REDACCION
En el mandato que ahora termina, Asturias logró una presencia enorme en las instituciones europeas para una comunidad de poco más de un millón de habitantes. A lo largo del último ejercicio en el parlamento europeo, Asturias contó con la representación de Jonás Fernández (del partido socialista), Ángela Vallina (de Izquierda Unida) y, en el caso de Podemos, una doble con Tania González Peñas y Estefanía Torres. Pero (al margen de lo que se decida en otras formaciones como PSOE y PP que no han abierto el melón de sus candidaturas), la confluencia entre Izquierda Unida y el partido morado adoptada por las cúpulas estatales amenaza con diezmar la representación asturiana en la cámara comunitaria. Tania González deja Bruselas para encabezar el cartel de su grupo en Avilés en los comicios municipales, Estefanía Torres no repetirá y tampoco lo hará Ángela Vallina. Todo ello sin recambio. Pero además, al menos en el caso de la coalición de izquierdas en Asturias, el malestar con la dirección federal se ha acrecentado por la forma en la que se han adoptado las decisiones en este proceso.
El coordinador de Izquierda Unida de Asturias, Ramón Argüelles apuntó que es un asunto que ha despertado malestar y que se quieren debatir en los órganos de dirección «porque nos parece que Asturias tiene un peso político suficiente como para tener un representante». En este sentido señaló que «le trasladaremos a Madrid nuestra preocupación para ver qué soluciones nos puede dar». Además Argüelles recordó que en las anteriores elecciones, Asturias resultó especialmente relevante para los resultados de la formación a nivel nacional (aunque los comicios europeos funcionan con una única circunscripción de ámbito estatal) ya que en el Principado la coalición obtuvo «el mayor porcentaje de votación» y añadió que «desde la dirección sí tenemos que pelear por tener un representante».
Pero detrás del tono conciliador de Argüelles, entre la formación en Asturias y la dirección federal hay una quiebra que se ha ido acrecentado a lo largo de los últimos meses y que tuvo su pico de conflictividad a comienzos del verano con un enfrentamiento abierto sobre la forma en la que se acudiría a las elecciones autonómicas y locales y la misma votación para elegir las candidaturas. Con amenazas de intervención por parte de Alberto Garzón y una tregua que se logró al reconocer dos consultas pero que sólo la asturiana fuera vinculante. Pero si se pactó la autonomía de IU de Asturias para decidir sus alianzas en las elecciones autonómicas, la dirección federal se reservó sus competencias para la forma en la que se concurriría a las europeas con un modelo fijo en el horizonte, el de la confluencia de Podemos y con una metodología que aún no se ha aclarado y levantado varias suspicacias en la coalición.
Las pasadas elecciones europeas fueron la plataforma de lanzamiento de Podemos (con una fotografía de Pablo Iglesias en la papeleta electoral) que pasó de cero a cinco escaños para despertar una expectativa mediática que luego fraguó en las distintas convocatorias generales. Pero en aquellos comicios europeos IU pasó de uno a seis escaños, un crecimiento también relevante que desde los sectores más críticos de la coalición se ha señalado que la dirección no pone en valor. Podemos mantiene abierto su propio proceso de primarias aunque pretende llegar al final con una lista unitaria liderada por Pablo Bustinduy. Está sin determinar cuántos de los puestos de salida en la lista común (bajo la denominación de Unidas Podemos) serán para IU, no se conoce si serán dos de los cinco primeros puestos o dos de ocho; también hay dudas sobre a partir de qué lugar se intercalarían nombre de una y otra formación. Pero en los planes de IU no hay de momento ningún asturiano y entre quienes han presentado sus avales en Podemos tampoco.
Distintas fuentes en la formación en Asturias han señalado que hay un «amplio cabreo» respecto a la forma en la que se ha dirigido la dirección federal a la agrupación autonómica «porque no se negoció con Asturias, se comunican las cosas, no se negocia, que es distinto» y también «por la pérdida de peso político en el panorama federal que no se corresponde con el peso que tenemos en la comunidad».
Un malestar que se suma además a su juicio respecto a la forma en la que se trata la alianza con Podemos ya que «la reflexión que se hace es si se trata de una confluencia o una absorción» y añadieron que desde la dirección federal de IU se va a «entregar el proyecto de una manera innecesaria».
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