Draghi, acorralado por la deflación: Un par de medidas de "carril" y una gran campanada
José Jiménez
Los analistas entienden que Weidmann, el presidente del Bundesbank, no daba puntadas sin hilo cuando dio vía libre la semana pasada a las compras de bonos por parte del BCE.
Los precios en Europa están bajando, y en algunos países como España de manera muy peligrosa, lo que incrementa aún más el miedo a la temida deflación. Es una realidad que el Banco Central Europeo ha tratado de maquillar a su estilo, hablando de desinflación, pero el mercado cada vez tiene más claro lo que sucede. Ahora, la pelota está en el tejado de Mario Draghi pero los economistas están divididos, pues hay quien considera que hará algo este mismo jueves y quien apunta que buscará ganar más tiempo y dejará las medidas para más adelante. Eso sí, con toda la presión sobre los hombros.
Dicen que cuando el río suena es que agua lleva. Y si suena en Alemania, riada segura. Solo así se entienden las declaraciones que hizo la semana pasada el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. Ortodoxo hasta la médula, el banquero germano admitió la posibilidad de que el Banco Central Europeo pudiera empezar a dar manguerazos de liquidez al estilo Bernanke; es decir, que anunciara un "quantitative easying" en toda regla para presionar al alza sobre los precios. Eso sí, siempre que "se respete la prohibición de financiación monetaria", dijo Weidmann; o dicho de otra forma, que no exista lo que se entiende por financiación ilegal de los estados.
A estas alturas de la película (por la semana pasada) ya sabía Weidmann que los precios habían crecido tan solo un 0,5% en marzo frente al 0,7%; y por lo tanto, se estaba poniendo la venda antes que la herida. El dato es serio porque un crecimiento del 0,5% de los precios supone tan solo la mitad del objetivo para 2014 (+1%). Y la tendencia está clara, los precios seguirán bajando, como bien explica José Luis Martínez, estratega en España de Citi. La combinación de tres factores como apreciación del euro, exceso de capacidad y devaluación interna, más la moderación de precios internacionales, seguirán "condicionando a la baja la evolución de los precios en los próximos meses", asegura el economista de Citi. Sobre si el BCE hará o no algo este jueves, Martínez cree que no, pero no porque no tenga argumentos, sino porque "pedirá más tiempo".
¿A qué se debe un cambio tan radical en el discurso de Weidmann? Para Miguel Ángel Rodríguez, analista asociado de XTB, la razón estriba en una evidencia: "La inflación es un peligro serio". En su opinión, "en el mercado manda el miedo a la deflación, además de que el BCE reacciona ya tarde". De hecho, hace solo un mes, Mario Draghi decía que no había problemas. Por eso, Rodríguez considera que "es muy probable que el BCE haga algo este jueves".
Que los precios estén en el 0,5% es un desafío, algo "que no desearía cualquier banco central en su sano juicio", apunta Chris Scicluna, de Daiwa Capital. Este experto habla de nivel no confortable, aunque admite la posibilidad de que el BCE decida esperar hasta el mes de abril porque, al fin y al cabo, las expectativas que maneja la institución son de subidas de los precios.
Que los analistas no tienen claro por dónde saldrá Mario Draghi el jueves parece algo evidente. Pero en el que caso de que decida mover ficha ¿Qué opciones le quedan para agitar el mercado?
Una primera medida siempre comentada es colocar en negativo la tasa de descuento, el tipo que abona a los bancos por aparcar sus fondos en el BCE. Miguel Ángel Rodríguez explica que una medida de este estilo no debería tener mucho efecto sobre el crecimiento ni debería afectar a las bolsas, aunque sí sería claramente negativa para el euro. Del mismo modo, también podría optar Draghi por los préstamos a tipo determinado durante un periodo de tiempo, operaciones conocidas como LTRO, algo que el experto de XTB descarta en estos momentos porque "no tiene ningún sentido".
La gran campanada...con deuda americana
Lo que si sería una gran campanada con efectos muy positivos sobre las bolsas sería un anuncio del 'quantitative easying', es decir, compras por parte del BCE de deuda europea, ya sea soberana o corporativa, para inyectar liquidez en el mercado. El problema es sortear las trabas legales, es decir, que no haya lo que supuestamente pueda entenderse como financiación ilegal de los estados (en el caso de la compra de deuda soberana).
Para solucionar esta situación, Rodríguez apunta que en el mercado está barajándose también una idea de la que hace no mucho habló el profesor estadounidense Frankel. La compra de bonos, pero no de Europa sino de Estados Unidos. Se trataría de que el BCE usara los euros para cambiar dólares y hacerse con la deuda estadounidense. Al fin y al cabo, el efecto sería el mismo. Pero eso sí, esta solución tan audaz provocaría un cataclismo en el euro. "Caería por debajo de los 1,3 dólares" vaticina Rodríguez.
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