Greenspan explica muchas cositas......
El gran pecado de Greenspan
@S. McCoy - 04/07/2009Deja tu comentario (8)
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Por si alguno tenía dudas acerca de lo que ha estado ocurriendo con los mercados financieros en los últimos tres meses y medio, les recomiendo que lean con el mismo detenimiento con el que lo ha hecho McCoy el siguiente artículo, publicado el pasado día 25 de junio por el ex Presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan en el Financial Times. Se trata de una pieza de hemeroteca; su primera declaración explícita, al menos para servidor, de las verdaderas motivaciones que se escondían tras sus sucesivas decisiones en política monetaria. Una concatenación de medidas que, junto a otras causas suficientemente explicadas, está detrás de la debacle vivida por la economía y las finanzas en los últimos dos años, desde el verano de 2007.
Es un documento trampa, que viste bajo los ropajes de la amenaza inflacionaria -no en vano se titula Inflation, the real threat to sustained recovery- lo que en realidad es una descripción de cómo manipulando los mercados y generando una ilusión de esperanza, al final, si se dan las circunstancias adecuadas, ésta puede terminar por concretarse. La Teoría de la Profecía Autocumplida, una mentira a base de repetirse se puede convertir en verdad, en su versión positiva. El empeño por encontrar brotes verdes donde, de momento, lo que se vislumbra es un secarral, sin duda responde a un intento de replicar a escala global tal patrón de comportamiento.
Pero, no nos precipitemos. Veamos primero lo que dice Greenspan.
La subida de las bolsas de marzo a junio es la principal causa de mejora del entorno económico. Si alguien tenía dudas de qué era primero, si el huevo o la gallina, aquí va una respuesta ilustrada. No es ninguna novedad, la verdad. En la medida en que la actividad financiera supera con creces a la real, lo lógico es que sea aquella la que marque el rumbo de ésta, reforzando así, por otra parte, su carácter anticipatorio. Sin embargo, ya sabemos cuál es el resultado de tal liderazgo. Lo sorprendente es que estemos dispuestos a caer en la misma trampa: la de imponer a una industria sobredimensionada que lucha por su supervivencia los galones del deseado rescate económico, confiando a ciegas en lo que se deriva de su benigna evolución. Curioso.
Por tanto, ante la amenaza de recesión, cuanto más si de lo que hablamos es de una potencial depresión, nada mejor que tratar de crear el ambiente más favorable para que los dos principales activos privados, vivienda y valores, se aprecien. El párrafo quinto es de enmarcar: he de reconocer que atribuyo a los precios de las acciones un rol económico mayor que el común de los analistas. En mi opinión, no sólo actúan como indicadores adelantados de la actividad económica sino que contribuyen a la misma, actuando positivamente sobre el balance de ciudadanos y empresas. Mi hipótesis será sometida a escrutinio en el próximo año: si las bolsas vuelven a los mínimos, veremos los tan cacareados brotes verdes desvanecerse. Toda una declaración de intenciones. Es en el primer párrafo donde detalla cuál ha sido ya el impacto de la subida actual sobre la economía y, en concreto, sobre unas entidades financieras, con agujeros no reconocidos pendientes de financiar, que han aprovechado el tirón para colocar masivas ampliaciones de capital. No se olviden, ni por un momento, de quién es el abajo firmante.
De hecho, el principal hándicap, a su juicio, para que la ilusión de recuperación se concrete es la falta de estabilización en el precio de la vivienda, el otro gran área de contribución al optimismo colectivo que oportunamente utilizó desde la Reserva Federal para sacar a Estados Unidos del pozo en el que se sumió tras el estallido de la burbuja puntocom y el atentado contra las Torres Gemelas. Otra perla, por si acaso aún a estas alturas no les ha quedado claro de qué estamos hablando. Párrafo sexto: la economía afecta a las bolsas, es verdad. Pero una parte sustancial de su comportamiento se deriva de la innata propensión de los individuos a sumergirse en el pánico o en la euforia, sentimientos que terminan por tener vida propia y se convierten no en anticipos sino en causas del devenir económico que está por venir. ¿Qué me dicen? Greenspan aterrizando de lleno en las finanzas del comportamiento, con todo lo de manipulación que las mismas pueden llevan aparejadas. Reflexión que puede, pero no debe, estar en el discurso de quien ha dirigido un banco central, ¿no creen?
En el párrafo cuarto, la concreción de todo lo expuesto: la imperiosa necesidad de que las bolsas suban como modo de subsanar elegantemente los desequilibrios acumulados en las últimas décadas, versión soft, o peor dicho, como modo de mantener el statu quo que nos ha llevado a la ruina actual, rollo hard. Si los mercados de valores continúan subiendo, mejorará la capitalización bursátil de las empresas y la solvencia de la banca, que podrá así aumentar su labor de financiación al sistema (toma ya, ahora resulta que el efecto multiplicador de la política monetaria por parte de las entidades financieras privadas depende de su situación bursátil; esta teoría promete). Aumentará la riqueza y el consumo de los particulares y el crecimiento en el valor de los activos corporativos, en relación con su coste de reposición, incrementará la inversión societaria. Se reducirá el apalancamiento (ojo, por la mejora de los recursos propios: pues sí que vamos apañados, nos podemos quedar calvos de esperar) y terminarán por desaparecer las fuerzas deflacionarias que amenazan a la economía. Espectacular. In Wall Street we trust! ¿A quién le importa Main qué?
Lo importante de todo lo anterior, a mi juicio, es que revela un modo de hacer política monetaria que se aleja demasiado de la ortodoxia y se aproxima peligrosamente a la manipulación, a través de las finanzas, de la economía real. Un modo de actuar que justificaría la sucesivas burbujas que hemos vivido en los últimos años toda vez que, al ser humo el objeto de la inversión, inevitablemente antes o después se tiene que disipar y mostrar el débil fuego que lo sustenta. Hacer humo de pajas es, de hecho, la expresión castellana que mejor lo define. Ese es el gran pecado de Greenspan que irá indisolublemente asociado a la penitencia histórica del desastroso legado que ha dejado. ¿Patrimonio exclusivo del ex banquero central o una forma consolidada de acción en el seno de la FED? Interesante cuestión a la luz del reciente comportamiento de los mercados.
De momento, y al calor de los datos de empleo del jueves, han sido muchos los economistas, desde el ex Merrill David Rosenberg pasando por Mohamed el-Erian de Pimco o el propio James Hamilton en su Econobrowser que han recordado a quienes se aferraban con uñas y dientes a la tesis de prueba superada -los que más se jugaban con que fuera cierta, por otra parte- que aún nos queda un largo trecho por delante si nos atenemos a la miserable verdad incómoda en la que se desarrolla el día a día de muchos ciudadanos, compañías y hasta estados. Estoy con ellos. Pero, ya saben, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Bueno, ojalá fueran sólo dos, la verdad. De ustedes depende volver a sucumbir al engaño o no. En sus manos queda.
P.S. Las dos próximas semanas desarrollaré de lunes a jueves un Alimento para el Cuerpo diario con los restaurantes frecuentados en el último mes. Siento las pellas ocasionales pero mi vida con cinco niños en casa, el mayor de ocho años, está siendo un poquito complicada…
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