En Estados Unidos se escucha estos días el concepto de “nueva normalidad". La “nueva normalidad” significa que las convenciones, lo que damos por hecho, ha sido reescrito, lo que no se sabe muy bien es cómo ni con qué consecuencias. Donald Trump es presidente electo. Y uno de los conceptos clave para entenderlo es “alt-right”, la “derecha alternativa”. Un movimiento político que en apenas un año ha pasado de los sótanos de internet a la Casa Blanca. Así lo describen críticos y defensores.
“La derecha alternativa es un término acuñado en 2008 por Richard Bertrand Spencer, que encabeza el 'think-tank' supremacista blanco conocido como el National Policy Institute, para describir un conjunto holgado de ideas de extrema derecha centradas en la 'identidad blanca’ y la preservación de la ‘civilización occidental’”. Son palabras del Southern Povery Law Center, una ONG que vigila a los “grupos de odio” en EEUU.
Según el SPLC, la derecha alternativa dice que el multiculturalismo y la corrección política amenazan los valores que representa el hombre de raíz europea. Y agrupa casi de todo: supremacistas, anarcocapitalistas, tradicionalistas católicos o arqueofuturistas. Grupos de derecha que se oponen al 'establishment'.
Antes ideas como la 'alt- right' tenían grupos de lectores pequeños. Ahora internet puede tomar esas ideas y empujarlas al gran público', explica Barkun
“No se puede dar una definición precisa de la ‘derecha alternativa’”, dice a El Confidencial Michael Barkun, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Syracuse y experto en movimientos extremistas. “Es un término vago que se refiere a un abanico de opiniones localizadas entre el conservadurismo mayoritario y la extrema derecha: gente que enfatiza la identidad blanca, las posturas hostiles a los inmigrantes, y que defiende una forma de pureza cultural. A veces se acercan al antisemitismo. Pero no es un movimiento coherente, organizado. No tiene una ideología clara”.
La 'alt-right' nació en internet, que “ha llevado ideas a audiencias que antes no tenían acceso”, continúa Barkun. “Antes, ideas como estas tenían grupos de lectores muy pequeños. Ahora internet puede tomar esas ideas extremas y empujarlas al gran público. Y tiene el potencial de unir a gente que nunca se ha visto en persona”.
Su campo de batalla son las redes sociales. Usuarios vagamente unidos por la ideología o las ganas de provocar elaboran memes con la cara de Obama o de Hillary Clinton, extienden rumores sobre su salud, los imaginan en ceremonias satánicas y se abalanzan sobre todo aquello que suene sensiblero o vacuo, “políticamente correcto”.
El supervillano más famoso de internet
Para sus miembros, la 'alt-right' es una manera vociferante de proteger la libertad de expresión frente a la santurronería del 'establishment' y la “izquierda regresiva”, un éter de partidos mayoritarios, universidades, 'think-tanks' y medios de comunicación. La élite lleva tanto tiempo viviendo en una burbuja de confort e intereses creados, dicen, que ya no se atreve a ofender. Ha bajado la guardia y permite que grupos hostiles a los valores occidentales, como los musulmanes, se aprovechen de su debilidad.
“La 'alt-right' es un movimiento amorfo. Algunos (sobre todo la gente del 'establishment') insisten en que no es más que un vehículo para los peores desechos de la sociedad humana. Se equivocan”, escriben los editores de ‘Breitbart News’, el representante oficioso del movimiento. “Aunque al principio pequeña en número, la 'alt-right' tiene una energía juvenil y una retórica chirriante, desafiadora de tabús, que ha multiplicado sus miembros y ha hecho que sea imposible de ignorar”.
A Breitbart sí se le escucha; cada vez más: el portal ha duplicado su audiencia en el último año hasta sumar 37 millones de lectores en octubre y planea extenderse a EuropaLos autores del texto son Allum Bokhari y Milo Yannopoulos. El primero tiene 25 años y se describe como “residente kebab” de Breitbart. El segundo es un británico de padre griego y madre judía; es católico, gay, antifeminista, y dice ser el “supervillano más famoso de internet”. Es trol profesional y Twitter ha cancelado su cuenta varias veces.
Los textos de Breitbart parecen una conversación de bar en que dos amigos, un poco bebidos, despotrican del trabajo o de una exnovia. De vez en cuando se tuercen de risa o dan un golpe en la mesa, porque ofenden sin ofender: nadie los escucha. Pero a Breitbart sí se le escucha, cada vez más: el portal ha duplicado su audiencia en el último año hasta sumar 37 millones de lectores en octubre y planea extenderse a Europa.
Este movimiento, como dicen Bokhari y Yannopoulos, “en principio pequeño en número”, ha crecido. Y ha encontrado portavoz en un magnate de melena dorada. “Trump dijo cosas durante su campaña que tenían un sabor ‘alt-right’”, explica Barkun. “Sus ideas sobre la inmigración, las deportaciones masivas, sus comentarios sobre los musulmanes... La pregunta es si estas ideas van a sobrevivir en la presidencia”.
La relación entre Donald Trump y la "alt-right" va mucho más allá de la retórica o incluso de la forma de comunicar (Twitter). El ex-CEO de Breitbart News, Stephen Bannon, descrito por el SPLC como un “supremacista blanco”, va a tener acceso directo al oído del presidente como su estratega jefe.
Parte de la historia de cómo logró la derecha alternativa llegar a la cumbre está en ‘Breitbart News Daily’, el programa de radio en el que Stephen Bannon entrevistó a Donald Trump en nueve ocasiones. Durante meses, Bannon aduló a Trump y desarrolló para él las ideas más extremistas esbozadas en sus mítines. Por ejemplo, la idea de cerrar algunas mezquitas e infiltrarse en la comunidad musulmana.
“¿Lo que realmente estabas diciendo es que se necesita una unidad de inteligencia para crear una red de informantes?”, le preguntó Bannon hace un año, justo después de los atentados de París. “No estás dispuesto a permitir que el enemigo interior (…) intente destruir este país”. “Eso es”, respondió Trump. “Eso no va a ocurrir”. Sus conversaciones siguen este camino: Bannon da dos opciones, Trump elige una. Bannon describe una política, Trump asiente. En alguna ocasión Bannon corrige a Trump.
Se entrevistaron por última vez en junio. En agosto Bannon fue nombrado presidente de campaña. El domingo pasado, estratega jefe de la Casa Blanca. Es la “nueva normalidad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario