Europa se lanza a invertir el dinero destinado a resolver bancos para frenar las pérdidas del BCE
El rendimiento conseguido en 2018 fue del -0,16% por culpa de los tipos negativos. Ahora, la Junta Única de Resolución comprará bonos corporativos.
La era de los tipos negativos no solo está pasando factura a los bancos, sino a toda institución con mucho dinero en sus manos. Y la Junta Única de Resolución no es una excepción. La organización destinada a resolver los bancos en apuros está sentada en 33.000 millones de euros pagados principalmente por los bancos, instituciones financieras y firmas de inversión para dotar de recursos al fondo de rescate, y la factura del -0,4% que cobra el Banco Central Europeo (BCE) por depositar el dinero en su caja fuerte está mermando los recursos para los posibles salvamentos.
Para compensar estas pérdidas, la Junta Única de Resolución ha comenzado a invertir algunas partidas más allá del banco central. Las primeras decisiones se tomaron en 2018, pero este año ha decidido ir más allá.
«Como parte del plan de inversión de 2019, se ha tomado la decisión de empezar a invertir en bonos corporativos con el objetivo de fortalecer la diversificación sectorial que pide la regulación», anuncia el organismo presidido por Elke König en su memoria de actividades anual.
Eso significa que las empresas tendrán un inversor más en sus emisiones de bonos, aunque no todas podrán contar con la Junta Única de Resolución entre los propietarios de su deuda. Los criterios que debe seguir esta institución para invertir el dinero que tiene encomendado son estrictos y no dejan mucho margen a la especulación más arriesgada.
De ahí el camino pausado que se ha tomado para empezar a invertir los fondos. Se hizo por primera vez en mayo del año pasado, cuando llegó un plazo de la contribución de los bancos de 4.500 millones de euros. Y se repitió en junio de 2018, cuando llegó el segundo, también de 4.500 millones.
Con estas cifras, ya son 9.000 millones de euros los que la Junta Única de Resolución ha puesto en el mercado y pronto llegarán más, porque el organismo acaba de recibir otra inyección de los bancos de 7.800 millones de euros. Pero por ahora los resultados no han sido demasiado positivos. Las inversiones han dado rendimientos, pero no los suficientes para compensar el resto del dinero que está en depósitos en el BCE al -0,4%. El rendimiento total de la cartera de la Junta fue del -0,16% después de pagar las comisiones exigidas.
Más valor a la cartera
Pese a ese resultado, la visión del organismo es positiva. «La inversión en títulos añadió un valor positivo al retorno financiero», señala el informe de la Junta Única de Resolución. Y seguirá con la experiencia, aunque abriendo el abanico de posibles inversiones a los bonos corporativos para intentar que los rendimientos lleguen un poco más lejos y puedan compensar del todo la merma provocada por los tipos negativos en la facilidad de depósito del BCE. Sobre todo, ahora cuando todas las papeletas apuntan a que el cobro se intensificará al menos al -0,5% durante este año.
El dinero que está en manos del fondo de rescate bancario tiene un reglamento específico que regula qué se puede hacer con él y qué no. La máxima es «una estrategia de inversión prudente y segura», cuyo objetivo debe ser «proteger el valor del Fondo Único de Resolución y cubrir sus necesidades de liquidez», asegura el documento.
Eso sí, los redactores del reglamento dejaron claro que las inversiones deben medirse por su seguridad esperada, no por su retorno, y que no se podrá culpabilizar a los gestores por tener pérdidas en la cartera siempre que no se deban a imprudencias.
«Debido a la naturaleza intrínseca de las inversiones, las cambiantes condiciones del mercado y el entorno de los tipos de interés, incluso los activos más seguros y líquidos pueden ofrecer una rentabilidad negativa. A este respecto, las pérdidas de la cartera no deben implicar una violación de los objetivos de inversión», tranquiliza la normativa.
Entre los activos más líquidos y seguros en los que puede invertir el fondo de rescate, la deuda soberana de los países europeos y los bonos de las organizaciones intergubernamentales están a la cabeza. A partir de ahí se puede abrir la mano a otros activos de alta calidad crediticia, pero el reglamento advierte de que no se debe comprar un determinado instrumento solo porque encaje en las reglas, sino que hay que valorar cada activo admisible que se sume.
Entre los instrumentos poco recomendables están los derivados, que la normativa aconseja limitar. Los activos muy volátiles tampoco están entre los preferidos, aunque a veces pueden ser convenientes si sirven para compensar otros instrumentos en cartera. Entre los aspectos aconsejables está la diversificación geográfica, entre emisores y plazos y también la sectorial. Hacia esta última quiere avanzar la Junta Única de Resolución con su decisión de comenzar a comprar bonos corporativos, aunque el hecho de que en ese universo haya opciones con rentabilidades más altas también ha pesado fuerte.
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