Mark Tuitert y Niels Kerstholt son dos patinadores neerlandeses con un extenso palmarés, pero desconocidos fuera de su deporte. Son también, desde este viernes, protagonistas de una decisión que puede provocar profundos cambios estructurales en el deporte europeo. Mientras media España estaba de puente, la Comisión Europea (CE) les dio la razón en su litigio con la Unión Internacional de Patinaje sobre Hielo (ISU, en sus siglas en inglés), una decisión que reduce el poder de las federaciones internacionales.
Tuitert y Kerstholt habían recurrido la normativa de la ISU que prohíbe a los patinadores participar en competiciones no autorizadas por ella bajo amenaza de sanciones que pueden llegar a ser a perpetuidad. Los dos patinadores consideraron que la ISU ejercía un abuso de posición dominante y restringía su libertad para desarrollar su actividad profesional, con el consiguiente perjuicio económico.
Los motivos de la resolución
La CE les ha dado la razón en una resolución que afecta de lleno al sistema deportivo europeo. La CE pone el foco sobre tres aspectos. El primero, que la ISU puede sancionar a deportistas aunque las competiciones ajenas a ella en las que participen no pongan en riesgo sus "objetivos deportivos legítimos". El segundo, que su propia norma le permite perseguir propósito comerciales en detrimento de deportistas y otros organizadores. Y tercero, que impide a estos últimos poner en marcha sus pruebas por la imposibilidad de contar con los mejores deportistas. Todo eso incumple las normas europeas de la competencia, y por ello la CE le da 90 días a la ISU para eliminar o modificar su normativa.
"El patinaje sobre hielo es solo uno de los muchos deportes que se organizan a través de una estructura piramidal en la que una sola federación organiza competiciones desde el nivel local al internacional. No estamos cuestionando esa estructura. Ni tampoco el derecho de esas federaciones a organizar el deporte", dijo en rueda de prensa la comisaria europea de la Competencia, Margrethe Vestager. La danesa explicó que las sanciones que imponen las federaciones deben ser "necesarias y proporcionadas" para lograr objetivos como la protección de la salud o la seguridad de los deportistas. "No deben ser injustamente utilizadas en favor de los intereses comerciales de las federaciones".
El miedo al cambio
La resolución era esperada desde hacía algún tiempo. Por eso han sido varios los dirigentes deportivos que han mostrado su preocupación y han intentado presionar. El presidente del COI, el alemán Thomas Bach, elevó la voz de alarma hace algunas semanas. "Estamos profundamente preocupados sobre ciertas interpretaciones del Tratado Europeo y la ley europea de la competencia en lo que tiene ver con el deporte", declaró tras una reunión con ministros de Deporte en la sede del Consejo Europeo. "Si todo en Europa se mira desde la perspectiva de los negocios, el valor social del deporte está perdido. El deporte es mucho más que un negocio", añadió, según recogió 'insidethegames.biz'. Más catastrofista fue Pere Miró, director general adjunto del COI: "El modelo europeo del deporte está amenazado".
Ese miedo a lo nuevo es una constante en las instituciones deportivas. Hace más de dos décadas, el deporte rey fue el protagonista de una situación bastante parecida a la del patinaje sobre hielo. El 15 de diciembre de 1995, tras más de cinco años de litigio, Jean-Marc Bosman logró una victoria judicial trascendental en la historia no solo del fútbol, sino de todo el deporte. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea le dio la razón y declaró ilegal las indemnizaciones por traspaso de futbolistas cuyo contrato ya había expirado y los cupos de comunitarios (aquí puedes consultar la sentencia). A partir de ahí, los deportistas empezaron a disfrutar de la misma libertad de movimiento dentro de la Unión Europea que el resto de trabajadores.
1995: el fin del fútbol
Un repaso a las declaraciones de los dirigentes en aquella época permite detectar posturas similares a las escuchadas con el caso de la ISU. Los responsables defendían el 'statu quo' vigente desde hacía décadas y denunciaban que la decisión solo beneficaba a unos pocos. Lennart Johansson, presidente de la UEFA en aquella época, la calificó de desastre y acusó a la UE de "intentar matar el fútbol de clubes".
"Si una mujer plantea que quiere jugar, ¿qué criterios se seguirían, si solo se tienen en cuenta las cuestiones meramente económicas y no las que hacen referencia a la problemática del deporte? Nadie está preparado para afrontar este asunto en su globalidad y, por lo tanto, es posible que de aquí a cuatro días veamos al portugués Figo jugando en el Barça cada domingo como un jugador más, sin que sea considerado extranjero" declaró Josep Lluis Vilaseca, miembro de la Comisión de Control y Disciplina de la UEFA. Eso fue lo que sucedió, pero no pasó nada. Los que vaticinaban el fin del fútbol tal y como se conocía no fallaron. Cambió de arriba a abajo y, 22 años después, ni siquiera la UEFA puede decir que está peor. Al contrario, está mucho mejor y ella es una de las grandes beneficiadas.
Indirecta a FIBA y Euroliga
La CE reduce el poder de las federaciones para impedir la proliferación de competiciones fuera de su paraguas. También puede tener un impacto en el conflicto que mantienen FIBA y Euroliga, que también ha llegado a instancias comunitarias. De momento, ninguna de las dos partes se ha pronunciado. La CE tampoco, pero en el discurso de Margrethe Vestager hay alguna frase que parece dirigida al mundo del baloncesto.
"La Comisión no está intentando ser el árbitro en cada disputa sobre deporte", avisó la comisaria. "De hecho, hay muchas disputas que tienen poco o nada que ver con las normas de la competencia. Cosas como las sanciones por dopaje, los amaños o la decisión del calendario de los partidos... Para eso, las organizaciones deportivas deben cumplir con sus responsabilidades y encontrar soluciones y mecanismos para solucionar disputas que generen los resultados que todos necesitamos y los deportistas merecen. Traducción: el problema lo tienen que resolver entre ustedes. ¿Le harán caso?
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