto Morena, independiente.
La portavoz adjunta, Lorena Ruiz Huerta, y Laura Díaz -vicepresidenta tercera de la Asamblea de Madrid- mantendrán sus sillas en la dirección, aunque la primera desempeñará las funciones de presidenta del grupo parlamentario. Las diferentes corrientes y sensibilidades se equilibrarán así, permitiendo, según los defensores de la renovación, una mayor pluralidad y un impulso a la actividad parlamentaria. Con todo, no está previsto que de momento se realicen cambios que afecten a las portavocías en las distintas comisiones.
La ratificación de la nueva dirección por parte del consejo ciudadano autonómico trata de cerrar la crisis reabierta por el sector errejonista, que la pasada semana se opuso a los cambios. Entonces, los diputado identificados con esta corriente se levantaron antes de la votación para acometer los cambios, impidiendo así que fuese vinculante. Estos diputados lograron así ganar tiempo, aunque pocas horas después la ejecutiva lanzaba un ultimátum, dando cinco días de plazo para acometer los cambios. En esta ocasión, según confirmaron varias fuentes presentes en la reunión, los diputados que se ausentaron de la votación lo hicieron a instancias del portavoz.
En la nueva dirección, quedan reflejadas todas las sensibilidades internas, equilibrando así la pluralidad del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid
La estrategia del bloqueo fue censurada por varios de sus compañeros, tildándola de incompatible con Podemos y la nueva política. “Han dado otro espectáculo”, lamentaban miembros del sector rival, por el hecho de haberse saltado el reglamento y dar la sensación, añadían, de “agarrarse” a sus sueldos y sillones. Los protagonistas de este bloqueo fueron los mismos que, hace cuatro meses, dimitieron en bloque de la ejecutiva autonómica para forzar, sin éxito, la creación de una dirección colegiada que apartase de la secretaría a Luis Alegre, mano derecha en la comunidad de Pablo Iglesias.
El secretario de Organización, Pablo Echenique, ya trató de zanjar la polémica el pasado viernes durante la organización de una reunión interparlamentaria de Podemos en la que participó. Echenique calificó de “falsos” los movimientos para sacar de la portavocía a José Manuel López y defendió que la renovación de la dirección era “algo completamente natural y habitual”. El reglamento interno del grupo parlamentario también ha incluido modificaciones, destacando la norma de que para la revocación de los portavoces será preciso el apoyo de dos tercios de los diputados.

Llamamiento a la unidad interna

El debate sobre la necesidad de renovar la dirección parlamentaria de Podemos se avivó, precisamente, tras el sonado episodio de las dimisiones en bloque. La decisión había sido consensuada, tras haber quedado en minoría este sector, aun con López manteniendo las tareas de portavocía. Su asociación con los resultados de las elecciones del 26-J ha sido negada por todas las partes.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el secretario político del partido, Íñigo Errejón. (EFE)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el secretario político del partido, Íñigo Errejón. (EFE)
La Comunidad de Madrid ya se convirtió en el epicentro de la división interna entre pablistas y errejonistas, que se consumó con la destitución del secretario de Organización Sergio Pascual, volviendo a rebrotar solo unos días antes de la celebración del consejo ciudadano estatal. Con el acuerdo para la renovación de la dirección, de la que ha salido una propuesta integradora de todas las sensibilidades que deja en minoría a los errejonistas, las tensiones parecen apaciguarse.
El propio secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, incluso hizo un llamamiento a la unidad interna durante la exposición de su informe político en el consejo estatal. El líder de la formación pidió a los suyos que no cayesen en el error de generar "facciones" y "corrientes", que lo único que hacen, a su juicio, es alejar el debate sobre el futuro en el que ahora está inmerso el partido. “Yo evitaría que en última instancia la gente se fuera apuntando a explicaciones que después solamente funcionan en clave de corriente o de facción", zanjó en su intervención del pasado sábado.   

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