jueves, 3 de septiembre de 2015

La independencia de Carmena...

La gestación de Ahora Madrid fue un proceso tedioso en el que no faltaron las discrepancias entre Ganemos y Podemos, llegándose a producir varios desencuentros que estuvieron a punto de romper un acuerdo que se resistió desde el principio. A pocos días del límite para registrar la candidatura se selló el esperado pacto, pero la diferencia de criterios se mantuvo en cuestiones trascendentales como la fórmula elegida para celebrar las primarias. Todas las dificultades surgidas por el camino fueron salvándose, no sin dejar conflictos subterráneos, y haciendo de la necesidad virtud la candidatura unitaria consumó su éxito conquistando la alcaldía. Ahora, Manuela Carmena reivindica con una inusitada insistencia su independencia de Podemos, con quien no hará campaña, y las diferencias entre Ganemos y Podemos vuelven a estar sobre la mesa.
La composición de las listas y el modelo de primarias mediante el que se elegirán las vocalías vecinales en las Juntas de Distrito (nueve representantes por cada uno de los 21 distritos) ha sido uno de los principales puntos de desencuentro durante las últimas semanas. El pasado 25 de agosto era la fecha tope comprometida para aprobar el reglamento, y la falta de acuerdo podría retrasar el nombramiento de las vocalías distritales, previsto para finales de septiembre. Con todo, la descentralización de Ahora Madrid por los barrios mediante mesas distritales se está viendo frenada por las diferencias entre círculos de Podemos y asambleas de barrio de Ganemos, una de las causas soterradas que han estancado el proceso para la elección de las vocalías vecinales en las Juntas de Distrito.
La regidora Manuela Carmena siempre insistió en su condición de independiente, no solo de Podemos sino también de Ganemos, al no militar formalmente en ninguna de las dos organizaciones y sumarse como cabeza de lista de Ahora Madrid solo cuando el proceso ya estaba muy avanzado, incluso en lo que a líneas programáticas se refiere. Si bien, encabezó las primarias en la lista avalada por la ejecutiva local de Podemos, acompañada de Nacho Murgui Rita Maestre, miembro de la ejecutiva estatal de Podemos y portavoz municipal.
Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, en la investidura de Manuela Carmena. (EFE)
Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, en la investidura de Manuela Carmena. (EFE)
El imprescindible aval de Pablo Iglesias a la candidata, tanto en las primarias internas como posteriormente durante la campaña electoral, benefició a ambos por igual. Podemos se ha reapropiado del éxito de la candidatura en Madrid, haciéndolo propio y confiándose a este y otros “ayuntamientos del cambio” como lanzadera para las elecciones generales, el objetivo último de la formación morada. Sin embargo, Carmena ha querido resaltar durante la última semana que sus vínculos con la formación morada son “muy ligeros, casi inexistentes”, dando síntomas de haberse cansado ya de pagar el favor.
Tras confirmar que no haría compaña por Podemos, la regidora volvió a insistir ayer en una entrevista en 'Más de Uno', de Onda Cero, que no tiene nada que ver con la formación de Pablo Iglesias. “En mi equipo hay gente de Podemos que es muy válida y que están como personas, no como participantes de un partido”, espetó. Por el contrario, la alcaldesa sí reivindicó su interés por mantener un diálogo más constante y una cooperación institucional con otros “alcaldes del cambio”, principalmente con Ada Colau. De hecho, fue la segunda regidora en recoger el guante lanzado por su homóloga barcelonesa para crear una red de ciudades-refugio para acoger a inmigrantes y demandantes de asilo. Este mismo viernes ambas regidoras mantendrán un encuentro institucional y participarán en el encuentro 'Ciudades por el Bien Común' junto a sus homólogos de A Coruña, Cádiz, Zaragoza o Pamplona.

Escaparate institucional

El portazo de Carmena a Iglesias en las generales pone fin a las rentas de Podemos, cuyo principal escaparate institucional a día de hoy son las grandes ciudades gobernadas por candidaturas unitarias en las que participó. Una emancipación que ya se hacía presagiar escasos días antes de las elecciones, cuando la actual alcaldesa aseguraba en una entrevista a El Confidencial“Me siento distanciada de todos los partidos, también de Podemos”. Entonces ya insistía en que no dejaría que Pablo Iglesias decidiese qué hacer en Madrid si su candidatura no alcanzaba la mayoría holgada, en referencia a los pactos poselectorales. “No somos Podemos”, sentenciaba.
Encuentro entre Manuela Carmena y Pablo Iglesias el pasado 10 de julio. (EFE)
Encuentro entre Manuela Carmena y Pablo Iglesias el pasado 10 de julio. (EFE)
En la misma noche electoral del pasado 24M, Ahora Madrid y Podemos ya marcaron distanciassiguiendo los resultados por separado y celebrándolos en distintos enclaves. Un hecho que no impidió al líder de Podemos improvisar su irrupción en el escenario de la candidatura municipalista para conseguir hacerse la foto con la candidata revelación. Tampoco faltó a su investidura, aunque en esta ocasión tuvo que compartir protagonismo con el resto de líderes de partidos integrados en la candidatura, como Alberto Garzón de IU oJuan López de Uralde de Equo.
Las diferencias entre ambos proyectos políticos son notables, tanto en lo organizativo como en lo estratégico y político, si bien comparten un objetivo común. La filosofía quincemayista impregna a estas candidaturas, que apuestan por la horizontalidad y su configuración en movimiento partido, con un destacado peso de la ciudadanía. En cambio, Podemos aboga por una estructura más vertical, con una dirección rígida que marca la toma de decisiones y la hoja de ruta. En definitiva, se confronta por un lado el modelo de movimiento-partido, aunque con líderes, frente al de partido a secas, con dirigentes.
En las últimas semanas, Podemos ha reforzado su asociación con estas candidaturas municipalistas con vistas a sumarlas a la precampaña de las generales, pero Carmena ha decidido dar la espalda. Una actitud a la que restan importancia desde la formación morada, explicando que se trata de una política independiente y que desde el principio así lo manifestó. Una condición que comparten todos los regidores de las grandes ciudades llamadas del cambio a excepción del de Cádiz.

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