El veterano actor Mickey Rooney, quien fuera una de las estrellas infantiles más famosas de la historia de Hollywood, falleció hoy por causas naturales a los 93 años, informó el portal de internet TMZ, que indicó que la salud del intérprete se había deteriorado desde hacía tiempo. Rooney rodó más de 200 largometrajes en una carrera que comenzó con 6 años con un pequeño papel en el filme mudo Not to Be Trusted (1926), y en estos momentos trabajaba en el filme The Strange Case of D.r Jekyll and Mr. Hyde, según The Hollywood Reporter.

Tras conocerse su deceso, el director de Night at the Museum 3, Shawn Levy, confirmó que el nonagenario actor había rodado algunas secuencias para esa secuela el mes pasado. "Una leyenda, obviamente, pero algo más: agradecido, gentil, vital y cálido", dijo Levy en un tuiteo. La última película que había estrenado en la gran pantalla fue el thriller The Woods (2012). Rooney fue candidato al Óscar en cuatro ocasiones por las películas Babes in Arms(1939), The Human Comedy (1943), The Bold and the Brave (1956) y The Black Stallion (1979), aunque sus únicas estatuillas fueron honoríficas.

En 1939 la Academia de Hollywood le concedió un galardón por su aportación como actor juvenil, y en 1983 le entregó un segundo premio enreconocimiento a sus 50 años de carrera. En los años 80 y 90 se le podía ver en populares series de televisión como The Love Boat (1982), The Golden Girls (1988), Murder, She Wrote (1993) o ER (1998), o en filmes como Babe: Pig in the City (1998). 
De actor infantil a ocho mujeres
Nacido el 23 de septiembre de 1920 como Joe Yule Jr., Mickey Rooney se criaría entre bastidores siguiendo a sus padres, artistas de teatro musical, hasta que se divorciaron tres años después y fue a vivir a Kansas con su tía. Su madre, consciente de su talento, decidió finalmente mudarse a California atraída por el mundo de posibilidades que suponía la incipiente industria cinematográfica.
Rooney se ganó la atención de los focos por primera vez en un teatro en el que actuaban sus padres cuando él tenía tan solo 17 meses y a los 6 años debutó en el cine mudo. En 1927 comenzaría su carrera hacia el estrellato como protagonista en una serie inspirada en unas viñetas de cómicsobre un niño travieso llamado Mickey McGuire, personaje que interpretaría hasta 1934 durante más de 50 episodios.

De aquellas historias tomaría su nombre artístico, Mickey, mientras que el apellido lo adoptaría de un viejo antepasado suyo del vodevil, si bien la intención inicial de su madre fue conseguir que su pequeño adoptara el mismo apelativo que su alter ego en la serie, algo que rechazó el creador de McGuire.

Tras el éxito de Mickey McGuire, Rooney realizó con habilidad la transición al cine sonoro de la mano de los estudios Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) con los que firmó un contrato en 1934 que duraría hasta que decidió rescindirlo en 1958. En esos años Rooney incrementaría su popularidad encarnando al incorregible adolescente Andy Hardy (El honor de la familia, 1937) durante 19 películas, unos trabajos que alternaría con otras producciones.
En 1938 estrenaría Forja de hombres con Spencer Tracy, con quien volvería a compartir metraje en la secuela "La ciudad de los muchachos" (1941), pero serían más conocidos sus emparejamientos cinematográficos con actrices comoJudy Garland, Ann Rutherford o una joven Lana Turner. Rooney y Garland harían furor en la gran pantalla con los musicales Los hijos de la farándula (1939), Armonías de juventud (1940), Chicos de Broadway (1941) y Girl Crazy (1943).

Su intenso ritmo laboral tuvo parangón en su frenética vida sentimental. Convertido en un seductor, Rooney contrajo el primero de sus ocho matrimonios con la célebreAva Gardner en 1942, al que seguiría Betty Jane Rase en 1944, Martha Vickers en 1949, Elaine Mahnken en 1952, Barbara Ann Thompson en 1958, Marge Lane en 1967, Carolyn Hockett en 1969 y Jan Charmberlinen 1978.

Únicamente su boda con Thompson finalizó sin divorcio, ella murió en un accidente, tras lo cual se casó con su amiga Lane, con la que tuvo la relación más corta, 100 días. A medida que su rostro se iba llenando de arrugas, la estrella de Rooney se fue apagando, aunque vivió un renacer en 1979 después de triunfar en Broadway con el musical.
Rooney intercaló sus interpretaciones con pasiones como la composición musical y llegó a estrenar varias sinfonías, así como con negocios en otros sectores. El actor fue propietario de una cadena de restaurantes, un laboratorio farmacéutico, una compañía de seguros para animales y otra de diseño de modas.