El transporte de mercancías de Feve fuera de Asturias, en riesgo de suspenderse «meses»
La empresa tiene canceladas 37 paradas. Las inundaciones suprimieron 303 trenes y afectaron a 9.706 usuarios de las cercanías de Renfe
Crisis histórica en Feve. Las últimas inundaciones forzaron el cierre de la red de vía estrecha, algo que no sucedió ni durante la guerra civil. Los trabajos de Adif han recuperado parte de las líneas, pero en Cabañaquinta(Aller) hay 250 metros de vía metida en el río y en Arobes (Parres) otros cien cuelgan del aire. En el Ministerio de Fomento asumen que «el problema se ha agravado en la cornisa cantábrica con la baja inversión en conservación y mantenimiento de estos últimos años», en palabras de su secretario de Estado de Infraestructuras, Pedro Saura.
Sumadas a las 18 estaciones que ya estaban cerradas por una obra entre El Berrón y Laviana, hay un total de 37 paradas en las cuencas y el oriente, en fuera de juego. La operadora minimiza los perjuicios a los pasajeros fletando autobuses, pero no tiene solución para uno de sus puntos débiles: las mercancías.
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A pesar de contar con una extensa red de 475,47 kilómetros, a la división de carga solo le quedan tres clientes que le paguen por sacar mercancía de Asturias. El mayor es ArcelorMittal, que cada día necesita llevar bobinas de Trasona a Etxebarri (Vizcaya). Le sigue Alcoa, que hace lo propio con lingotes de aluminio desde San Ciprián (Lugo) a Amorebieta (Vizcaya); ambas partes renovaron su contrato y fruto de las condiciones la operadora se esforzaba en 'mimar' este servicio. Al margen hay también un flete semanal de madera que sale hacia el este.
Estos tres pedidos resisten a una decadencia sin freno. En 2001 el ancho métrico trasladaba fuera de la región 649.265 toneladas. En 2017 'exportó' un 65% menos. Hoy, ni una sola tonelada.
El río Piloña se llevó la tierra que sustentaba la vía en Arobes, en el término municipal de Parres, y ha roto la conexión por tren entre el área central y el oriente de la región. Los contratos estipulan que ante eventos extraordinarios, Feve carece de responsabilidad. Los tres últimos clientes de la división de carga han visto por tanto multiplicar sus costes logísticos al tener que recurrir a los camiones. El gasto extraordinario amenaza con prolongarse meses, socavando la relación entre las partes.
De las inundaciones que han dejado la red tocada ha pasado más de una semana sin que los obreros se hayan puesto a trabajar en la solución.
La delegada del Gobierno, Delia Losa, y el consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, deslizan que las actuaciones «van para largo», la inversión es «de categoría» y todo está en estudio. Las fotografías y los informes se están remitiendo a la central del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias en Madrid, que es la que tiene que tomar la decisión de cómo y cuándo se lanzan las obras de reparación del tendido afectado por las lluvias e inundaciones.
«Nos tendrá enfrente»
Lo mismo cabe decir de los 200 metros de vía que se llevó el río en Cabañaquinta, en una línea que las mercancías abandonaron hace ya tiempo. Desde que se rompieron los carriles el único trabajo tangible es la colocación de enormes rocas a modo de escollera, para impedir que el cauce siga llevándose tierra.
En UGT han saltado las alarmas tras constatar que el consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, hablaba de buscar una «respuesta integral» y dijera que en esa ruta ya hay una línea de autobús con concesión que se podría aprovechar. «Lo que reclamamos es que se arregle lo antes posible; todo lo que no sea eso nos tendrá enfrente», previene Luis Blanco Junquera, responsable de Transportes de la central.
La situación de las vías compete a Adif, si bien las consecuencias repercuten en Feve y sus clientes, sean fábricas o pasajeros. El esfuerzo de la operadora para atender a los afectados le está convirtiendo en un contratista preferente para las empresas de autobús. Entre los días 22 y 27 del mes pasado gastó 36.000 euros para ofrecer transporte alternativo de carretera.
Demanda tenía. Las crecidas y argayos obligaron a cancelar 245 trenes de ancho métrico y 58 más en la red convencional. En total Renfe calcula en 9.706 los pasajeros afectados. Para minimizar perjuicios desembolsó 36.000 euros en autobuses y taxis aquella semana. Mientras las obras no avancen la factura seguirá engordando. En El Berrón-Laviana, Moreda-Collanzo y Ribadesella-Llanes, los tramos ahora cortados, no le queda otro remedio que pagar a su competencia en el transporte público o dejar tirados a sus viajeros.
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