viernes, 1 de noviembre de 2019

Rafa yá es el 1º-

Masters 1.000 de París-Bercy

Nadal sigue en sintonía hacia el número uno

Rafa Nadal, durante el Masters 1.000 de París-Bercy. /EFE
Rafa Nadal, durante el Masters 1.000 de París-Bercy. / EFE

Stan Wawrinka se convierte en la segunda víctima del mallorquín en su camino al número uno y al título que nunca ha conseguido, el Masters 1.000 de París-Bercy

ENRIC GARDINERMadrid
Es complicado pensar en que a Rafael Nadal le quedan rincones de este mundo por conquistar. Es más extraño pensar que uno de ellos sea una plaza tan reconocible para él como París, donde ha triunfado en doce ocasiones. Pero a Nadal siempre se le ha dado mejor el aire libre que la superficie techada y nunca ha dominado París-Bercy con la superioridad con la que ha retumbado en la tierra batida del Bosque de Bolonia.
A estrenarse en el último Masters 1.000 de la temporada es a lo que aspira este año. Sin la presión de luchar por el número uno, honor que recibirá el próximo lunes pase lo que pase, el español avanzó este jueves su segundo escalón hacia el torneo maldito ante un Stan Wawrinka (6-4 y 6-4) que se jugaba estar en la Copa de Maestros.
Necesitaba prácticamente de un milagro el suizo para poder acudir a la cita londinense, puesto que arrancaba la semana en el puesto 16 de la carrera a Londres, y ante Nadal se dio cuenta de que los milagros ocurren pocas veces, menos si enfrente está él. Wawrinka ya recibió un indulto contra Nadal, cuando este se lesionó en la final de Australia 2014, y desde entonces solo le ha vuelto a ganar dos veces, ambas hace más de cuatro años.
El balear le tiene tomada la medida al explosivo revés del suizo. Wawrinka lo revienta, al igual que hace con una derecha que ha ido tomando velocidad de crucero con el paso del tiempo, pero el español lo amortigua hasta que le queda una bola muerta a mitad de pista que engatillar o es el helvético el que acaba enredándose y fallando.
Su mérito, el de Wawrinka, es enorme, por haberse repuesto a la operación de rodilla que a los 32 años casi acaba con su carrera, haciéndole caer más allá del puesto 250 del mundo, pero ante Nadal necesitaba de algo más. Un punto de combatividad ante los grandes que parece reservarse para ocasiones aún más grandes, como cuando triunfó en Roland Garros 2015 y en el US Open de 2016.
Le falta un punto de hambre en el momento importante. Una carencia que Nadal exprimió y que sirvió para que se llevara la victoria en dos sets, más disputados de los que indicó el marcador. Un doble 6-4 en el que Nadal deshabilitó la agresividad de Wawrinka con el único lunar de un problema en el segundo set, cuando requirió la atención del médico. No pareció ningún tema físico, ni de su rodilla ni de su muñeca, ya que solo tomó un gel para paliarlo.
El pequeño contratiempo no le impidió sellar su acceso a los cuartos de final del Masters 1.000 de París-Bercy, la primera vez que pisa esta ronda desde 2017, cuando no pasó de ahí y tuvo que retirarse por problemas físicos. Ahora Nadal tratará de repetir el presagio de 2007, año en el que jugó su última final en este torneo, dejando también por el camino a un joven Wawrinka. Se enfrentará por un puesto en las semifinales al local Jo-Wilfried Tsonga.
Todo ello mirando de reojo a Novak Djokovic, que mejoró este jueves su nivel ante Kyle Edmund y que también estará en cuartos. A partir de ahora, todo lo que sea que Nadal supere una ronda más que Djokovic en el torneo significará que Nadal terminará el año como número uno del mundo. Todo ello, en su torneo maldito.

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