sábado, 18 de julio de 2009

Los dominios de Internet, patas arriba.

Se abren las puertas de los dominios en Internet

M. Palmer y R. Waters

La inminente liberalización de los dominios de Internet transformará nuestra forma de usar la red, pero está dejando al descubierto las tensiones entre las empresas y los grupos de interés público.

Hace algunas semanas, Sarah Deutsch recibió una llamada habitual. La vicepresidenta de Verizon conversó con un amigo abogado que le informó de que alguien estaba vendiendo la dirección de Internet verizonwirelessstorm.com en Ebay por un millón de dólares (unos 710.000 euros, aproximadamente). Para Deutsch y su equipo de cinco abogados especilizados en marcas registradas, comenzó otro cansado proceso para intentar localizar al vendedor y reclamarle el nombre de la página.

«Recibimos noticias de miles de violaciones cada día y resulta complicado decidir a cuál damos prioridad», explica.

Verizon, el operador estadounidense de telecomunicaciones, posee una cartera con 10.000 dominios, que abarcan desde el obvio verizon.com a nombres como verizonsucks.com, que preferirían mantener fuera del alcance de rivales o de gente problemática. Esto es algo habitual para las grandes empresas. Microsoft, por ejemplo, posee más de 24.000 nombres de dominios.

El trabajo de Deutsch está a punto de complicarse. La próxima primavera, la Corporación de Internet para Nombres y Números Asignados (ICANN por sus siglas en inglés) –la agencia que dirige las operaciones diarias de la red– tiene previsto permitir un espectacular incremento de los 268 dominios existentes de «primer nivel» (todo lo que siga al punto). En la actualidad, abarcan desde los genéricos «.com» o «.org», a los específicos de cada país, como «.uk» o «.es».

Pero el organismo estadounidense planea abrir las puertas y permitir que cualquiera pueda registrar un dominio de primer nivel –siempre que pueda pagar los 186.000 dólres (132.000 euros) que cuesta el resgistro–. La ICANN calcula que aparecerán cerca de 500 nuevos, que incluyan desde la persona o empresa concreta («.verizon») al nombre genérico («.books»).

Implicaciones complejas
Esta apertura representa uno de los mayores giros hasta la fecha en la estructura de Internet. Sus implicaciones son complejas y polémicas –y van mucho más lejos de las inquietudes de las empresas comerciales que ven la red como poco más que un centro comercial global virtual–.

Así, un representante del Papa Benedicto XVI ha escrito a la ICANN para saber cómo garantizaría el organismo que dominios religiosos –como «.catholic», «.muslim» o, incluso, «.god»– no caen en las manos equivocadas.

Entretanto, los grupos de interés público temen que los cambios sean parte de una remodelación más generalizada de las normas de Internet que pudieran hacer que la libertad de expresión se perdiera a favor del interés comercial.

Esas preocupaciones, a su vez, han planteado nuevas preguntas sobre la estructura y el gobierno de Internet. La ICANN, una corporación sin ánimo de lucro que depende en última instancia del Departamento de Comercio de EEUU, ya se ha enfrentado con anterioridad a desafíos sobre su organización, siendo el más importante un intento europeo para intentar ponerla bajo el control de Naciones Unidas.

La futura expansión del sistema de dominios de Internet es una parte fundamental de los esfuerzos de la ICANN por demostrar que opera en interés de una audiencia global en rápido crecimiento. El alfabeto romano, por ejemplo, aún predomina en las direcciones de Internet y, sin embargo, la mayor audiencia de la red se encuentra en la actualidad en China. Las naciones árabes también han mostrado su descontento ante los retrasos de la ICANN a la hora de idear un sistema que cubra sus necesidades.

Si el organismo que dirige las operaciones diarias en la red no consigue apaciguar a estos grupos de interés, las consecuencias podrían ser graves. De equivocarse, podría producirse un cisma en el sistema de dominios de Internet –llevando a una fragmentación que convierta el sistema global único de la red en una serie de sistemas separados–.

Nervios en las empresas
Ahora que está a punto surgir un nuevo sistema de dominios tras años de trabajo, son las grandes empresas las que están haciendo más ruido. Los costes y riesgos para cualquier gran empresa que opere en Internet son considerables. Pese a que algunos nombres de dominio pueden registrarse por unos pocos dólares, si ya son propiedad de alguien, su recompra puede costar cerca de 2.000 dólres. Si la propiedad se dirime en un tribunal, los costes son considerablemente más altos.

Sin embargo, los grandes anunciantes como Verizon no pueden permitirse ignorar a los oportunistas –denominados ciberocupas– que registran variaciones de su marca en Internet. A la vez que confunden a los usuarios, estos falsos portales pueden perjudicar a la marca de la empresa ante sus clientes. Verizon calcula que al menos 9 millones de navegantes podrían haber sido desviados a falsas páginas si no hubiera luchado por hacerse con su control.

En consecuencia, los propietarios de grandes marcas están intentando garantizar que la ICANN contará con procedimientos que protegerán sus derechos cuando comience la avalancha –formas, por ejemplo, de conseguir eliminar con rapidez aquellos portales que violen las marcas–.

Sin embargo, estos procedimientos están despertando conflictos con otras partes de la comunidad de Internet, como los grupos no comerciales, a los que les preocupa que puedan limitar la libertad de expresión en la red.

Pese a las fuertes tensiones, pocos ponen en duda que la apertura del sistema de dominios es un paso necesario para crear una base más duradera para Internet, y que beneficie a cientos de millones de usuarios.

Conflicto
Sin embargo, los esfuerzos de última hora realizados por las grandes empresas para asegurarse de que el nuevo sistema protege sus intereses han provocado un reacción violenta más amplia, dejando al descubierto profundas tensiones dentro de la ICANN. Una reciente reunión del organismo derivó en un auténtico conflicto sobre la cuestión. «Era un clima muy hostil –incluso para una reunión de la ICANN–. Había gente que nos gritaba llamándonos tiranos y comparándonos a Ahmadi-Nejad», aseguró Kristina Rosette, del bufete Covington & Burling.

Gran parte de la responsabilidad recae ahora sobre los hombros de Rod Beckstrom, el nuevo consejero delegado de la Corporación de Internet para Nombres y Números Aignados, que ha luchado por mostrar una posición neutral en sus primeros días en el cargo –aunque sus declaraciones no han conseguido tranquilizar a las empresas–.

En última instancia, el riesgo para la ICANN –y para los usuarios de Internet en todo el mundo– es que estas tensiones puedan destruir el delicado consenso sobre el que se fundamenta el directorio global de Internet. Si la agencia pierde la confianza de los países adheridos a su sistema, la situación podría derivar en la aparición de sistemas de dominios rivales que rompieran la red mundial en una serie de redes fragmentadas.

Polémica• La próxima primavera, la Corporación de Internet para Nombres y Números Asignados (ICANN, en sus siglas en inglés) permitirá un aumento de 268 dominios de primer nivel.

• De este modo, cualquiera podrá registrar un dominio de este tipo, previo pago de unos 132.000 euros. La ICANN calcula que aparecerán cerca de 500 nuevos dominios.

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