lunes, 29 de enero de 2024
El Asturcón, esi * Pufu * DE 60 mm De Euros.....
Un operario cuida de los caballos del servicio de hipoterapia, los únicos que continúan en el centro municipal. MARIO ROJAS
El Asturcón, sin proyecto firme 25 años después
El hípico de Oviedo, inaugurado en 1999 y remunicipalizado el año pasado, puede recuperar su actividad si aparecen empresas interesadas en el contrato de gestión
SUSANA NEIRA
OVIEDO.
Lunes, 29 de enero 2024, 01:45
Casi ocho años después del cierre oficial y camino de los veinticinco desde su apertura -el próximo septiembre-, El Asturcón continúa buscando una salida. Una solución para la instalación de 300.000 metros cuadrados -más del doble que La Vega- a los pies del Naranco, ya en el límite con Llanera -casi media hora de coche desde el centro de Oviedo-, que anhela ahora recuperar la actividad hípica, sólo limitada a la hipoterapia. De momento, todo parece cuesta arriba: un año después de dar los primeros pasos para remunicipalizar el servicio, el gobierno local pospone sacar a concurso el contrato de gestión -ninguna empresa ha salido públicamente a mostrar su interés- y en los presupuestos locales de este año tampoco figura una partida específica de los 5,65 millones de inversión anunciados para adecentar y adaptar un complejo en continuo deterioro.
El centro hípico fue otro de los grandes anuncios de Gabino de Lorenzo. En 1997. Unos años antes, Oviedo había concedido los terrenos del antiguo matadero, donde se celebraban concursos de salto de caballos, para edificar el centro comercial Los Prados. Y cuando nadie lo esperaba, el popular, fiel a su estilo, soltó el anuncio en prensa. Las críticas de la oposición llegaron incluso más rápido que la primera piedra: vinculaban el hípico con la afición y negocios del popular con los caballos; luego, ya abierto, que los boxes estaban llenos porque vendía caballos -la Fiscalía siempre archivó las causas-.
La extinta sociedad municipal Gesuosa se encargó de unas obras que amontonaron problemas desde del inicio. El hípico, con un presupuesto inicial de 2,4 millones de euros, carecía de proyecto y permisos. En enero de 1999, el presupuesto ya se multiplicada por cinco; al inaugurarse, por doce, hasta los 24 millones de euros.
Cuando abrió sus puertas, el recinto había crecido en metros: un picadero cubierto, una pista de ochenta por cuarenta metros con gradas para 1.200 personas, una pista más verde y otra de arena con gradas para otras 2.000 personas y una pista de velocidad y radios de giro que no alcanzó la velocidad para obtener la categoría de hipódromo, entre otras. Pero carecía de servicios básicos como el agua o los accesos. Enrique Saiz, que fue portavoz de la plataforma de afectados por el cierre en 2016, recuerda que El Asturcón se ideó «para ser un referente de las carreras de caballos en las apuestas 'online', pero cambió la legislación y se suprimieron, sólo quedó como excepción Las Mestas».
El proyecto, asegura, también tenía fallos de calado: «No respondía a las necesidades. Entre los boxes y el picadero cubierto tenías que recorrer casi medio kilómetro, y cuando llovía o diluviaba era un suplicio». A pesar de todo, aunque se llegaron a organizar concursos de saltos nacionales e internacionales y los 410 boxes estaban llenos, «aquello no terminaba de cuajar». Incluso a pesar de que el Ayuntamiento subvencionaba dos tercios de su coste. Los problemas se fueron enlazando: necesidad de obras, la primera empresa que se hizo cargo tras privatizarlo, FCC, lo dejó al poco, y con la segunda, Urbaser, se destaparon en 2010 varios casos de desnutrición de caballos... «Las escuelas tampoco funcionaron nunca en condiciones, todo era gratis y no se valoraba», añade Saiz.
Agustín Iglesias Caunedo también intentó mejorar la situación durante su paso por la Alcaldía. Sacó de nuevo a concurso el contrato y quedó desierto. Se vio obligado a prorrogarlo. «Se mostró, con gobiernos del PP y el PSOE, que El Asturcón nadie lo quería ni regalado», zanja el socialista Wenceslao López, regidor durante los años de gobierno del tripartito, entre 2015 y 2019. En su opinión, «es un negocio que nació muerto», con «una ubicación que no es estratégica y fuera de tamaño, y unos costes fijos inasumibles», sentencia.
Y que suponía una fuga de dinero municipal, de unos 1,2 millones de euros anuales: «Igual a día de hoy lo gastado supera los 60 millones». No salieron adelante los planes con el Real Oviedo, ni con la Federación Española de Tenis, ni la propuesta del tripartito de aprovechar su cercanía al Naranco y a la orilla del río Nora como un espacio multidisciplinar para la naturaleza. Con la intención de convertir «una barbaridad en una oportunidad», se reunió «con todos». Y nada. Imposible. Ni ofreciendo incluso una ampliación de terrenos salió un interesado.
Los usuarios intentaron batallar, proponer cambios en la gestión, pero no fraguó: «Entendíamos la postura del Ayuntamiento de que aquello no podía ser e incluso proponíamos que funcionara como la Ciudad del Caballo, pagando por utilizar los boxes y el resto de gastos a nuestro cargo», recuerda Saiz, pero tampoco se logró. El 30 de abril de 2016, ya en horas bajas, cesó la actividad. «Nosotros lo cerramos físicamente, pero ya estaba cerrado», sostiene López. Sólo quedó una parte para uso de la Asociación de Equitación Positiva, a quien el Ayuntamiento concede una subvención y cede las instalaciones. Durante un tiempo fue el centro de operaciones de los planes de empleo, ahora ya no. Sí ha abierto puntualmente para alguna prueba y para la feria ganadera de La Ascensión. Mantener lo que hay también cuesta un pastón: el gasto de seguridad, las facturas de los servicios...
El actual alcalde, Alfredo Canteli, visitó las instalaciones a los cuatro meses de coger el bastón de mando y reconoció que «se le cayó el alma a los pies». Se comprometió entonces a buscar una solución y comenzó los contactos. Dijo que había oídos receptores pero nunca se supo con certeza quién.
En mayo del pasado año, el gobierno local aprobó la memoria de remunicipalización de la actividad ecuestre argumentado que la reapertura «va a generar para el municipio beneficios tanto directos como indirectos». Ahora queda licitar el anunciado contrato. Consiste en que el Ayuntamiento saca a concesión las instalaciones para que sea una empresa privada la encargada de gestionarlas durante otros veinticinco años. A cambio, se compromete a conceder una subvención de 600.000 euros anuales durante ese cuarto de siglo y a invertir en mejoras 5,65 millones de euros. De momento, sigue a la espera de un proyecto en firme.
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