Todos los gastos generados por estas viviendas, como los de comunidad e IBI, correrán a cuenta del Ayuntamiento, que también tendrá capacidad para gestionarlos durante los cuatro años de legislatura. La oferta ha sido puesta sobre la mesa, tras dos meses de negociaciones, por la mayoría de grandes entidades, según recalca la concejal de Derechos Sociales y responsable de las negociaciones por parte del Ayuntamiento, Marta Higueras. Una acción que los diferentes bancos encuadran, según coinciden en señalar, dentro de su compromiso con la responsabilidad social corporativa.
Las negociaciones con las entidades se están llevando a cabo de manera individual y, como explica Higueras, todavía es pronto para dar cifras porque el Ayuntamiento necesita primero contar con un censo, que precise la localización, el número y el tipo de vivienda, para presupuestar la operación. Desde las entidades demandan que el consistorio priorice el uso de viviendas en manos de la Empresa Municipal de Vivienda (EMV), pero la concejal argumenta que las viviendas de protección oficial tienen un régimen diferente y que se regulan por un programa específico. “Otra cosa es que, para casos de emergencia, la EMV nos las preste, pero no son las viviendas que podemos poner a disposición de personas que hayan sufrido un desahucio”, añade la edil.
Las entidades financieras llevan varios años negociando con las diferentes Administraciones soluciones habitacionales para aquellas personas en riesgo de exclusión, conscientes del drama social que supone y del daño reputacional que les genera. En esta línea, hace dos años pusieron a disposición del Ministerio de Economía un parque de 6.000 viviendas, de las que todavía están libres cerca de 3.500, y hace un año flexibilizaron los criterios para poder acudir a este fondo social. Sin embargo, a diferencia de lo visto entonces, cuando todas las entidades respondieron como una sola voz a la propuesta del Ministerio de Luis de Guindos, en esta ocasión, las negociaciones se están llevando de manera individual, lo que hace que, al menos por el momento, el análisis que efectúa cada entidad sobre cómo vehiculizar una solución concreta para Madrid difiera de unos bancos a otros.
Una importante diferencia entre el planteamiento del consistorio de Manuela Carmena y el Fondo Social de Economía es que este segundo se ciñe a familias que, ante la imposibilidad de seguir pagando la hipoteca, o por haber avalado a sus hijos con su propia vivienda, se quedaban sin hogar al ser embargadas. Ahora, en cambio, la solución que está tratándose de crear desde el Ayuntamiento se abre también a aquellas personas que vivían de alquiler y que han sido desahuciados al no poder hacer frente a la renta, sin importar si el casero era un particular o una entidad financiera.
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