Madrid, 18 dic (EFE).- El año que termina ha sido el del español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, que se repartieron el Grand Slam, con dos cada uno, y que en total sumaron 13 títulos, para acabar uno y dos del mundo, respectivamente, en una temporada en la que la palabra resurrección marcó sus trayectorias.
Nadal con 31 años y Federer con 36 fueron los mejores. El de Manacor salió campeón en Roland Garros, por décima vez, y en el Abierto de EE.UU., por tercera, para conquistar su 16 grande. Sumó además su décimo Montecarlo y Barcelona, el quinto en Madrid, y el segundo en Pekín.
Para demostrar que aún sigue vivo y con ganas recuperó también el puesto de número uno del mundo para acabar la temporada en ese lugar por cuarta vez en su carrera, y siendo además el de mayor edad en conseguirlo.
Esta temporada marcó también el adiós de su tío y entrenador Toni Nadal, quien ha forjado la trayectoria del zurdo de Manacor. Su despedida deja a Carlos Moyá y a Francis Roig a cargo del número uno del mundo, aunque Toni siempre estará dispuesto a acudir en su ayuda si 'Rafa' le necesita.
Federer mostró que es incombustible. Exhibió su mejor tenis, más rápido y con golpes más destructivos para ganar su quinto Abierto de Australia, su octavo Wimbledon, su tercer Miami, su quinto Indian Wells, su noveno Halle, su noveno Basilea y su segundo Shanghái.
Es verdad que jugó menos torneos (12) y menos partidos (52 victorias y solo cinco derrotas) que Nadal, (18 competiciones y 67-11), porque el de Basilea lleva ya varias temporadas cuidando su físico, programando la campaña con descansos y seleccionando apariciones. Fue además el verdugo de Nadal en las finales de Melbourne, Miami y Shanghái, y en los octavos de Indian Wells.
El año reflejó también el regreso del argentino Juan Martín del Potro, que en un final de temporada trepidante fue semifinalista en el Abierto de EE.UU. y en el Masters de Shanghái, ganó el título en Estocolmo y alcanzó la final en Basilea.
"Me duele la muñeca, la espalda, las piernas. Pero es un dolor lindo, de competencia, de partidos ganados. Un dolor que extrañaba mucho", llegó a decir "Delpo" que acabó undécimo del mundo, tras comenzar el 2017 en febrero, en el puesto 42 en el torneo de Delray Beach.
La temporada marcó la presencia del alemán Alexander Zverev, que ganó su primer Masters 1.000 en Roma, derrotando a Novak Djokovic, y sumó luego el segundo en Montreal, batiendo a Federer, para acabar cuarto del mundo.
La irrupción del discípulo del español Juan Carlos Ferrero coincidió con la presencia de nuevos valores que se han ido confirmando, como el canadiense Denis Shapovalov, el ruso Karen Khachanov y el coreano Hyeon Chung, además del polémico australiano Nick Kyrgios.
Al trío que acabó en los primeros lugares del año hay que añadir el búlgaro Grigor Dimitrov, tercero del mundo, tras ganar las Nitto ATP Finals en Londres, y al austríaco Dominic Thiem, quinto.
Thiem, Dimitrov, Zverev, el belga David Goffin, finalista en el Masters del O2, el estadounidense Jack Sock y el español Pablo Carreño, que logró finalizar décimo en la mejor temporada de su carrera, acabaron por primera vez en el 'top ten'.
Toda esta revolución coincidió con el prematuro final de campaña del suizo Stan Wawrinka, del británico Andy Murray, de Djokovic, del japonés Kei Nishikori y del canadiense Milos Raonic, todos por lesión o sobrecarga de partidos.
En el circuito femenino, la española Garbiñe Muguruza brilló con luz propia al ganar el torneo de Wimbledon y ocupar después del US Open el puesto de número uno del mundo durante cuatro semanas. Esa posición bailó durante toda la temporada, desde que Serena Williams ganó por séptima vez el Abierto de Australia, embarazada de dos meses, y donde empató los 22 grandes de Steffi Graf.
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