jueves, 1 de noviembre de 2018

Uno más de menos....Un Paisano!

Adiós al cura que arropó a los obreros

Nicanor López Brugos falleció ayer a los 89 años tras más de medio siglo vinculado a la iglesia de San Juan, donde organizó asambleas y agitó conciencias desde el altar

01.11.2018 | 02:49
Arriba, Nicanor López, en Puerto Pinos. Sobre estas líneas, el religioso, junto a José Luis Menéndez, abandonando el encierro que protagonizó en 1997 en la iglesia de San Juan. 
Nicanor López Brugos logró invocar en toda su dimensión la definición de sermón. Lo hizo en Mieres, durante más de medio siglo, convirtiéndose en un devoto guía religioso, al tiempo que en un fervoroso adalid de la libertad y de la igualdad. Ofició muchas misas, pero también se subió al altar para alentar, sin miedo, al movimiento obrero. El respetado cura progresista de la iglesia de San Juan falleció ayer a la edad de 89 años. Será enterrado hoy junto a Valeriano Miranda, otro religioso vinculado al templo de San Juan. Ambos supieron acompañar a sus fieles mucho más allá de los límites que determinan los muros de las iglesias.
Nacido en León, López Brugos llegó a Mieres en 1962. Tras un breve paso por Riosa, aterrizó en un concejo que muy pronto iba a ser golpeado por una brutal reconversión industrial. Fábrica de Mieres, el titán minerosiderúrgico que a mediados del pasado siglo tiró de la economía asturiana, se desmoronó en los setenta. El municipio no calibró bien en aquel momento el tremendo golpe que acababa de recibir. Fue el inicio de un repliegue industrial que dos décadas más tarde tendría su continuidad con el cierre de las explotaciones de carbón. La tímida resistencia inicial se vigorizó con la ansiada agonía de la dictadura y, en ese convulso escenario surgió la figura de un cura comprometido con los problemas sociales. Nicanor López entendió que el momento necesitaba agitación. Su iglesia sirvió de cobijo para muchas reuniones clandestinas, acogió asambleas y azuzó conciencias. El templo de San Juan se alzó como refugio de libertad, bastión de lucha obrera y altavoz de las reivindicaciones democráticas.
"Ni estuve ni estoy con los poderosos". Lo afirmó el propio López Brugos en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA en plenas navidades de 1997. Su trayectoria demuestra que estuvo siempre donde le dictó su conciencia, aunque el precio a pagar fuera caro. En la citada fecha protagonizó un episodio cuando menos paradójico. Por una vez no estuvo del lado de los trabajadores. Durante dos semanas, en compañía de su compañero José Luis Menéndez, estuvo encerrado en la iglesia. Lo hizo como respuesta a un encierro previo de tres trabajadores municipales para pedir la readmisión de uno de ellos tras una falta muy grave. Su objetivo era el de abrir un debate en la sociedad asturiana por la utilización abusiva de las iglesias para reivindicaciones laborales. Lo consiguió con creces, generando una enorme controversia en el seno de la comunidad. Él, que había puesto "su" casa al servicio del movimiento obrero, percibió que se estaban cometiendo abusos. Decenas de párrocos de toda la región se posicionaron a favor y en contra. A López Brugos no le tembló el pulso a la hora de reprender al mismísimo Arzobispo de Oviedo, Gabino Díaz Merchán, tras hacer público éste un tibio comunicado de apoyo al párroco. Le tildó de "vaticanista" y afirmó que no le habían gustado "ni el contenido ni el estilo" de las palabras de su superior jerárquico.
López Brugos fue una persona con mucho carácter. Aunque muchos le tildaron de cura rojo, lo más correcto sería calificarle de socialista. Mantuvo una estrecha relación con la mayoría de dirigentes locales del partido. Así, tras la muerte de Vital Álvarez Buylla su nombre sonó mucho como posible candidato del PSOE a la Alcaldía. De hecho, se le llegó a plantear a él personalmente esta posibilidad. La rechazó de inmediato alegando que era "incompatible" con su vocación religiosa.
Su activismo social nunca le apartó de su responsabilidad religiosa. Ahora bien, jamás evitó una amistad por diferencias en el ámbito de las creencias. De hecho seguramente es de los pocos curas que ofició una misa civil. Fue la de uno de los hijos de Misael Fernández Porrón, fallecido alcalde de Mieres y amigó íntimo del párroco. La ceremonia se ofició en el Ayuntamiento y él estuvo al lado del edil Roberto Rodríguez supervisando el cumplimiento del protocolo.
El apreciado cura mantuvo hasta este pasado verano buena salud. El año pasado se trasladó a Gijón, a la residencia de la parroquia de San Pedro, pero casi de inmediato regresó a Mieres. "No se encontraba allí. Echaba de menos ver a los amigos y a sus feligreses. Se puede decir que vivía un poco a caballo entre ambas ciudades", explican sus allegados. Tras sufrir un rápido deterioro debido a una imparable enfermedad, recientemente ingresó en el hospital Álvarez Buylla. Allí fue visitado, entre otros, por el actual presidente del Principado, Javier Fernández. Muy debilitado, hace unos días recibió el alta. Ayer falleció en su residencia de Gijón. El funeral por Nicanor López Brugos será este sábado, a las doce de la mañana, en la iglesia de San Juan.

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