El mejor boxeador de los últimos veinte años-De la Hoya- entrega la cuchara al que de no perderse,será su sucesor la próxima
década, el filipino Pacquiao.
Pacquiao aplasta a De la Hoya
Manny Pacquiao golpea el rostro de Óscar de la Hoya. (Foto: AFP)
Actualizado domingo 07/12/2008 09:51 (CET)
EFE
LAS VEGAS (EEUU).- Podría haber sido un sueño, pero fue toda una realidad. El campeón mundial filipino Manny Pacquiao ganó por nocaut técnico en el octavo asalto al estadounidense Óscar de la Hoya, una de las grandes estrellas que ha tenido el deporte del boxeo en los últimos 16 años.
A pesar de sus limitaciones en peso y alcance, Pacquiao dio una cátedra de boxeo a De la Hoya, su rival más famoso en toda su carrera, que no pudo seguir en el noveno asalto y se fue a felicitarlo con el ojo izquierdo completamente cerrado.
De la Hoya, de 35 años, fue lo que algunos expertos, nada forofos del púgil estadounidense, habían anticipado, que iba a sufrir la peor derrota de su carrera deportiva y así, porque además fue la segunda pelea en la que no pudo concluirla de las 45 que ha realizado como profesional.
"Nada que objetar, mi rival fue superior, se preparó como un auténtico campeón y hay que darle todo el mérito", declaró De la Hoya, antes de irse a un hospital de Las Vegas para asegurar que todo estaba bien con su salud.
La función denominada "Combate Soñado", que se celebró en la Arena Garden del hotel casino MGM Grand, permitió a Pacquiao terminar con un boxeador calificado como una leyenda dentro de ese deporte. Aunque la pelea se llevó a cabo en la división de los pesos welter, Pacquiao, campeón mundial ligero, de menor peso y tamaño, cumplió con su pronóstico de vencer al 'Golden Boy'.
El peleador filipino dominó de principio a fin el combate ayudado por su velocidad de piernas y puños, y por el poder en su castigo. Pacquiao hizo un boxeo indescifrable para el legendario De la Hoya, 10 veces campeón mundial en seis categorías diferentes, quien no pudo ganar ni uno de los ocho episodios del combate, pactado inicialmente a 12.
El poder de los golpes de Pacquiao fue demoledor después de haber colocado 224 de 585 que lanzo al cuerpo y la cabeza del 'Golden Boy', quien también sacó 402 veces los puños pero sólo alcanzó 83 veces el objetivo del campeón mundial filipino.
Más significativo fue todavía los golpes con poder que sacó Pacquiao con 333 para llegar con 195, mientras que De La Hoya se quedó con 164 y 51, respectivamente.
Cuando en su esquina los cuidadores le dijeron a De la Hoya que no siguiese la pelea, el ex campeón del mundo la aceptó y deportivamente se fue a felicitar a Pacquiao, quien la recibió con un "sigues siendo mi ídolo". A lo que De la Hoya le respondió con el mismo cumplido al decir que "no, tú eres mi ídolo", para luego darle un abrazo en el centro del cuadrilátero.
Por su parte, Freddie Roach, el preparador de Pacquiao, que también dirigió hace un año a De la Hoya, dijo que desde el primer asalto ya sabían que tenían controlada la pelea.
"Óscar no tenía piernas, se mostraba muy ansioso y se le podía golpear", explicó Roach, a quien se le quiso culpar cuando De la Hoya perdió otro gran combate, el que disputó contra el estadounidense Floyd Mayweather Jr., y dijo que el ex campeón del mundo no lanzó los puños que necesitaba para ganar el combate.
Al margen del gran triunfo deportivo, Pacquiao se llevo su mejor bolsa como profesional al tener asegurados 11 millones de dólares, que serán el doble o más los que reciba De lLa Hoya cuando se contabilicen todas las personas que pagaron 55 dólares por ver la pelea por televisión.
Mientras, para De lLa Hoya, que fue formó parte de la promoción de la pelea, ahora también le queda la decisión de cual va a ser su futuro dentro del deporte del boxeo, donde lo ha conseguido todo tanto como olímpico, medalla de oro en Barcelona 92, como en el campo profesional. "Mi corazón me pide que siga boxeando, pero cuando el físico no te responde, lo mejor es ser inteligente y asegurar cuales los mejores planes de cara al futuro", valoró De la Hoya, que vio como la "Pelea Soñada" se le convirtió en la gran pesadilla.
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