OVIEDO
El Tenerife venció con claridad al Real Oviedo (3-1) y abre oficialmente estado de crisis en la capital del Principado. Son ya cinco encuentros los que acumulan los azules sin vencery esta jornada pueden abandonar el playoff. Dos puntos de los últimos 15 y, lo que es peor, la sensación de que por tercer año consecutivo puede repetirse la misma historia.
El encuentro en el Heliodoro Rodríguez López fue un monólogo local. Los de Etxeberria dominaron de principio a fin. Más rápidos, más intensos, más incisivos. Un partido que se empezó a perder desde la alineación y que solo un balón parado permitió una pequeña opción irreal para los oviedistas.
adelantar a Juan Forlín al centro del campo para acompañar a Rocha y sustituir al sancionado Folch. De esta manera, el andaluz prefería modificar dos líneas del equipo ante la baja del catalán. Héctor Verdés era el hombre elegido para completar la zaga azul frente al Tenerife.
El comienzo del partido fue lo esperado. Los azules no salieron de forma distinta a encuentros anteriores. Los asturianos prefirieron esperar atrás, cerca de su portería, como lo hicieran en La Romareda o en el Ramón de Carranza. Toda la iniciativa para los locales. El Tenerife no desaprovechó la ocasión ante un Real Oviedo excesivamente defensivo y que volvía a pecar de defensivo, de no exponer, de no proponer en campo contrario, sino esperar algún chispazo de los suyos.
Confiados en su poderío defensivo, los asturianos se arropaban cerca de Alfonso Herrero, sabiendo que su entramado defensivo podía desactivar cualquier ataque del Tenerife. Pese a ello, en el minuto 18 Milla buscó a Longo en el área. Un balón largo para que el delantero luchara entre los tres centrales oviedistas. El italiano supo bajar el esférico y deshacerse de Christian y Verdés con demasiada facilidad. Con la pierna izquierda, de primeras tras un buen control con el pecho, batió al cancerbero azul e hizo el 1-0 para los suyos.
No reaccionaron los asturianos, carentes de juego y profundidad. No aparecía Saúl, ni Aarón, ni Toché. Los atacantes oviedistas estaban faltos de balones y, cuando recibían, era en situaciones nada ventajosas para ellos. Ni Rocha ni Forlín eran capaces de aguantar al Tenerife y, mucho menos, construir algo para los suyos.
vo Longo peleó un balón de espaldas con la defensa del Real Oviedo. El balón quedó suelto para que Mula, desde fuera del área, enganchara un gran disparo que se coló en la portería de Alfonso Herrero. Era el 2-0, un resultado que castigaba el planteamiento asturiano
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