No más agresiones porfa!
El lobby a favor del 'fracking' toma posiciones en Asturias
Los defensores de la técnica extractiva prometen más de 600.000 euros anuales por pozo a los ayuntamientos y hasta cuatro millones a los propietarios // "Es como prohibir las lamparoscopias", afirman los partidarios
VIERNES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2015
El lobby a favor del fracking ha hecho escala en Asturias. La plataforma ultraliberal El Club de los Viernes ha organizado unas jornadas reivindicativas de la polémica técnica de la que se pueden extraer unas cuantas conclusiones provocativas y propagandísticas. A saber: que el fracking es una técnica limpia, segura, sobradamente testada, respetuosa con el medio ambiente. Además, el lobby insiste en sus enormes beneficios económicos: los ayuntamientos asturianos podrían percibir por cada pozo entre 300.000 y 600.000 euros y los propietarios de los terrenos entre dos y cuatro millones de euros por emplazamiento. Una gran zanahoria para empujar al burro.
En Asturias no hay ningún permiso de investigación vigente y la Junta General ya aprobó en 2013 una proposición no de ley para prohibir el fracking, un acuerdo que se elevó a nivel estatal. Los intentos de varias compañías para poner en marcha proyectos se fueron diluyendo en agua de borrajas. La propia Hunosa impulsó el plan Granda, y en su día hubo planes en hasta una veintena de concejos. Los costes y el clima de opinión desfavorable desaconsejaron seguir adelante con ellos. También la prohibición en países como Alemania y Francia. Pero el frente profracking ha vuelto a la carga. La empresa Shale Gas España cree que el área cantábrica podría producir el 15% del gas natural de todo el país, siguiendo el axioma que dice que donde hay carbón hay gas.
Empleo
María Jesús Gallego, presidenta de Shale Gas España pone números a esos argumentos. Todo un imán para ayuntamientos en crisis. La aportación potencial del fracking a la economía española equivaldría a la que genera todo el sector turístico: “Unos 40.000 millones”. Según Gallego, “el impacto sobre el empleo del fracking en España sería de 260.000, con un gran impacto en las comunidades locales”.
Y aporta más cifras: los ayuntamientos asturianos recibirían por cada pozo entre 300.000 y 600.000 euros en concepto de tasas e impuestos locales, más otros 125.000 euros en cánones por cada sondeo exploratorio. Además, hasta el 4% del gas no convencional iría repartido entre los municipios y comunidades autónomas en concepto de impuesto a la producción. Y las ventajas también irían a los propietarios de los terrenos, que recibirían el 1% de la producción, entre 2 y 4 millones de euros por emplazamiento.
Novedad
El geólogo José Antonio Sáenz de Santamaría, profesor de la Universidad de Oviedo, sostiene que la técnica de fracturación “no es nada novedosa, lleva practicándose desde comienzos del siglo XX en pozos convencionales sin que ello haya generado ningún tipo de rechazo. Es más, todos los pozos carboníferos son -en algún momento de su vida productiva- fracturados. De hecho, se estima que 10 millones de pozos han sido fracturados en el mundo”.
Sáenz de Santamaría afirma que “prohibir el fracking, es como prohibir la lamparoscopia, es prohibir una técnica, como de hecho se ha hecho en Galicia, donde la técnica de fracturación no tiene ninguna aplicabilidad para la extracción de gas ni hidrocarburos, pero donde sí hay grandes posibilidades para la geotermia, una energía limpia, rentable y respetuosa con el medio ambiente, pero que también usa de la técnica de la fracturación, motivo por el cual dicha fuente de energía ha sido desechada”. El profesor niega además todos los casos de contaminación constatados. “No ha habido ni un solo caso en todo el mundo. La producción de gas no convencional se desarrolla a profundidades de entre 2.000 y 4.000 metros, mientras que los acuíferos se encuentran a unas decenas de metros y raramente por debajo de los 200 metros”. También desdeña el impacto visual: “Es ridículo, un pozo tiene el tamaño de una persona”.
Para Sáenz de Santamaría, el fracking tiene también un componente de distribución de riqueza. Lo aliña así: “Ha traído la democratización de las fuentes de energía, pues se encuentra distribuida por todo el mundo, rompiendo los monopolios energéticos del que hasta ahora venían disfrutando determinadas zonas del planeta”. Gallego remata: "Nos encontramos ante una técnica limpia, segura y sobradamente testada, que permitiría explotar unas importantes reservas energéticas a día de hoy en desuso” como el carbón.
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