Las obras del bulevar de Santullano, cuando lleguen, tendrán que empezar por la zona de Ángel Cañedo y avanzar hacia el puente del camino de Rubín. Esa fue la principal conclusión de la reunión que mantuvieron ayer los tres socios de gobierno, con el alcalde y el concejal de Urbanismo al frente, con el fin de analizar los problemas para el desarrollo del proyecto de reurbanización del principal acceso a la ciudad desde la 'Y'.
Parte de los problemas eran conocidos. El tramo colindante con la fábrica de armas de La Vega, el más próximo a la iglesia prerrománica y Patrimonio de la Humanidad de San Julián de los Prados, no se podrá abordar hasta que no haya un acuerdo con el Ministerio de Defensa, propietario de los suelos, sobre el futuro de estos. Pero las dificultades con la titularidad de los suelos no se limitan a las negociaciones con el Ministerio. Como adelantó este fin de semana este diario, parte de las actuaciones afectarían a suelos e infraestructuras de titularidad regional y las reticencias del Principado impedirán disponer de los mismos para acometer obras previstas en una primera fase.
De hecho, ante la imposibilidad de tocar La Vega, la idea original era iniciar la transformación de la entrada a Oviedo desde la 'Y' por el principio, por La Monxina, donde el Ayuntamiento plantea un gran aparcamiento disuasorio y una glorieta de distribución del tráfico. Era lo lógico, el estacionamiento, conectado con el transporte público y lanzaderas, permitiría reducir el volumen de tráfico que soporta el tramo hasta la Cruz Roja, unas 30.000 circulaciones diarias y creciendo, y la gran rotonda ayudaría a conectar ambos lados de la calzada de la antigua autopista y a pacificar y reducir también el tráfico en el bulevar de Santullano.
Las dos medidas harían, además, más fácil el desarrollo de las siguientes fases de las obras al minimizar las afecciones a la circulación rodada en el tramo siguiente. Sin embargo, aunque el estacionamiento disuasorio de La Monxina está previsto sobre una parcela municipal junto al campo de fútbol actual, no es el caso de la gran glorieta que daría entrada el bulevar de Santullano. La rotonda afectaría a los actuales enlaces del Hospital con la A-66, en sentido Gijón, que se hace a través de un vial elevado. Sería cambiar una salida directa a la autopista por una serie de viales urbanos en los que se prevé un alto volumen de tráfico. Además, forzosamente afectaría a otros suelos que la administración regional expropió en su día para construir las actuales y, de momento, únicas conexiones del centro hospitalario con las vías de alta capacidad del centro de la región.
Intocables, por ahora, los suelos próximos a La Vega y también los cercanos a La Monxina, por lo que queda es empezar los trabajos por el tramo situado entre los dos: desde Ángel Cañedo al puente del camino de Rubín. Los detalles se abordarán esta semana en una nueva reunión con los técnicos.
Problemas y proyecto
Son cuestiones que afectarán al desarrollo global de la actuación y a su planificación, pero también tendrán consecuencias sobre la financiación. El Ayuntamiento obtuvo 10,3 millones de euros de los fondos europeos conseguidos con el plan 'Conectando Oviedo', que preveía actuaciones en todo el entorno del tramo por 19,4. Según el plan 'Conectando Oviedo 2016' hasta 2020 se invertirían 6,9 millones en la primera fase de obras del bulevar de Santullano, de los que el Ayuntamiento pondría 4,5. Pero esa primera fase ya no será la que estaba prevista en La Monxina sino junto al puente de Ángel Cañedo y la avenida de Atenas.
Pasar de las infografías a los planos está resultando más difícil de lo esperado en el proyecto para transformar la entrada a Oviedo desde la vieja 'Y' y 'coser' los barrios que separó la autopista hace 42 años. El equipo que lideran los arquitectos Miguel Ángel Tejada y Clara Eslava y el ingeniero David Gistau deberán entregar a finales de mes el proyecto completo de las obras, tras ganar con su propuesta 'Bosque y Valle' el concurso convocado por el Ayuntamiento'.
El diseño inicial prevé hacer desaparecer el puente de Ángel Cañedo y la propia calle, que dejaría paso a una ruta peatonal y para bicicletas que atravesaría el arranque del bosque diseñado junto a San Julián de los Prados. El tráfico rodado entre ambas márgenes de la calzada de la antigua autopista pasaría a hacerse a nivel, a través de una nueva rotonda diseñada en la calle Dobra, junto al Palacio de los Deportes. También desaparecería el puente de la avenida de Atenas, en la trasera del centro comercial Los Prados, que dejaría paso a una glorieta más y la pasarela peatonal y el puente del camino de Rubín, para hacer el cruce a nivel.
Además de los problemas de diseño que supone la presencia del colector sur o el tendido de alta tensión de La Monxina, la primera fase de obras afectaría directamente a las arterias de abastecimiento de agua de Teatinos, Ventanielles, que viajan bajo los puentes 'condenados'.
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