El vino francés, contra Hollande
ELMUNDOVINO
El mundo del vino francés, segundo sector exportador del país, con 500.000 puestos de trabajo y cuyos productos son consumidos por más de 31 millones de ciudadanos de Francia y otros muchos más fuera de ella, se ha hartado de las presiones y las amenazas del Gobierno socialista y lanza esta semana una campaña de publicidad en todos los medios, con dos estrellas inesperadas: el presidente François Hollande y el primer ministro Jean-Marc Ayrault, que aparecen bebiendo vino blanco sobre esta frase: "Gracias por respaldar la segunda actividad exportadora de nuestro país".
El detonante último ha sido doble: en primer lugar, un informe de una comisión interministerial sobre el alcoholismo que por una parte pedía que se prohibiese a los franceses hablar siquiera de vino en internet –ya existe desde hace años una tristemente famosa Ley Évin que prohíbe su publicidad en cualquier soporte- y por otra que se considere el alcohol (y ya no sólo su abuso) como peligroso para la salud; en segundo lugar, los rumores sobre un nuevo impuesto sobre el vino en 2014.
En los últimos días se han retractado los del informe de lo de la prohibición en internet ("un error de corta y pega", han explicado) y el ministro de Agricultura ha asegurado que no habrá ningún impuesto nuevo en 2014, pero el ataque frontal que equipare –como hizo en su día la ministra española Elena Salgado en su proyecto de ley- vino y alcoholes duros no ha sido aún, ni mucho menos, exorcizado.
Ante todo ello, una asociación montada por profesionales del sector, Vin et Société, ha organizado la defensa, incluida esta campaña que recuerda que los propios Hollande y Ayrault no le hacen ascos a una copa de buen vino. En el sitio de internet Cequivavraimentsaoulerlesfrançais.fr (traducción: "Lo que de verdad va a emborrachar a los franceses") se puede seguir esa campaña.
En la prensa, reacciones como la de Jérôme Béglé, en 'Le Point', han sido frecuentes: "Los lobbys de los higienistas y de los tontos (¡ambos muy potentes en Francia!) han logrado hacernos creer que la primera copa de vino era mala para la salud, que la segunda nos metía en la fatal pendiente del alcoholismo y que la tercera nos condena casi a muerte. (...) El sector del vino contribuye ampliamente al éxito de la marca Francia, con la que los políticos nos machacan los oídos últimamente. De paso, la viticultura contribuye al atractivo de 66 departamentos (provincias) del país, al ordenamiento del territorio y a la corrección de algunas disparidades económicas. ¡El vino no es una droga!".
En los últimos días se han retractado los del informe de lo de la prohibición en internet ("un error de corta y pega", han explicado) y el ministro de Agricultura ha asegurado que no habrá ningún impuesto nuevo en 2014, pero el ataque frontal que equipare –como hizo en su día la ministra española Elena Salgado en su proyecto de ley- vino y alcoholes duros no ha sido aún, ni mucho menos, exorcizado.
Ante todo ello, una asociación montada por profesionales del sector, Vin et Société, ha organizado la defensa, incluida esta campaña que recuerda que los propios Hollande y Ayrault no le hacen ascos a una copa de buen vino. En el sitio de internet Cequivavraimentsaoulerlesfrançais.fr (traducción: "Lo que de verdad va a emborrachar a los franceses") se puede seguir esa campaña.
En la prensa, reacciones como la de Jérôme Béglé, en 'Le Point', han sido frecuentes: "Los lobbys de los higienistas y de los tontos (¡ambos muy potentes en Francia!) han logrado hacernos creer que la primera copa de vino era mala para la salud, que la segunda nos metía en la fatal pendiente del alcoholismo y que la tercera nos condena casi a muerte. (...) El sector del vino contribuye ampliamente al éxito de la marca Francia, con la que los políticos nos machacan los oídos últimamente. De paso, la viticultura contribuye al atractivo de 66 departamentos (provincias) del país, al ordenamiento del territorio y a la corrección de algunas disparidades económicas. ¡El vino no es una droga!".
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