La iglesia de San Miguel de Lillo remata su nuevo portón de castaño
El restaurador Jesús Puras se encarga de la dirección y el remate de la obra, que finalizará a lo largo de la próxima semana
A punto están de finalizar las labores de sustitución de la puerta principal de la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo. El nuevo portón, con forma de arco de medio punto, ha sido diseñado por el restaurador Jesús Puras, que ya trabajó en el monumento el año pasado, ejecutando un arreglo de urgencia de la pintura de 'El entronizado' por encargo del Principado ante su alarmante deterioro.
El diseño, casi idéntico al anterior modelo de puerta, presenta algunos nuevos detalles especialmente pensados para mejorar la ventilación del interior del edificio. Puras, que ejerce, además, como director de obra, en estos momentos se está ocupando de los últimos remates. Unos trabajos que concluirán a lo largo de la próxima semana.
La puerta, confeccionada en madera de castaño, tiene sujeciones de acero inoxidable y unas dimensiones de 3,40 metros de alto por 2,50 de ancho. El presupuesto estimado de la obra, que se está realizando a expensas de la parroquia, es de diez mil euros. Empresas de El Berrón y Nava han intervenido en esta actuación.
La sustitución del portón ha coincidido en tiempo con la restauración de las pinturas y los paramentos de San Miguel de Lillo, que ejecuta la empresa Ártyco bajo la dirección del Principado y del Instituto del Patrimonio Cultural de España, que finalizarán, según el plazo inicial estimado, dentro de un año.
«En un primer momento nos hubiese gustado poder construir un portón de bronce (y acero inoxidable) como correspondería si tenemos en cuenta el clima de la zona, pero la licencia exige que el diseño sea prácticamente igual al original y que se respeten tanto la concepción antigua del templo como el uso de maderas autóctonas», explicó el restaurador y conservador de obras de arte, en declaraciones a este diario. De hecho, el antiguo portón, de estilo neohistoricista, que se encontraba «muy deteriorado» fue instalado durante los años sesenta en una restauración de Luis Menéndez Pidal.
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