En el año 2013 la economía española tocó el fondo de la crisis. En ese momento, la lucha del Gobierno de Mariano Rajoy contra el déficit público obligó a realizar fuertes recortes presupuestarios que despertaron las iras de una buena parte de la población. Román Escolano, designado por el presidente como nuevo ministro de Economía, era en ese momento presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y fue uno de los economistas que salieron a defender las políticas de austeridad del Gobierno.
Lo hizo en un evento en el Campus Faes. No en vano, Escolano fue uno de los economistas de cabecera de la fundación presidida por el expresidente José María Aznar. Y también ha sido un habitual en sus cursos de verano y 'papeles' económicos. Escolano defendió la austeridad desde su punto de vista, el financiero.
El deterioro del 'rating' que sufrieron en esos años España y el resto de países periféricos de Europa provocó un efecto de arrastre sobre las compañías privadas de cada Estado, lo que aceleró el deterioro de su posición financiera. La calificación crediticia del bono soberano suele actuar como techo para las compañías de un país. Como mucho pueden mejorar en un escalón el 'rating' del país. Esto significa que cuando España perdió posiciones, arrastró a todas las empresas del país.
El resultado fue que las que partían de una posición más baja, como eran las pymes, vieron todavía más deteriorada su calificación crediticia, que se hundió en el bono basura. El resultado es que se vieron expulsadas del mercado, tanto de capitales como bancario, su financiación se secó y muchas acabaron cerrando.
La perseverancia en la austeridad es, sin duda, la contribución más esencial a la mejora de la financiación de la economía real
“Si queremos financiación a las pymes, necesitamos que vuelva la austeridad al sector público”, explicó Escolano. El economista y ministro a partir de hoy celebró entonces que España era “el país que más esfuerzo estructural ha realizado, una vez eliminada la carga de intereses” para reducir el déficit público. Como colofón, “la perseverancia en la austeridad es, sin duda, la contribución más esencial a la mejora de la financiación de la economía real”.
Sin embargo, Escolano es más prudente a la hora de avanzar hacia la integración de las finanzas públicas europeas, un debate que en algún momento ha estado sobre la mesa, pero que hoy parece totalmente descartado. También el nuevo ministro lo descarta. Aunque reconoce que el diseño de la eurozona adolece de “poca o ninguna mutualización de recursos presupuestarios”, considera que “no es necesario tener prisa con la creación de la unión fiscal o de otros elementos que tienen que ver con políticas sociales o laborales”.
Europeísta y liberal
La ideología de Escolano, que impregna sus intervenciones públicas y sus informes, es claramente europeísta y liberal. En este sentido, sus postulados distan poco de los de su predecesor en el cargo, Luis de Guindos, por lo que su etapa en el ministerio apunta hacia el continuismo. Una vez más, el 'marianismo' en estilo puro, pocos cambios y que no se noten.
Además de su defensa de la austeridad, Escolano ha realizado grandes alegatos hacia el avance en la construcción de Europa. También en este punto seguirá la labor realizada por Guindos, que estaba siendo uno de los grandes impulsores de la refundación de la UE tras el Brexit. Escolano ha detallado en varias ocasiones cuáles son las tres reformas prioritarias que tiene que acometer Europa.
La primera de ellas es completar la Unión Bancaria. Para Escolano, los problemas de diseño del euro responden precisamente a la ausencia de un mercado bancario plenamente integrado. La consecuencia es que las crisis financieras atacan al país más débil y en ese momento todos los mercados, que parecían interconectados, se repliegan sobre su país, lo que lleva a la región a sufrir 'shocks asimétricos'. Cada vez que explica este problema, utiliza la misma metáfora. “El euro es como un mantel”, explica. Ese mantel tapa una mesa, pero en realidad nadie sabe si lo que hay debajo es una sola mesa (que representaría a un mercado único) o muchas (el mercado fragmentado). El euro solo oculta la realidad durante los ciclos expansivos, pero no evita los problemas de la fragmentación cuando estallan las crisis.
Escolano ha sido muy claro en este punto en numerosas ocasiones: “Los sistemas financieros que no están integrados son vulnerables”, explicó en este curso de verano de Faes, “basta dar un golpe para que todas las piezas se vuelvan a romper”. Por este motivo considera prioritario culminar la unión bancaria y asegurar una buena integración de las finanzas en Europa.
Los sistemas financieros que no están integrados son vulnerables, basta dar un golpe para que todas las piezas se vuelvan a romper
La segunda de las reformas prioritarias que todavía está por culminar está muy relacionada con la unión bancaria y es la integración del mercado de capitales. Europa necesita que el flujo de capitales sea intenso y constante, de modo que no se hunda durante las crisis financieras. Por eso necesita apuntalar la regulación y, sobre todo, conseguir resultados prácticos.
La tercera reforma prioritaria para Escolano, y en la que todavía queda mucho por avanzar, es la energética. Europa necesita ampliar sus interconexiones para que mejore el abastecimiento, se reduzcan los costes de producción y converjan los precios. España tiene mucho que ganar con cualquier avance hacia el mercado único de la energía, ya que es un país periférico que tiene solo los Pirineos como único nexo de unión con el continente. Esto provoca que, a día de hoy, los precios de la energía sean más altos y más volátiles que en los países del centro de Europa. Un mercado más integrado supondría una gran ayuda para las familias y también para la competitividad del país.
Estamos viendo un cuestionamiento profundo del libre comercio y eso me preocupa, ya que las ventajas del libre comercio son evidentes
Escolano también es un firme defensor de los tratados de libre comercio y en alguna ocasión ha realizado alegatos contra quienes atacan la apertura al resto del mundo. “Estamos viendo un cuestionamiento profundo del libre comercio y eso me preocupa”, explicó en una intervención en la Semana Atlántica en el año 2016, justo antes de que el Reino Unido votara por el Brexit y EEUU, por Donald Trump. En su opinión, las “ventajas del libre comercio son evidentes”, ya que ayuda al desarrollo económico y a la integración mundial, pero reconoció que “el debate se está complicando en los próximos meses”. Una frase premonitoria de lo que estaba por llegar.
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