Qué esperar de las Bolsas tras la decisión de la Fed
Cristina Vallejo
La Reserva Federal norteamericana no subió los tipos de interés el jueves. Su presidenta, Janet Yellen, alegó varias razones para no hacerlo: los vientos desinflacionistas que vienen de China y que ponen en riesgo la actividad económica de EE.UU. También, la situación del mercado laboral americano: aunque la tasa de paro ha bajado mucho, a la Fed le preocupa que los salarios no suban y que aún haya mucha precariedad laboral.
La mayoría de los participantes en el mercado esperaban lo que terminó pasando. Las actas de la reunión anterior de la Fed lo habían avanzado y la inestabilidad posterior en los mercados a cuenta de las dudas sobre China hicieron que se incrementara la sospecha de que el precio del dinero se mantendría estable. Pese a todo, las especulaciones sobre la Fed inyectaron volatilidad y su decisión final, pese a ser la esperada, provocó bruscas caídas en las Bolsas e intensas entradas de dinero en la deuda. Quizás, como dice Jaume Puig, de GVC Gaesco, porque los inversores compraron con la expectativa y vendieron con la noticia. La negativa reacción en la Bolsa también pudo deberse al miedo a que lo que esconda la decisión final de la Fed sea que la situación económica global es en realidad peor de lo que se está estimando, máxime teniendo en cuenta que se une a declaraciones del BCE apuntando a más estímulos durante más tiempo en la zona euro.
Como señala Natalia Aguirre, de Renta 4, de las palabras de Yellen cabe concluir, por un lado, una interpretación positiva, focalizada en el ritmo pausado que va a imprimir a la subida de los tipos, pero también otra negativa, puesto que los inversores pueden interpretar que si la Fed no se atreve a elevar el precio del dinero es porque la economía mundial no es aún lo suficientemente fuerte como para soportar un endurecimiento monetario. Rosa Duce, de Deutsche Bank, dice que era una noticia descontada, aunque reconoce que quizás hubiera sentado mejor que hubiera subido tipos el jueves y hubiera avisado de que no habría más endurecimientos monetarios en 2015.
El riesgo de subir tipos
Según comenta Víctor Alvargonzález, de Tressis, si la Fed no subió tipos el jueves fue porque no quiso transmitir a los inversores que cambia la tendencia en política monetaria, porque entonces también podría cambiar la tendencia de las Bolsas. Antes de comunicar esa sensación, la institución necesita estar muy segura de que está tomando la decisión correcta. El riesgo de equivocarse es elevado. Por un lado, un endurecimiento monetario apresurado puede provocar movimientos peligrosos de flujos de dinero. Por otro lado, como apunta Duce, también preocupa que la Fed mantenga los tipos de interés bajos demasiado tiempo porque, de venir otra crisis por delante, no habría instrumentos de política monetaria para ayudar a la economía a remontar. Los ciclos económicos suelen durar siete años y EE.UU. comenzó a crecer en el año 2010. Puede estar cerca el próximo ciclo. Desde M&G, María Municchi, añade que ya algunos analistas han empezado a preguntarse si el riesgo reside en retrasar demasiado las subidas de tipos en lugar de en hacerlo demasiado pronto.
Pero Puig tranquiliza respecto a la salud de la economía global afirmando que la decisión de la Fed no se basó tanto en la macro como en los propios mercados. En su opinión, Yellen debería haber subido los tipos de interés y si no lo hizo fue por la volatilidad existente en los mercados: con estos mismos datos económicos y con menor nerviosismo en los activos financieros, la decisión de la Fed hubiera sido distinta. Tampoco Natalia Aguirre se muestra preocupada por la situación económica: «No creo que el ciclo global se haya parado». Rosa Duce, de todas maneras, espera que de aquí a final de año haya más volatilidad: por la Fed, porque sólo está retrasando, como dice Aguirre, una decisión inevitable; por China, porque irá publicando datos económicos a los que se prestará mucha atención; además de por la revisión del rescate griego que será entrado el otoño.
Respecto a la volatilidad que inyectará la Fed, puede haber repuntes en dos fechas diferentes: octubre y diciembre. Porque la institución no ha descartado que la subida de tipos pueda tener lugar en octubre, pese a que es una reunión tras la que no hay prevista una comparecencia que podría, de todas formas, según dijo Yellen, organizarse sobre la marcha. De hecho, Duce apuesta porque la subida de tipos tenga lugar en octubre, porque hacerlo en diciembre podría dañar la pretemporada de compras navideñas.
José Luis Martínez Campuzano, de Citi, no descarta que la subida de tipos se retrase a 2016. Y afirma que ello mejora las perspectivas de los mercados:_«Puede haber cierta desilusión ahora y se piense que algo va mal en la economía. Pero, en realidad, la Fed da tiempo a que se estabilicen los mercados».
Sobre todo, da más tiempo, como señala Rose-Marie Boudeguer, de Banca March, a que los países emergentes se preparen para un escenario de subidas de tipos, reduciendo su deuda externa, repagando emisiones y, sobre todo, evitando realizar emisiones en dólares.
La Fed da un respiro, por tanto, a los mercados emergentes. Y, de manera indirecta, también a mercados muy expuestos a ellos, como el español, como comenta Boudeguer. Es posible, dice la analista de Banca March, que se frene gracias a esta decisión la caída del real brasileño y ello ayude a mejorar el sentimiento respecto a las empresas expuestas al gigante latinoamericano. Por eso, según Martínez Campuzano, la Bolsa española sale doblemente beneficiada. Pero, como insiste Boudeguer, no se ha evitado la salida de capitales del mundo emergente, sino que sólo se ha pospuesto.
Un fin de año alcista
¿Entonces es de esperar que tras este primer shock bajista la Bolsa remonte? Los analistas son, en general, optimistas. Alberto Blasco, de Ibercaja, comenta que los que de verdad importan son los resultados empresariales, que están siendo buenos. En su opinión, hasta mediados de octubre, los mercados estarán huérfanos, pero a partir de ese momento, los indicadores deberían remontar al ritmo que las cuentas de las empresas marquen. En el caso del Eurostoxx 50, opina que podría cerrar el año entre los 3.500 y los 3.600 puntos. Duce muestra también su preferencia por las Bolsas europeas, que pueden subir un 10% de aquí a final de año.
En España, admite Blasco, hay más riesgo de volatilidad. Tanto por el desarrollo de los acontecimientos en Brasil, como por las citas electorales que hay por delante. En general, los expertos coinciden en que el Ibex-35 seguirá quedándose atrás respecto a otros indicadores por estas cuestiones, pese a lo cual Natalia Aguirre se declara más compradora que vendedora. Pero Blasco sólo tendría en cartera valores como Telefónica, Abertis, Repsol y Endesa. Jaume Puig confía en que el selectivo español puede realizar, de aquí a diciembre, una buena parte del recorrido que le queda hasta alcanzar la valoración que le sale sumando los precios objetivos de todas las compañías (13.250 puntos) y señala que podría terminar el año en algún punto entre los 11.000 y los 12.000 puntos.
Para Campuzano, el Ibex-35 tiene un potencial del 15% de aquí a doce meses. En cuanto a valores, Puig estima que sólo habría que excluir la inversión en Repsol y en la banca doméstica. Pero ve potencial en Santander, BBVA, Telefónica, Prosegur o Mapfre.
Quizás la Bolsa americana tenga peores perspectivas: según JP Morgan, aunque la Fed alega la volatilidad de los mercados para no subir tipos, cree que su indecisión puede contribuir a elevarla específicamente en Wall Street.
La mayoría de los participantes en el mercado esperaban lo que terminó pasando. Las actas de la reunión anterior de la Fed lo habían avanzado y la inestabilidad posterior en los mercados a cuenta de las dudas sobre China hicieron que se incrementara la sospecha de que el precio del dinero se mantendría estable. Pese a todo, las especulaciones sobre la Fed inyectaron volatilidad y su decisión final, pese a ser la esperada, provocó bruscas caídas en las Bolsas e intensas entradas de dinero en la deuda. Quizás, como dice Jaume Puig, de GVC Gaesco, porque los inversores compraron con la expectativa y vendieron con la noticia. La negativa reacción en la Bolsa también pudo deberse al miedo a que lo que esconda la decisión final de la Fed sea que la situación económica global es en realidad peor de lo que se está estimando, máxime teniendo en cuenta que se une a declaraciones del BCE apuntando a más estímulos durante más tiempo en la zona euro.
Como señala Natalia Aguirre, de Renta 4, de las palabras de Yellen cabe concluir, por un lado, una interpretación positiva, focalizada en el ritmo pausado que va a imprimir a la subida de los tipos, pero también otra negativa, puesto que los inversores pueden interpretar que si la Fed no se atreve a elevar el precio del dinero es porque la economía mundial no es aún lo suficientemente fuerte como para soportar un endurecimiento monetario. Rosa Duce, de Deutsche Bank, dice que era una noticia descontada, aunque reconoce que quizás hubiera sentado mejor que hubiera subido tipos el jueves y hubiera avisado de que no habría más endurecimientos monetarios en 2015.
El riesgo de subir tipos
Según comenta Víctor Alvargonzález, de Tressis, si la Fed no subió tipos el jueves fue porque no quiso transmitir a los inversores que cambia la tendencia en política monetaria, porque entonces también podría cambiar la tendencia de las Bolsas. Antes de comunicar esa sensación, la institución necesita estar muy segura de que está tomando la decisión correcta. El riesgo de equivocarse es elevado. Por un lado, un endurecimiento monetario apresurado puede provocar movimientos peligrosos de flujos de dinero. Por otro lado, como apunta Duce, también preocupa que la Fed mantenga los tipos de interés bajos demasiado tiempo porque, de venir otra crisis por delante, no habría instrumentos de política monetaria para ayudar a la economía a remontar. Los ciclos económicos suelen durar siete años y EE.UU. comenzó a crecer en el año 2010. Puede estar cerca el próximo ciclo. Desde M&G, María Municchi, añade que ya algunos analistas han empezado a preguntarse si el riesgo reside en retrasar demasiado las subidas de tipos en lugar de en hacerlo demasiado pronto.
Pero Puig tranquiliza respecto a la salud de la economía global afirmando que la decisión de la Fed no se basó tanto en la macro como en los propios mercados. En su opinión, Yellen debería haber subido los tipos de interés y si no lo hizo fue por la volatilidad existente en los mercados: con estos mismos datos económicos y con menor nerviosismo en los activos financieros, la decisión de la Fed hubiera sido distinta. Tampoco Natalia Aguirre se muestra preocupada por la situación económica: «No creo que el ciclo global se haya parado». Rosa Duce, de todas maneras, espera que de aquí a final de año haya más volatilidad: por la Fed, porque sólo está retrasando, como dice Aguirre, una decisión inevitable; por China, porque irá publicando datos económicos a los que se prestará mucha atención; además de por la revisión del rescate griego que será entrado el otoño.
Respecto a la volatilidad que inyectará la Fed, puede haber repuntes en dos fechas diferentes: octubre y diciembre. Porque la institución no ha descartado que la subida de tipos pueda tener lugar en octubre, pese a que es una reunión tras la que no hay prevista una comparecencia que podría, de todas formas, según dijo Yellen, organizarse sobre la marcha. De hecho, Duce apuesta porque la subida de tipos tenga lugar en octubre, porque hacerlo en diciembre podría dañar la pretemporada de compras navideñas.
José Luis Martínez Campuzano, de Citi, no descarta que la subida de tipos se retrase a 2016. Y afirma que ello mejora las perspectivas de los mercados:_«Puede haber cierta desilusión ahora y se piense que algo va mal en la economía. Pero, en realidad, la Fed da tiempo a que se estabilicen los mercados».
Sobre todo, da más tiempo, como señala Rose-Marie Boudeguer, de Banca March, a que los países emergentes se preparen para un escenario de subidas de tipos, reduciendo su deuda externa, repagando emisiones y, sobre todo, evitando realizar emisiones en dólares.
La Fed da un respiro, por tanto, a los mercados emergentes. Y, de manera indirecta, también a mercados muy expuestos a ellos, como el español, como comenta Boudeguer. Es posible, dice la analista de Banca March, que se frene gracias a esta decisión la caída del real brasileño y ello ayude a mejorar el sentimiento respecto a las empresas expuestas al gigante latinoamericano. Por eso, según Martínez Campuzano, la Bolsa española sale doblemente beneficiada. Pero, como insiste Boudeguer, no se ha evitado la salida de capitales del mundo emergente, sino que sólo se ha pospuesto.
Un fin de año alcista
¿Entonces es de esperar que tras este primer shock bajista la Bolsa remonte? Los analistas son, en general, optimistas. Alberto Blasco, de Ibercaja, comenta que los que de verdad importan son los resultados empresariales, que están siendo buenos. En su opinión, hasta mediados de octubre, los mercados estarán huérfanos, pero a partir de ese momento, los indicadores deberían remontar al ritmo que las cuentas de las empresas marquen. En el caso del Eurostoxx 50, opina que podría cerrar el año entre los 3.500 y los 3.600 puntos. Duce muestra también su preferencia por las Bolsas europeas, que pueden subir un 10% de aquí a final de año.
En España, admite Blasco, hay más riesgo de volatilidad. Tanto por el desarrollo de los acontecimientos en Brasil, como por las citas electorales que hay por delante. En general, los expertos coinciden en que el Ibex-35 seguirá quedándose atrás respecto a otros indicadores por estas cuestiones, pese a lo cual Natalia Aguirre se declara más compradora que vendedora. Pero Blasco sólo tendría en cartera valores como Telefónica, Abertis, Repsol y Endesa. Jaume Puig confía en que el selectivo español puede realizar, de aquí a diciembre, una buena parte del recorrido que le queda hasta alcanzar la valoración que le sale sumando los precios objetivos de todas las compañías (13.250 puntos) y señala que podría terminar el año en algún punto entre los 11.000 y los 12.000 puntos.
Para Campuzano, el Ibex-35 tiene un potencial del 15% de aquí a doce meses. En cuanto a valores, Puig estima que sólo habría que excluir la inversión en Repsol y en la banca doméstica. Pero ve potencial en Santander, BBVA, Telefónica, Prosegur o Mapfre.
Quizás la Bolsa americana tenga peores perspectivas: según JP Morgan, aunque la Fed alega la volatilidad de los mercados para no subir tipos, cree que su indecisión puede contribuir a elevarla específicamente en Wall Street.
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