jueves, 23 de noviembre de 2023
A los Vivítopes....
Capital gastronómica carbayona
Álvaro Boro
OPINIÓN
Fotografía de un plato de fabada asturiana del restaurante Tierra Astur de Oviedo
Fotografía de un plato de fabada asturiana del restaurante Tierra Astur de Oviedo Paco Paredes | EFE
23 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.
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Pocas cosas gustan tanto en Oviedo y a los carbayones como el estar fuera de casa tomando algo. «Quedamos al vermú, picamos y luego ya se verá», puede ser una de las frases más repetidas en la ciudad, y no sólo los fines de semana. Es cierto que la noche no está pasando su momento más boyante y que parece que las nuevas generaciones -qué viejo me siento escribiendo esto- están variando sus hábitos, pero gente siempre hay y uno siempre la encuentra. Y no es por eso de que nos encontremos siempre los mismos en diferentes locales.
Por esto, por el amor a la cocina, al producto y a las cosas bien hechas Oviedo celebra haber sido elegida Capital Española de la Gastronomía 2024. Y debe ser celebrado por todos los ciudadanos, no sólo por los interesados en el negocio, que también, sino que tiene que ser una celebración extendida y amplia. La ciudad consigue este reconocimiento a la tercera, tras intentarlo dos veces anteriores y perder frente a rivales de dudosa entidad, pero fue lo que pasó. Lejos de ponerme a analizar cómo se lleva a cabo la designación de esta capitalidad y las razones de que ahora sí y antes no, brindo y me alegro mucho de que nos hayamos impuesto al mollete de Antequera y a la paella, que están muy buenos pero no pueden competir frente a una fabada, un pote, los guisos, pescados y mariscos, la sidra, el vino de Cangas o nuestros postres y dulces. Y aprovecho para decir que me parece una atrocidad incluir el cachopo, como está, entre estos manjares y una tradición gastronómica rica y antiquísima, donde prima el producto por encima de todo. No acabo de entender cómo ese engendro culinario ha podido medrar tanto y acaparar tantas cartas y focos, hace falta sólo un poco de sentido común y gusto para darse cuenta de que el único cachopo bueno es el que no está en carta y no te comes.
Con esta capitalidad gastronómica la ciudad puede servir también para resarcirse de esa Capital Europea de la Cultura que no le han dado las veces anteriores y reforzar la candidatura para poder serlo en 2031. Porque la gastronomía no son sólo cosas del comercio y del bebercio, también es cultura, tradición e identidad de un pueblo y un territorio. Es una oportunidad única para dar a conocer nuestros productos, contar su historia y valorar ese largo camino desde aquellas primeras casas de comidas, pasando por la épica de las guisanderas y llegar al momento actual, porque alcanzar la vanguardia y la heterodoxia y triunfar es imposible si no se tienen claro los orígenes.
Dar la enhorabuena al ayuntamiento, de forma especial y afectuosa a Alfredo Quintana y su equipo por todo el trabajo y esfuerzo, y a todas las entidades que han hecho posible que Oviedo sea la siguiente Capital Española de la Gastronomía. Es una oportunidad única que debemos aprovechar y disfrutar.
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