Pedro Sánchez y Yolanda Díaz firman el acuerdo de gobierno entre PSOE y Sumar. / X @Yolanda_Diaz_
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz firman el acuerdo de gobierno entre PSOE y Sumar. / X @Yolanda_Diaz_ En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí 1- Un gobierno es un ser vivo. Por lo que su prioridad es seguir siéndolo. Un gobierno, algo sensible de serlo, quiere vivir, y a ello aplica toda su energía e inteligencia. No nos dimos cuenta –su energía, aplicada al intento, era la que era, y su inteligencia es la que es–, pero Feijóo/PP aplicó todo su ser en ser gobierno, tras el encargo del rey. Sigue haciéndolo. No desprecien los intentos del PP al respecto, porque su energía y su inteligencia, ahora, no se ubican en la política, donde no tiene nada que rascar, sino fuera de ella, que es lo que domina. En todo caso, este es el momento del PSOE. Es más, lo más probable es que su energía e inteligencia culminen en un gobierno efectivo. Sencillamente porque le va la vida en ello, y un gobierno es, lo dicho, un ser vivo. Vaya, no saben lo que me gusta construir un texto capicúa, que acaba como empieza. Da paz, porque demuestra que en el mundo hay cierto orden. Escondido y donde nadie lo supone. Como sucede en el punto 2. 2- El PSOE debe ser gobierno porque no puede ser otra cosa. En 1996 lo intentó. Intentó ser otra cosa: oposición. Intentó la alternancia, crear un canon al respecto en la Restauración 2.0, ceder el paso al PP, y proponer la democracia española a través de una serie de diversos paréntesis del PSOE y del PP, que se irían sucediendo y agotando, sin especial problema, construyendo ciclos. El PSOE podría no haberlo hecho. Pero lo hizo con vehemencia. Incluso Felipe González solicitó a Pujol su apoyo para un gobierno PP, y no para uno PSOE. Y Pujol obedeció, a pesar de que lo solicitado podría ser un mal negocio. Lo fue, en tanto que el PP no entendió la alternancia. Rompió la baraja. La alternancia, que requería orden, dos jugadores y una sola idea de la CE78, del neoliberalismo, del nacionalismo, de lo público, de los negocios, pasó a ser un juego salvaje y caótico, sin límites, fundamentado en la crispación, y en el que al perdedor se le negaba todo. De aquel 1996 sumamente lejano quedan dos hechos, sumamente frescos, que ilustran que, esta mañana a primera hora, el PSOE puede ser gobierno y que, es más, es más probable eso que su contrario. 3- Hecho a) el PSOE debe ser gobierno, en tanto que el PSOE –el partido– no resistiría cuatro años sin ser gobierno. Es la lucha por la vida de los vivos. Así de bestia. El hecho b) es el postpujolismo, la derecha catalana, que no puede volver a pactar con el PP –o a facilitarle la vida–, en tanto aquel primer pacto de 1996 supuso el inicio del declive convergente, supuso la única contradicción en el sistema propagandístico I+D de Convergència, que culminó, en 2003, con la pérdida de la Gene y, con ella, la imposibilidad de consolidar un objeto que ese partido tenía en la cabeza: la Segona Generació, esto es, la fantasía pujolista de un relevo generacional, tranquilo, interno, sin apearse del poder. Convergència, por cierto, no se recuperó de aquel golpe. Ni siquiera lo ha hecho hoy, que no se llama Convergència. El partido –dejó de ser un ser vivo– no pudo, tan siquiera, conservar una parte importante de sus cuadros. Esto es, una línea coherente y constante en el tiempo. Intentó la remontada desesperada en 2010, alejándose de manera escenográfica, precisamente, de su pacto con el PP. Más, incluso, de lo que podía y quería. El resto ya lo saben. A PSOE y Sumar se les votó para evitar una victoria de la extrema derecha. ¿Los dos partidos, hoy vivos, han entendido eso? 4- Los hechos a) y b) son muy importantes. Pueden ser más importantes que cualquier otro hecho más reciente. Pueden explicar, por sí mismos, un futuro gobierno PSOE. Al punto que, en este articulete, les explicaré el estado de la cuestión de un gobierno PSOE, al explicarles el estado de la cuestión de los hechos a) y de b). Hola. Martínez. Perdonen estos días de ausencia, pero he estado malito. Puedo permitírmelo, en tanto no soy un gobierno, y no necesito estar vivo todos los días. 5- El PSOE ha cerrado su pacto de coalición con Sumar. Lo que indica que las dos partes vivas del Gobierno quieren seguir vivas. Poco más. El pacto, antes que hablar de un proyecto, habla de esa férrea voluntad del PSOE y S por estar vivos. Y de la fórmula de vida elegida: la vida vivida en la anterior legislatura, con un S y un PSOE muy dispuestos a no tensionarse, a no romper el gobierno bajo ningún concepto, a seguir vivos pase lo que pase, o no pase lo que se había pactado que pasara. Es difícil evaluar este tipo de pactos más allá de ese impulso. El pacto, simplemente, permitirá observar en el futuro si el gobierno PSOE-S fluye en la dirección acordada, o en la dirección que pueda. En el pacto vuelven a aparecer elementos incumplidos en el anterior pacto –control de alquileres, derogación de la Ley Mordaza, reforma del IRPF…–, incumplimientos que, a presión y temperaturas normales, y por la vía de la abstención, hubieran supuesto la muerte de este Gobierno el pasado 23J. No ha sido así. El 23J se votó a PSOE y a S más de lo previsto. Se les votó para evitar una victoria de la extrema derecha. ¿Los dos partidos, hoy vivos, han entendido eso? Es posible que no. Es decir, es posible que ya lo hayan olvidado. Un ser vivo tiene un alto compromiso, en fin, con la vida. Es decir, con la suya. Tal vez ambos partidos crean que el miedo a la extrema derecha es eterno, y que les servirá en las próximas elecciones. No es así. Si en el PP hay alguna inteligencia, debe haber tomado ya nota de su propia derrota, de la derrota polaca, de la derrota argentina. Y, posiblemente, debe de estar ya elaborando algo más amable, menos agresivo, tal vez, que no asuste, como ha sido el caso. El pacto PSOE-S explica, estilísticamente, lo que son las dos socialdemocracias españolas/la izquierda posible. No es mucho, no es una gran defensa contra la extrema derecha, ni un discurso difícil de ser burlado por la extrema derecha. Se trata, por una parte, de un neoliberalismo amable, que limita a su izquierda con la Comisión, ese objeto ubicado en la derecha. Por otra parte, se está dibujando una izquierda laborista, tal vez porque eso es lo que S tiene más a mano, en CC.OO., un sindicato con cierto componente ministerial desde finales de los setenta. Fuera de ese ministerio queda mucha realidad, incluso laboral. Por encima de todo, el pacto es un lenguaje, algo para interpretar. Por lo mismo, es política. Es la vuelta a la política. El ciclo iniciado en 2011, en el que la política dejó de ser escuchada, lo que le obligó a simular explicarse, concluyó hace tiempo. Ahora la política se venga del trato recibido. Vuelve a ser autosuficiente. Vuelve a tener un margen inaudito, y no simula que no tiene ganas de explicarse. 6- Es agradable, por otra parte, el silencio PSOE respecto a las negociaciones con Puigdemont. Ese silencio es indicativo de cierta funcionalidad y cierto optimismo al respecto de un final feliz. Pero aún hay más indicios de optimismo. Se los canto. La esposa de Puigdemont, que cobraba de la Diputació de BCN 6.000 euros mensuales, a cambio de un programa semanal en una tele de internet que nadie ve, perdió ese sueldo tras las ulteriores elecciones municipales. Pero una vez que el PSC vuelve a cortar el bacalao en la Diputació, la señora Puigdemont a) vuelve a cobrar esa cantidad. Lo que habla de un clima de buena voluntad, etc. Puigdemont, por su parte, b) ha ganado una especie de referéndum en el Consell de la República, que supondrá el recauchutado de la institución hacia una dimensión aún más anecdótica. Para este desguace, sobre un censo de unos 90.000 inscritos, votó un 6%. También ha habido otro reciente referéndum en la egregia institución, para bloquear las negociaciones de Puigdemont con el PSOE, fruto de la iniciativa de un particular. Ha ganado el bloqueo a un gobierno PSOE con el 74,9% de los votos, si bien solo votaron 4.000 personas, el 4,45% del censo. Se trata, por otra parte, de un resultado c) que no afecta a las decisiones de Junts, como especificó un gran ideólogo del neo-neo-neo-neorepubicanismo cat, esa edad de oro del hierro. El ministro Albares, por otra parte, ha ofrecido, para el 27N –en esa fecha debería de haber gobierno, o el pitote será de aúpa–, la ciudad de BCN para tratar el tema Israel-Palestina, y uno no va ofreciendo BCN para esos temas si no se prevé, para esa fecha, una d) estabilidad en la ciudad que tire de espaldas, y que dure varias décadas. Otro indicio, no desdeñable, que indica un pacto próximo es que Puigdemont ha delegado, para los flecos legales del asunto, a Quico Homs, exdirigente de CDC que, ejem, e) no es ninguna autoridad al respecto. El silencio PSOE respecto a las negociaciones con Puigdemont es indicativo de cierta funcionalidad y cierto optimismo 7- Lo que se va presentando como gran problema en las negociaciones PSOE-Puigdemont, son, a su vez, pantallas superadas. Por lo que ignoro el sentido de su filtración periódica. Se trata de puntos de discusión como a) lo del relator –una persona, o algo parecido, que controle lo que se vaya pactando–, que no es más que exactamente la Mesa de negociación Moncloa-ERC. Algo ya existente y con otro nombre. La reclamación, por parte del PSOE, de que b) Junts haga un gesto de rechazo de la unilateralidad, ya pasó. En la cumbre de Pedralbes entre Sánchez y Torra, en 2018, al final de la cual se acordó un documento, en el que ambas partes asumían ceñirse, en las negociaciones futuras, “al marco de la seguridad jurídica”. La CE78, vamos. El c) rechazo de un referéndum de autodeterminación, por parte del procesismo, a su vez, ya ha pasado chorrocientas veces en la política cat, pero se filtran en la prensa recuerdos escabrosos que explican la dimensión sórdida y realista de esa constante. El último: la filtración del hecho de que el conseller Santi Vila intentó negociar frente al Gobierno Rajoy, en 2017, una salida al asunto, con una simple recuperación del Estatut troceado en el TC. 8- Si seguimos la línea de puntos, se adivina que va a haber un pacto PSOE-Puigdemont. No muy costoso, diría. Estaría limitado a la CE78, si bien con alguna sorpresa. Por tres motivos. Motivo 1) la CE78, y más su título territorial, está tan gagá y dado de sí, que puede haber una aportación interpretativa maragallista, cachonda, que, sin aportar nada efectivo, aporte palabras nuevas, y nuevos estados de ánimo. Motivo 2) como ilustra el pacto PSOE-S, la política económica y fiscal es un campo muy acotado por la Comisión, de manera que el tema territorial es, por aquí abajo, el único tema al que, de alguna manera, se le puede hincar el diente con cierta autonomía y operatividad. Motivo 3) si se fijan, Sánchez es el primer líder del PSOE que está haciendo algo que, tal vez, el PSOE debería haber empezado a acometer hace años: una vez roto cualquier consenso con el PP, Sánchez parece no comportarse como si ese consenso aún existiera. Lo que le puede suponer cierta libertad e iniciativa. Ya sea por 1), 2), o 3), diría que hay muchas posibilidades y ganas de acuerdo, en todo caso. Y que lo único que puede impedir el pacto no se encuentra en la políticaZzzzz, sino en la sociedad. No se pierdan el punto 11. 9- Hace unos días, en el Ateneu barcelonés, S y Comuns presentaron una propuesta de amnistía. Bueno, iba a ser una propuesta, pero finalmente fue un informe, un tanto improvisado y de utilidad muy acotada. Tal vez solo tenga utilidad política, ese territorio autónomo y sin mucho contacto con la sociedad. En todo caso, el documento final –del que tan solo se habló al día siguiente, y luego se olvidó por completo, lo que es un indicio de su operatividad política– puede explicar, según me dicen por el pinganillo, algunos aspectos de la futura ley de amnistía. El texto venía a exponer –de manera no muy certera, y sin verter mucha autoridad al respecto– la constitucionalidad de una ley de amnistía. Y explicaba a) una exposición de motivos –no creo que sea útil, en tanto cargaba la responsabilidad del Estado, y no aludía a la del procesismo; dudo que el PSOE opte por eso–, b) las fechas que contemplaría la amnistía –iría desde la preparación de la primera consulta, la de 2014, hasta la promulgación de la amnistía– y c) los delitos contemplados –malversación, desobediencia, delitos de manifestación, de manera que se beneficiaría de la amnistía militantes de CDRs, si bien también polis y GC que, en aquellos días de octubre, lo dieron todo sin pedir nada a cambio–. Si el pinganillo no va errado, los puntos b) y c) coincidirían con el proyecto del PSOE. Rosa Lluch habló de la necesidad de una solución generosa. Pero también habló de la mentira, utilizada en todo momento por el Govern 10- El escollo, lo que puede hacer fracasar el todo, quedó también vislumbrado en el acto del Ateneu, en su último parlamento, el de Rosa Lluch, la única historiadora y la única no-jurista presente en el acto. Habló de la necesidad de una solución generosa, que rebaje la tensión, los insultos y también la represión. Pero habló también de un hecho importante, no contemplado en el informe, ni en la política, y que puede no ser contemplado en la ley de amnistía. Se trata de la mentira, utilizada en todo momento por el Govern, antes y después de 2017. Este fue el único momento no político, sino real, en el acto en el que el público participó del factor humano de Lluch. Aplaudiendo. Mucho rato. 11- No creo que el procesismo acepte esto que sería necesario: además de reconocer un momento de exceso del Estado en respuesta a la manifestación del 1-O, un momento tan exagerado que afectaría a la igualdad ante la Justicia, y que la amnistía pretende corregir, se tendría que reconocer otro empecinamiento sostenido por parte del Estado, concretamente de la comunidad autónoma: la mentira, una mentira sostenida, difundida en medios públicos y concertados, que polarizó la sociedad y puso en peligro la convivencia. Y no creo que Puigdemont acepte esto. De hecho, uno de los condenados en el juicio al procés –el primero en exponer en ese juicio, por otra parte, que todo, en 2017, fue política, esto es, nada– mostró, al final del acto, su total desacuerdo ante el discurso de Lluch. 12- Sería bueno no olvidar, aunque la vida empuja a PSOE y a S hacia el gobierno como un aullido interminable, que se está negociando el voto de una extrema-derecha. Y que se debe ser generoso, inteligente y divertido al respecto, para que esa extrema derecha desande su camino hasta ser, tan solo, un derecha. Por eso mismo, el pacto/la amnistía no puede poner en peligro la sociedad cat. No puede mentir, sino que debe reconocer todo lo que pasó. Incluida la mentira. 12+1- La mentira es el principal componente de las nuevas extremas-derechas. Está presente en USA, Asia, Europa, Israel. Enfrentarse a esas nuevas extremas derechas es enfrentarse a la mentira. Que las ansias de hacer política, y de estar vivo en un gobierno, no impidan atajar la mentira, mirando hacia otro lado. Autor > Guillem Martínez Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Ver más artículos
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