París/Madrid, 5 mar (EFE).- A un lado la historia y al otro el precipicio. Así se presenta la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones entre el París Saint-Germain y el Real Madrid, con ligera ventaja para los madridistas por el 3-1 de la ida y con los franceses desprovistos de su máxima estrella, el brasileño Neymar.
La historia quedará por escribir para el vencedor, porque el camino hasta el trofeo será todavía largo, pero el precipicio es seguro para quien quede apeado, ya que Europa es para ambos el único objetivo que les permite salvar la temporada, aunque el PSG se lleve la liga de su país.
El Real Madrid, alejado del liderato de LaLiga Santander y eliminado de la Copa del Rey, solo vive colgado de esta competición, deseoso de resucitar esa llama particular que tiene con una competición que ha ganado más veces que nadie, incluidas las dos últimas ediciones.
El PSG se ha conjurado para lograr lo que en la capital francesa se presenta como una hazaña. Sin su máxima estrella, y pese a que cuentan con uno de los mejores planteles del mundo, se han apuntado a la épica y no han dejado de calentar el partido desde su derrota en la ida, con críticas duras al arbitraje.
"Esta eliminatoria se gana con corazón y con cabeza, pero más con corazón", aseguró el entrenador, Unai Emery, cuya continuidad está ligada a superar al Madrid. No han perdido en su estadio los parisienses desde que está al mando del equipo, pero no perder no les sirve. Tienen que ganar por un margen elevado y las estadísticas les otorgan solo un tercio de seguir adelante.
Solo superar la eliminatoria salvaría el proyecto catarí, que no se sacia con los tres títulos nacionales y que precisa de una gesta europea que justifique la multimillonaria inversión que ha puesto en peligro el equilibrio financiero de la entidad. Con Neymar lesionado, los focos se han puesto en Ángel Di María, un exmadridista que atraviesa un gran momento de forma, que desde que comenzó 2018 sale a gol por partido y que ha logrado que la ausencia del brasileño no se note en el equipo.
Será el tercer componente de un tridente en el que también estarán el uruguayo Edinson Cavani y el francés Kylian Mbappé, pese a las molestias que arrastra en el tobillo.
Emery no quiso desvelar nada de su once, en el que las dudas pasan por el centro de la defensa, donde los brasileños Thiago Silva y Marquinhos y el joven francés Presnel Kimpembe se repartirá dos puestos; y por el pivote del centro del campo, que tras el mal partido de ida del argentino Giovani Lo Celso recaerá en un jugador más veterano, el italo-brasileño Thiago Motta o el francés Lass Diarra.
El Real Madrid, rey de Europa con la conquista de doce títulos, se resiste a encaminarse a un fin de ciclo y apela a su verdadera cara en su competición preferida para reconducir una temporada repleta de irregularidad. Todo queda en el olvido cuando suena el himno de la Liga de Campeones y sus jugadores se transforman. La temporada del equipo de Zinedine Zidane pasa por el gran reto de la 'Champions'.
Único equipo que ha sido capaz de conquistar dos ediciones consecutivas de la Liga de Campeones, el Real Madrid encara un reto aún mayor en su búsqueda del tercero, amparado a la imagen de Cristiano Ronaldo. El portugués recuperó su pegada en el momento clave de la temporada y llega a la gran cita, tras firmar un doblete en la ida, con un 2018 espectacular (14 goles en 10 encuentros), tras marcar en sus cinco últimos partidos y descansado por no haber jugado en las dos últimas salidas ligueras.
Zinedine Zidane, que no ha perdido ni una eliminatoria en Liga de Campeones desde que cogió los mandos del Real Madrid, ha medido al detalle el desgaste de minutos de su plantilla, especialmente de Cristiano.
Es el decimocuarto jugador en minutos para estar en plenitud en el Parque de los Príncipes, en uno de esos partidos en los que engrandece su leyenda, siempre marcando en las citas decisivas. Con un nuevo récord que mantener tras marcar en todos los encuentros de la presente competición.
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