MADRID—¿Si la economía de España está creciendo tan rápido, por qué no les va mejor a los bancos del país?
Se prevé que España crezca más de 3% este año, más que Estados Unidos, Alemania y la mayoría de las economías avanzadas.
Sin embargo, el volumen de préstamos en los balances de los bancos españoles ha permanecido sin cambios o ha bajado durante los últimos 12 meses, lo que ha arrastrado una medición clave de rentabilidad y resaltado las preocupaciones de los inversionistas sobre la capacidad de los prestamistas de generar ingresos el próximo año.
No se suponía que sucediera así. “Al principio del año esperábamos que este año íbamos a crecer en el crédito”, dijo el 29 de octubre a la prensa José Antonio Álvarez, el consejero delegado de Banco Santander SA. “Esperábamos una demanda de crédito algo más intensa. La economía está creciendo bien, muy bien”.
En retrospectiva, los ejecutivos de Santander y otros bancos españoles, así como algunos analistas e inversionistas, dicen que subestimaron la profundidad de la recesión de la que está saliendo España y una consecuencia conocida como desapalancamiento, la reducción de deuda.
Cada trimestre, personas y empresas en España en realidad piden prestado millones de euros en nuevos créditos de los bancos, pero otros están pagando sus deudas existentes a un ritmo más rápido. Eso da lugar al desapalancamiento, haciendo que el volumen total de préstamos en los balances de los bancos españoles se reduzca.
Santander, el mayor prestamista de la zona euro por cuota de mercado, tenía más o menos la misma cantidad de préstamos en situación regular en España en el tercer trimestre de este año que un año antes. Bankia SA, el mayor banco rescatado del país, registró un descenso. Y si no fuera por la compra de bancos españoles más pequeños, los volúmenes de préstamos en la unidad española de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA y Caixabank SAtambién habrían caído respecto del año anterior. Incluso con la compra de bancos, cada una de estas entidades registró un descenso de los créditos en el tercer trimestre en comparación con el segundo.
Los deudores españoles tienen muchas cuentas pendientes. Un auge del crédito que ayudó a financiar una fiebre inmobiliaria se frenó en seco en 2008 y hundió al país en una recesión que se extendió hasta mediados de 2013. Se prevé que la deuda en manos de empresas y hogares sea más del doble de la producción económica del país hasta al menos 2020, según el Fondo Monetario Internacional.
Los banqueros dijeron el año pasado que esperaban que el crecimiento mejor de lo previsto de España facilitara la carga de deuda existente del país y estimulara nuevas inversiones y endeudamiento, lo que expandiría las carteras de créditos de las instituciones durante 2015.
Sin embargo, los motores de la expansión económica de España indican la razón por la que esto no se ha materializado.
Aunque su tasa estimada de crecimiento de 3,1% es notable, España aún está rezagada después de años de contracción, afirma Juan Ignacio Sanz, profesor de la escuela de negocios Esade. Se espera que la producción total del país en euros exceda los niveles previos a la crisis recién en 2017, según el FMI.
Aunque la tasa de desempleo de España, de 21% sigue ubicada entre las más altas de Europa, está en disminución. No obstante, muchos de los tienen empleos han tenido que soportar una reducción de sus salarios conforme las empresas españolas recortan costos para pagar deuda y hacer que sus exportaciones sean más competitivas. Dichos deudores están concentrados en pagar el pasivo que tienen, en lugar de pedir más dinero prestado, incluso a tasas de interés muy bajas.
A pesar de estos vientos en contra, algunos consumidores españoles están gastando más. Eso, junto con los menores costos de la energía, más turistas, un mayor gasto del gobierno y reducciones de impuestos en un año de elecciones, ha estimulado la economía.
El consumo, sin embargo, “no requiere mucho crédito” de los bancos, asevera Juan José Toribio, profesor de economía de la escuela de negocios IESE, en Madrid.
En euros, la banca española otorgó en 2010 un volumen de hipotecas equivalente a dos veces y media el de 2014.
La caída del monto total de préstamos es un lastre para la principal fuente de ingresos de los bancos, las ganancias netas por intereses, o la diferencia entre la tasa que ganan de los préstamos y la que pagan por depósitos y otros fondos. Los bancos también están sintiendo la presión de las tasas de interés ultrabajas. La mayoría de los préstamos de vivienda en España son variables y vinculados con la tasa interbancaria ofrecida en euros, o Euribor, la cual ha caído en picada en el último año.
El descenso de la Euribor ha sido más pronunciado de lo previsto hace un año, dijo a la prensa el 2 de noviembre José Sevilla, consejero delegado de Bankia. Las empresas han aprovechado la caída de la tasa para renegociar sus contratos de préstamo y así pagar menos, explicó Sevilla. Además, algunos gobiernos locales están pidiendo prestado menos de los bancos, agregó.
Otra razón por la que los banqueros y algunos analistas españoles fueron demasiado optimistas hace un año sobre la demanda de nuevos créditos fue una lectura equivocada de la intensidad con la que algunos consumidores han huido de la deuda.
Incapaces de pagar mensualmente la hipoteca durante la crisis, muchos fueron desalojados de sus casas y sus inmuebles fueron embargados, una experiencia traumática en un país que tiene una de las mayores tasas de propiedad de vivienda en Europa. Algunos evitan asumir más deuda. “Tienen el recuerdo de lo malo que lo pasaron en la crisis”, dice Toribio, del IESE.
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