José Luis Martínez-Almeida y Florentino Pérez se saludan durante un encuentro en mayo de 2022. / Miguel J. Berrocal (Ayuntamiento de Madrid).
José Luis Martínez-Almeida y Florentino Pérez se saludan durante un encuentro en mayo de 2022. / Miguel J. Berrocal (Ayuntamiento de Madrid). En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí Los vecinos de los alrededores del estadio Bernabéu ya estábamos acostumbrados, no nos quedaba otro remedio, a los inconvenientes que se derivan de la celebración de espectáculos deportivos, con el consiguiente corte de calles, privación arbitraria de espacios de aparcamiento y algaradas de grupos de aficionados antes y después de cada partido. La anterior Corporación municipal autorizó aumentar desmesuradamente el volumen del recinto construyendo una envoltura metálica, pero imponiendo la reserva del espacio de la derruida Esquina del Bernabéu a zona ajardinada. Hemos soportado durante cuatro años y medio unas obras que al parecer están a punto de finalizar. La ampliación se ha hecho a costa de la ocupación gratuita de espacios públicos en detrimento de la viabilidad y, sobre todo, con unos vuelos desmesurados que constituyen una verdadera usurpación, por supuesto sin violencia física, de espacios sobre suelo público. Cuando pensábamos que todo se limitaría a esta colosal ampliación del estadio, el actual Ayuntamiento ha proyectado, en la más absoluta ilegalidad, la construcción de dos macroaparcamientos de casi 2.000 plazas y un túnel de unos 650 metros y gálibo suficiente para camiones, que tienen sometida a autorización previa su circulación por la ciudad de Madrid. El túnel comunicará el Paseo de la Habana con la calle Padre Damián, con salida en los alrededores de los numerosos colegios de esta zona, a los que acuden unos cinco mil niños, y niñas, concediéndole generosamente su explotación, durante cuarenta años, al Real Madrid. Si el sentido común o los jueces no lo remedian, se va a consumar uno de los mayores atentados urbanísticos que se han vivido en la ciudad de Madrid. Por circunstancias del destino y desde hace muchísimos años, el Estadio Santiago Bernabéu, uno de los mayores del mundo, se encuentra ubicado en el eje del núcleo central del Paseo de la Castellana. Además, está prevista la celebración de magnos eventos musicales durante todo el año. Imagínense ustedes que la alcaldía de París cediese gratuitamente terreno público de la emblemática Avenida de los Campos Elíseos para que el club de fútbol Paris Saint Germain se beneficiase y especulase con la construcción de un estadio de fútbol. Los grandes estadios situados en los centros de las ciudades suponen un grave riesgo, sobre todo a la hora de desalojarlos. Hasta ahora, la política de seguridad que se ha adoptado, con todos los inconvenientes que hemos relatado, sigue las directrices que aconsejan la racionalidad y el sentido de la responsabilidad. Como sucede en Londres, en otras ciudades del Reino Unido y en otros países, se corta y dificulta el acceso de los automóviles en varios metros a la redonda para que los espectadores puedan desalojar, lo más rápidamente posible, los alrededores del estadio después de la finalización de los eventos. Aquí, sin embargo, se opta por un modelo de formidable atracción del tráfico privado, a lo que el Ayuntamiento llama “templar el tráfico”, un eufemismo que recuerda aquella estrategia de George W. Bush de talar bosques para protegerlos. Nos parece un proyecto aberrante que es difícil que sea entendido en ningún lugar del mundo y que además puede tener serias consecuencias para los vecinos, el comercio, la seguridad e integridad física de las personas que acuden a los espectáculos. La decisión de construir el túnel, además de disparatada, choca con las leyes de la física, ya que las dimensiones actuales del Paseo de La Habana no permiten semejante barbaridad si no es a costa de colapsar una vía principal que ya han reducido en un carril. El túnel se ha diseñado exclusivamente para dar acceso, como ya hemos dicho, a un aparcamiento subterráneo que el Ayuntamiento ha concedido generosamente al Real Madrid para su explotación durante cuarenta años, financiando con dinero público a una entidad deportiva. Al parecer, nadie ha calculado los efectos de continuas inundaciones que pueden resultar peligrosas, ya que en esa zona confluyen pendientes que, en los días de lluvia, se convierten en corrientes de agua, algunas veces de gran intensidad. Si se consuma la tropelía, junto con la previsión de otro gigantesco aparcamiento subterráneo en la zona del Paseo de la Castellana, provocará, sin duda, complicaciones que creemos que se deben evitar antes de que haya que lamentar graves consecuencias. No se ha elaborado un proyecto de impacto ambiental ni se ha consultado a la Delegación del Gobierno y Protección Civil sobre los riesgos que se generan por el acceso de unos 80.000 espectadores haciéndolos coincidir con miles de vehículos. El desalojo de los monstruosos aparcamientos se puede demorar más de dos horas con el consiguiente riesgo para la integridad física de los que se ven atrapados en el macroaparcamiento con los motores en marcha hasta que les toque el turno de salir a la superficie. No se ha elaborado un proyecto de impacto ambiental ni se ha consultado a la Delegación del Gobierno y Protección Civil sobre los riesgos que se generan Se trata de un aparcamiento con unas características inéditas. Va a tener una pendiente del 16% y un gálibo semejante al de una estación de autobuses para que puedan entrar los camiones que transportan el material necesario para instalar los escenarios de los grandes eventos musicales y, al mismo tiempo, para que accedan los que gozan del privilegio de asistir al partido en su condición de VIP o quieran realizar el famoso Tour del Bernabéu que, reconozcámoslo, atrae más visitantes que el Museo del Prado. Cuando se le puso de manifiesto toda esta pléyade de inconvenientes al concejal Borja Carabantes no se le ocurrió más brillante idea que sugerir la tala de 97 árboles (resulta obsesiva la furia arboricida de este alcalde y sus concejales) para reducir la acera, que ya en el momento actual es estrecha, para hacerla más angosta en detrimento de los peatones. Los vecinos de los alrededores y del eje del Paseo de la Castellana nos veremos afectados por un proyecto especulativo y temerario. Los vecinos de las casas colindantes con los fondos norte y sur (calles Rafael Salgado y Concha Espina) son las más afectadas. Al abrir la ventana, su vista choca con una mole metálica (por cierto, horrorosa), a unos treinta metros de distancia que da la sensación de estar enjaulados. Antes de que se consume el disparatado proyecto del aparcamiento y el túnel del Paseo de la Habana, dos asociaciones de vecinos han acudido a los tribunales para que paralicen el proyecto, por la vía contencioso-administrativa sin descartar la posible comisión de un delito urbanístico. Nos hemos dirigido a la Comisión Europea, que ha admitido a trámite la denuncia presentada por la construcción del túnel y los aparcamientos, denuncia basada en la vulneración de las normas medioambientales y en la utilización de recursos públicos, para fines privados. Nos atrevemos a pedir a los protagonistas de este despropósito, Ayuntamiento y Real Madrid, que reflexionen sobre el impacto y los peligros que entraña y lo retiren antes de que se consume uno de los mayores atentados urbanísticos de nuestra ciudad. Como ciudadanos y vecinos tenemos derecho a que se respeten nuestros derechos constitucionales a disfrutar de un medio ambiente adecuado y una calidad de vida que no se vea agredida con actividades molestas, peligrosas e insalubres, motivadas por intereses puramente especulativos. ------------------ José Antonio Martín Pallín y José Hernández García. Abogados y vecinos del Estadio Bernabéu.
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